
No me esperaba que Metallica tocara su tema «Leper Messiah» en el directo del pasado 3 de febrero, aunque tengo que confesar que solo me fijo en la lista de canciones que una banda lleva en directo si voy a ir al concierto, y quizá sea una pieza habitual en su repertorio. A mí me sorprendió porque no identificaba el «Leper Messiah» como uno de los más exitosos y, sin embargo, me trajo muy buenos recuerdos.
Por un momento, me vi de nuevo en mi habitación de adolescente, con el «Master of Puppets» puesto en el radiocasete e intercalando los deberes del instituto con la escritura de algún texto literario. Sí, entonces hacía todo esto con música. Podía pasarme la tarde entera, cuatro o cinco horas, estudiando o escribiendo con guitarras eléctricas de fondo. Leer no, para eso necesitaba silencio. Jugaba a desarmar y armar los bolígrafos con sus piezas de plástico y sus muelles para despejarme o, mejor, me asomaba a la habitación de al lado a enredar con mi hermano.
Un gustazo volver a ser adolescente con Metallica, y con mi hermano también al lado en el concierto.