Hace unos días terminé de leer 2222, de P. L. Salvador. Y, como la novela se ha empeñado en hacerme pensar y ha mantenido su inmersión más allá del punto y final, traigo aquí un artículo-reseña personal y subjetivo. La reseña es inofensiva en tanto que no tiene destripes (o spoilers para los que gusten del término inglés), pero si queréis que dialoguemos sobre ella, nos vemos en los comentarios, ahí sí, sin filtros ni cautelas.

Título: 2222
Autor: P. L. Salvador
Editorial Pez de Plata, año 2017
104 páginas en versión impresa, o 2 horas y 43 minutos en audiolibro
Descubrimiento
Llegué a 2222 en el verano de 2025. Quería una novela de ciencia ficción española en audiolibro que me acompañara en mis paseos nocturnos. Mejor si no era demasiado larga. Abrí Nextory. Su catálogo de ciencia ficción tiene lagunas y en ocasiones he echado en falta muchos buenos clásicos del género. Pero hay que reconocer que lo alimentan constantemente y esperaba encontrar algo nuevo. Entre los títulos que me ofreció la búsqueda, apareció 2222. No conocía al autor, sí a la editorial Pez de Plata. Aquello era un audiolibro de ciencia ficción en español y su duración, contenida en menos de tres horas, adecuada para terminar en dos o tres paseos. Así, pulsé el triángulo de play.
Sinopsis
Imagínate en el año 2222. Imagina un planeta superpoblado donde convivimos con robots, aeronaves personales y androides de todo tipo. Como somos demasiados, los elementos deletéreos lo tienen fácil. Lo que antes mataba a seis personas, ahora mata a seis mil. Imagina cuánto paro habrá. Cuánta insatisfacción. Imagina hambrunas, hacinamiento, epidemias, catástrofes naturales… ¿Todavía crees en la humanidad? Piénsalo.
Ahora imagina una casa de campo y un grupo de personas que quieren vivir al margen de la sociedad. Imagina que eres una de esas personas. Visualízate. Si ya te ves dentro de esta historia, responde a la pregunta que la inicia: «Imagina un mundo mejor. ¿Qué añadirías? ¿Qué quitarías? Piénsalo bien».
Mi lectura
Este libo me ha acompañado durante tres días de primeros de agosto. Es una novela de ciencia ficción ambientada en el año 2222. Aunque creo que el título no se refiere solamente al año.
¿Entonces a qué?
A las parejas. Las parejas reales, las parejas potenciales, que se crean entre los personajes que comparten una especie de comuna futurista, tecnológica e intelectual, pero absolutamente cercana y natural para un lector actual. 2222 trata también de parejas por los narradores que usa, siempre en primera persona con el rol de alguno de los protagonistas, por lo que las relaciones entre personajes se desarrollan con ese punto de vista de binomios yo-tú (a veces, de yo-vosotros) que ocurre en este tipo de narradores. Por supuesto, esta es mi interpretación, que puede coincidir o no con la intención del autor al titular así su novela.
2222 se ambienta en un futuro superpoblado y en el que la sociedad está al borde del colapso. Se construye, por lo tanto, sobre una premisa típica de la ciencia ficción. Pero donde 2222 brilla es en lo atípico. Elige un punto de vista enfocado en unos pocos personajes y sus conflictos. Los grandes acontecimientos suceden en segundo plano. Y eso es un acierto. Por supuesto que me hubiera gustado saber más de la trama geopolítica y las conspiraciones que mueven los hilos, pero entonces la novela sería otra cosa, interesante también, pero tal vez con menos encanto. Esto me gusta, nos demuestra la versatilidad de la ciencia ficción, cómo es un género que admite una gran originalidad mucho más allá de una cierta premisa o un «novum» ya utilizados. También, el foco puesto en los diarios de los personajes, en su propia narración subjetiva, es un gran acierto de la novela, que consigue así plantear varias preguntas profundas, interesantes, y exponer las diferentes respuestas de cada personaje sin caer en la imposición de moralejas o grandes respuestas categóricas. Porque, si hay un objetivo en 2222, no es el de dar respuestas, sino el de plantear preguntas. El personaje de la ginoide -o androide femenina- Kest me parece, en este sentido, muy rico. Amplía el foco de temas planteados, de posibles reflexiones. Tantas que, quizá, las 104 páginas (o las menos de tres horas de duración en audio) se quedan cortas. Pero para los que nos gusta el café con mucho sabor, bien cargado y sin aguar, eso está bien. Y, caramba, que no puedo resistirme, me ha atraído irremediablemente la ginoide Kest y su evolución: he disfrutado muchísimo buscando paralelismos con Ada, la autómata que mueve gran parte de la trama en mi libro Estrella blanca, estrella roja.
