El árbol y las hojas

El microrrelato escrito en piedra El árbol y las hojas fue creado en un parque cercano a la iglesia evangelista de Thalwil (Suiza) el 23 de julio de 2017.

Dejé la piedra, con su cuento caligrafiado a mano, en aquel mismo lugar. Es probable que aún siga ahí, o puede que la naturaleza o el hombre la hayan llevado a otro lugar. Si encuentras a El árbol y las hojas o tienes noticias suyas, por favor cuéntanos lo que sepas en los comentarios a esta entrada: cuándo la viste, dónde, qué sentiste al encontrarla, si tiene buen aspecto, si se le está borrando el texto… cualquier cosa. Si tienes la oportunidad de fotografiarla, te agradecería que enviaras la imagen para compartirla aquí y hacer un álbum histórico.

A continuación, incluyo la fotografía tomada el propio 23 de julio de 2017 de la piedra El árbol y las hojas tal y como la dejé al marcharme, y la transcripción del microrrelato para quien no entienda mi letra manuscrita.

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El árbol y las hojas

El árbol daba sombra al banco a cambio de lectura.

 

El viaje de El árbol y las hojas, en mapas

Primera etapa

Thalwil (Suiza), 23 de julio de 2017

Parque en la calleAlte Landstrasse, en las inmediaciones de la iglesia evangelista de esta localidad.

Segunda etapa

De momento, no tenemos noticia de que El árbol y las hojas haya cambiado de ubicación

 

Las ondas

Arrebatar el anonimato a una piedra mediante un microrrelato y lanzarla de nuevo a la intemperie genera ondas de pensamiento.

Pasé con mi familia unos días de vacaciones en Suiza. Nos alojamos en casa de unos amigos en la localidad de Thalwil, cerca de Zurich. Pasamos algunos ratos en este parque, y me fijé sin remedio en el banco y en el enorme árbol que se erguía a su lado. Me pareció un lugar estupendo donde sentarse a leer un buen libro. Imaginé una relación de simbiosis entre un lector y el árbol, uno recibe una sombra generosa y el otro se asoma a la lectura. También pensé en las diferentes formas de madera: con vida en el tronco del árbol, transformada en un cómodo banco donde sentarse y finalmente hecha papel de un libro. Pero el concepto de árbol lector me gustó más y redacté un texto que, más que un cuento, es una instantánea de la idea. No estoy contento con este micro, no es del todo redondo, le falta ese «clic» que indica que ha encajado todo bien. Es muy probable que lo retome y le dé más desarrollo.

 

 

 

Zumo concentrado de Diludia

Voy a cerrar la web en la que he trabajado tres años.

Así dicho de sopetón suena muy contundente, pero puedes imaginar que me ha costado unas cuantas semanas tomar esta decisión.

Mi web Diludia se ha cobrado muchas horas de trabajo. La inicié el 23 de abril de 2014 y ha sido mi casa digital hasta que le metí el freno de mano a principios de 2017. Publiqué en total unas 120 entradas y, sí, da pena cerrar algo que ya tiene un volumen tan generoso de contenido.

El esfuerzo puesto en esta web ha merecido la pena. Gracias a Diludia aprendí sobre blogging, la gestión de un espacio web y la ficción en toda su amplitud. Ha sido todo un máster de learning by doing. También aprendí al documentarme sobre una buena cantidad de temas. Incluí artículos sobre creación literaria, reseñas de libros, textos invitados de otros autores…

Este carácter tan general fue, precisamente, su perdición.

Comencé el proyecto con la idea de crear un gran sitio web sobre literatura, con foros al rojo vivo, textos originales y cientos de usuarios. El tiempo y la cruda realidad lo redujeron a un blog. La variedad de temáticas, más que dotarle de un carácter generalista, provocó que el foco de Diludia diera tumbos. No era una web de reseñas, tampoco una de consejos, técnicas y herramientas para escritores, tampoco una web de autor, unos foros o un lugar donde se publicaran textos originales, aunque tenía sal y pimienta de todos estos aspectos.

La experiencia me ha servido también para buscar y encontrar ahora lo que quiero. Por eso ahora he decidido centrarme en esta sencilla web de autor.

Muchas de las entradas de la vieja Diludia merecen la pena. La sección de cuentos invitados me encanta. Publiqué veinte de este tipo. El proceso era delicioso: contactar con un autor, pedirle un cuento, recibir un sí o un no, leer el texto, convertirlo en una entrada, volverlo a leer, informar al autor, leerlo de nuevo… Siempre tuve la intención de contribuir a la difusión de autores interesantes, aunque me temo que por lo general ellos aportaban más a Diludia de lo que recibían a cambio. También algunos de los artículos de producción propia merecen permanecer online y me apena de verdad saber que, en cuanto se acabe el contrato con el hosting que las sostiene, desaparecerán. Por eso he rescatado en mi disco duro una copia de Diluda al completo. Tengo la intención de reeditar algunas de las entradas más interesantes, de actualizarlas, mejorarlas y publicarlas en este blog de autor. Sí, aquí voy a ir sirviendo poco a poco zumo concentrado de Diludia.

Puedes intentar visitar el Diludia original en www.diludia.com, aunque es probable que ya no exista o que el dominio haya sido adquirido por otra persona y lo esté usando para algo totalmente diferente de la literatura.

Adiós, viejo amigo. Han sido tres años fantásticos, ¡descansa en paz en el limbo de los blogs perdidos!