Atavia

Escribí Atavia cerca del mar y de noche, en la ciudad de Málaga, en un punto entre la estación de tren María Zambrano y el río Guadalmedina, cercano ya de desembocar.

Estaba en Málaga no por ocio, sino por trabajo. Había llegado esa misma tarde. Después de cenar, di un paseo y leí los últimos mensajes del grupo WhatsApp que comparto con mis amigos escritores de Verbo Azul. Un poema de mi amigo Juan José Alcolea me hizo más consciente de la noche, y la mezcla de mar y noche me llevó a imaginar una ficción.

Tomé una piedra adecuada, escribí el cuento y la dejé en el mismo sitio donde la había encontrado, en la calle y a la luz de una farola. Yo solo me llevé una fotografía. Aquí tenéis piedra y texto.

 

Atavia

Atavia era hija de la Noche y del Mar. Huía de las farolas y contaba historias a los noctámbulos.

 

El viaje de Atavia, en mapas

Primera etapa

Segunda etapa

De momento, no tenemos noticia de que Atavia haya cambiado de ubicación.

 

Las ondas

La fragilidad de las personas ante los elementos y la fiereza de la naturaleza es terrible. Aunque nos envolvamos en caparazones y construyamos seguridades, algunas materiales y otras ficticias para engañar a nuestra mente, estaremos siempre expuestos y en peligro ante la inmensidad de lo que nos rodea.

La Noche y el Mar se confunden al mirar al horizonte. Sabemos que están ahí, pero si no hay Luna para dibujar un camino en la superficie del agua, no sabremos en qué punto ubicar el horizonte, la separación entre uno y otro. Me gustó la idea de que Mar y Noche se mezclaran realmente, que se abrazaran y se unieran. Atavia nació de esta idea, de esta unión, y viene para recordarnos que en realidad siempre vivimos a la intemperie. Nos lo recuerda en ciertos momentos, por eso huye de la luz de las farolas y de los artificios que hemos construido para simular seguridad. Nunca se muestra, es invisible, solo voz, una voz íntima que podría confundirse con la conciencia.

Todo este hilo de pensamiento es el que me llevó a elaborar el microcuento. El poema de Juanjo inició la cadena de pensamientos y los fui a plasmar en unas pocas palabras indelebles sobre piedra. Pero las ideas quedaron rondando y aún me asaltan. Quizás Atavia aparezca de nuevo, quizá juegue a imaginarla en otras ficciones y la fuerce a revelar su verdadera naturaleza. De momento, es solo un jirón agradable en lo que pensar para coger el sueño, protegido por una débil sábana.

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