El estilo de 2222 es directo, atípico, se apoya mucho en la elipsis, en lo que se omite, y eso le da a la lectura un grado más de dificultad, pero también de estímulo. Uno como lector tarda varios capítulos en hacer pie hasta que, una vez encajadas las piezas maestras, seguir con el puzle que plantea la narración se convierte en una gozada. Pero no temas, en esta novela «varios capítulos» no implica esperar mucho: son brevísimos y ágiles.
A destacar, también, el pequeño juego metaliterario que plantea. Presente y aflorado como para que lo apreciemos los lectores que, como yo, disfrutamos de estos guiños. Pero suficientemente contenido como para que la experiencia lectora de alguien que prefiera centrarse en la novela sin mirar hacia los lados la disfrute sin demasiadas interferencias.
Hay algo más que quiero contarte de 2222, algo que me encanta. Es ciencia ficción en español, pero no solo porque el autor sea de Valencia, o la editorial de Oviedo. También porque los escenarios de la novela transcurren en España, en lugares a los que tengo cariño, como Calpe. Realmente, la novela funcionaría exactamente igual de bien si se hubiera ambientado en Estados Unidos. O casi tan bien, porque el temple de algunos personajes se me antoja más acorde con lo mediterráneo que con lo norteamericano. Y, caramba, que la ambientación mediterránea contribuye a la originalidad, claro que sí.
¿Te lo recomiendo?
Sí, te recomiendo leer 2222 de P. L. Salvador.
Si eres fan de la ciencia ficción, te lo recomiendo. Aunque la premisa no resulte rompedora, la forma de narrar, los puntos de vista y el abanico de preguntas que despliega son más que suficientes para un disfrute pleno.
Si no eres fan de la ciencia ficción, te lo recomiendo. Encontrarás algunos momentos perturbadores, pero no diría que es un libro complejo, no plantea verdaderas dificultades para el lector en cuanto a entender conceptos científicos o tecnológicos. Si la lectura presenta algún reto, no es por la ciencia ficción, y en cualquier caso no hablaría de lectura difícil, sino de estimulante.
Si no tienes costumbre de escuchar audiolibros, te recomiendo que lo leas en papel. Recuerdo que hace años, cuando escuché mis primeros audiolibros, me costaba alcanzar el mismo nivel de concentración y disfrute que conseguía con naturalidad en la lectura impresa del papel o del ebook. Hoy por hoy, muchos audiolibros después, me he acostumbrado a ellos y consigo una inmersión tan fuerte en audio como en lectura tradicional. En el caso de 2222, el número de personajes es alto y sus nombres, extraños. Ese puntito de concentración que exige la novela puede ser un pequeño inconveniente si acabas de empezar con los audiolibros o te cuesta más concentrarte en el oído que en la vista.
Enlaces para saber más:
Sobre el autor: https://plsalvador.blogspot.com/
El libro en la editorial: https://editorialpezdeplata.com/coleccion-narrativa-pez-de-plata/22-2222-9788494696220.html
Qué es un tataradeudo, que reconozco que yo no lo sabía antes de leer esta novela: https://dle.rae.es/tataradeudo
Te leo en los comentarios. Y si quieres leerme tú a mí, te regalo un ebook aquí.

Escuchar no es lo mismo que leer, el disfrute es otro, pero también es cierto que todo se resume en aprehender algo que se nos cuenta, y en ese sentido tanto vale leerlo como escucharlo.
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Una reseña excelente.
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¡Gracias! Fue un disfrute leer «2222». Y de las interpretaciones sobre el título, no sé qué es mejor, si que cada uno haga las suyas o que nos saques de dudas! Un abrazo!
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El lector, el lector, las interpretaciones que las haga el lector, porque igual saca más de lo que hay y salimos todos ganando.
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