Naksatra en Lektu

Vuelvo a menudo a los cuentos de Naksatra. Hay autores que, después de publicar una obra, dicen que no vuelven a leerla. Hay varias razones para esto. Una puede ser que los escritores podemos encontrar siempre una redacción mejor, un pequeño ajuste en las tuercas de las letras y renglones; en un libro publicado ya no hay opción de editar y qué mejor manera de evitar la tentación que no leyendo lo escrito. Otra razón puede ser la de dejar libertad absoluta al libro. Una vez publicado, ya no pertenece al autor, sino a los lectores. Ellos serán los que completen la narración con su lectura, su interpretación, su recreación de la historia; los lectores pondrán la otra mitad.

Yo, sin embargo, vuelvo a leer los cuentos de Naksatra con cierta frecuencia, mucho más que cualquier otro de mis libros. Me gusta imaginar que soy otra persona y juego a leerlo como si fuera mi madre, un amigo o un conocido, y procuro intuir el punto de vista o las reacciones que tendrán. Por alguna razón, este libro, o varios de sus cuentos, dan pie a este tipo de juegos.

También me detengo a analizar cómo ha envejecido un cuento. Naksatra tiene la particularidad de que incluye cuentos que han sido escritos con más de quince años de distancia entre ellos. Entre el moderno test de compatibilidad de Izlup y Sorbina y el streaming chat de El último comodín hay más de una década de diferencia, y las tecnologías tienen diferentes texturas. El asistente virtual de otro de los cuentos lo escribí unos años antes de la irrupción de Alexa y de los altavoces inteligentes, y el interés del cuento ha desplazado su centro de gravedad de la curiosidad tecnológica a la situación y los sentimientos del personaje protagonista. Hay cosas por venir, o que quizá nunca vendrán, como el oficio de broncador descrito en Gaspar y Belinda, y otras que aún no sabemos si se extenderán, como las camisetas inteligentes de Abrazo en Múnich. Con respecto a los elementos mágicos, quizá nunca llegue a descubrirse la conspiración de las corbatas, ni tampoco a inventarse un inversión ficcional ni se comprueben las leyes de la translógica, y que yo sepa aún no se han registrado científicamente conversaciones entre farolas y árboles o entre aspiradoras y osos hormigueros. Pero, ocurran o no estas maravillas, siempre queda ver qué interpretación se le puede dar a cada una de ellas, estudiar cómo cambia su figura al mirarlas al espejo de la realidad presente.

En definitiva, para mí Naksatra está vivo, vigente y muy presente. Esta es una de las razones por las que lo he subido a la plataforma Lektu hace unos días. Quiero darle una vida adicional. Hasta ahora, estaba solo disponible en el formato .mobi de los Kindle y aplicaciones de Amazon. En Lektu he incluido el paquete doble, ePub + mobi. Me encantaría que llegara así a más lectores.

Y para celebrarlo, dejo aquí unos aperitivos, algunos relatos de Naksatra publicados en la revista literaria online Libros Prohibidos y, también, cuentos leídos, para quien prefiera escuchar, en el maravilloso podcast A voz en cuento:

Leer Gaspar y Belinda

Leer Ideas para Lucía

Escuchar Linda Pituitaria

Escuchar Ideas para Lucía

Y quien tenga ganas de pedir el menú completo después del aperitivo, aquí dejo el enlace a Lektu:

Naksatra en Lektu

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