Música de ciencia ficción 09: LLAMANDO A LA TIERRA (M Clan)

He visto una luz
Hace tiempo Venus se apagó
He visto morir
Una estrella en el cielo de Orión

Fue a raíz del 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, en 2019, cuando tomé conciencia del concepto de la soledad de Michael Collins.

Es probable que oyera este concepto en la radio. O, quizá, que lo leyera en el maravilloso libro Las mil caras de la Luna de Eva Villaver.

Mi ejemplar, firmado por la autora y que disfruté muchísimo

Sea como fuere, lo importante es el concepto en sí.

Pongámonos en situación.

La circunferencia de la Tierra es de unos 40.000 kilómetros. Así que dos puntos cualesquiera de la Tierra, como máximo, pueden estar alejados entre sí unos 20.000 kilómetros. Es decir, que en la Tierra, como mucho, uno puede estar alejado 20.000 km de otra persona, pero no más.

Todas las personas que existen se encuentran en el planeta Tierra. Todas, excepto los astronautas. En 1969, tres astronautas viajaron a la Luna: los archiconocidos Armstrong, Aldrin y Collins. La Luna se encuentra a una distancia media de unos 384.000 kilómetros de la Tierra. Es decir, que en julio de 1969, los tres astronautas del Apolo 11 estaban más alejados del resto de los seres humanos de lo que nunca hayan estado otras personas. Al menos, eran tres.

Pero, en un momento dado, Armstrong y Aldrin descendieron a la superficie de la Luna en el Eagle, mientras Collins permaneció en la nave Columbia orbitando alrededor del satélite.

Collins se quedó solo. Muy solo. Sumado a la soledad de la tremenda lejanía con la Tierra, llegó a estar además separado más de 3.500 kilómetros de sus otros dos colegas astronautas.

De ahí que al bueno de Collins se le apodara como el hombre más solitario del universo.

La canción Llamando a la Tierra de M Clan define a la perfección esa soledad cósmica, tan profunda y abrumadora. La letra de este tema es melancólica y crea una atmósfera de tristeza profunda… si es que acaso se puede crear una atmósfera así como así en el espacio. Y, casualidad o no, M Clan y Mike Collins comparten iniciales.

Así, Llamando a la Tierra es una canción de ciencia ficción. No relata en particular la soledad de uno u otro astronauta: aunque usa el espacio exterior como escenario, se trata de una canción que apunta directamente al espacio interior de cada uno. Porque la soledad se vive de forma íntima.

El tema se incluye en el álbum Usar y tirar de 1999. Madre mía, ¿tanto tiempo ha pasado?. Llamando a la Tierra es una versión pero, al menos en España, el tema de M Clan es mucho más conocido que el original (Serenade, de la Steve Miller Band).

La canción es buena. De tan conocida, resulta difícil describirla y evaluarla. Diré que me gusta cómo acaba algunos versos con rimas en «o» y con ese vibrato largo tan característico. Si la conoces, seguro que ya estás tarareándola (aunque solo sea mentalmente) de lo pegadiza que es. Si no la conoces, no puedo hacer otra cosa que recomendarte escucharla.

Antes, tan solo un par de líneas para agradecer a mi amigo Miguel Ruíz que me recomendara para incluir esta canción en mi lista de música de ciencia ficción, en respuesta a la llamada que hice a través de mi boletín Holoceno 13000 ¡Un abrazo, compañero!

Ficha técnica

  • Canción: Llamando a la Tierra
  • Artista: M Clan
  • Álbum: Usar y tirar
  • Año: 1999
  • Duración: 4:04
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

Imagen de portada del álbum tomada de la web oficial de la banda.

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen ha sido utilizada en numerosas webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright.

Música de ciencia ficción 08: WHEN TWO WORLDS COLLIDE (Iron Maiden)

My telescope looks out into the stars tonight
A little speck of light seems twice the size tonight

Si sois fans de Iron Maiden, os vendrán a la cabeza decenas de canciones de esta banda británica. Pero estoy seguro de que ninguno piensa de primeras en When two worlds collide.

Sin embargo, he elegido esta canción porque trata uno de los temas más genuinos de la ciencia ficción: la detección de un objeto en trayectoria de colisión contra la Tierra.

Este patrón narrativo lo podemos encontrar en la maravillosa película Don’t look up (2021) y en más de una novela de ciencia ficción, entre las que me gustaría destacar Mundo sin futuro (2012) de Alberto Meneses.

Pero la canción de Maiden que traigo hoy es bastante más antigua. Pertenece a su undécimo álbum, Virtual XI, publicado en 1998. Y, sí, es un disco que incluye referencias expresas a la realidad virtual que, por aquel entonces, tenía más de expectativas que de certezas.

La portada muestra una persona con un gran casco de realidad virtual sobre la cabeza.

Para que os hagáis una idea, en el año del lanzamiento del disco, 1998, el sistema operativo reinante eran Windows 95 y Windows 98, y los procesadores más pujantes los Intel Pentium II. La realidad virtual asomaba sus patitas, pero aquellos ordenadores apenas eran capaces de reproducir una película grabada en baja calidad desde un CD.

Las personas, sin embargo, somos buenos anticipadores. O nos gusta jugar a serlo, por lo menos. Así, incluso en aquel presente tecnológico tan limitado, muchos éramos capaces de ver el potencial de desarrollo de la realidad virtual. Y de desearlo.

Por eso este álbum es interesante. Aúna lo digital con la astronomía, quizá los dos pilares principales de la ciencia ficción.

Aunque Virtual XI suele ser considerado uno de los álbumes más flojos de la banda británica Iron Maiden, tiene momentos destacables.

When two worlds collide tiene unos excelentes dos minutos iniciales. El inicio lento encaja muy bien con la quietud del espacio. El cambio de ritmo en el minuto 0:46 es genial y enlaza de nuevo con otro buen cambio en 1:13. La pena es que el tema no aporte mucho más y se extienda a más de seis minutos de duración. Muchos echarán de menos la voz de Bruce Dickinson, el vocalista más representativo de los Maiden, pero hay que decir que en esta canción la voz de Blaze Bayley hace bien su trabajo. En definitiva, es un tema interesante, con un muy buen inicio, pero innecesariamente larga y que no aprovecha bien las buenas melodías desplegadas en el primer minuto y medio. Sin embargo, aunque no sea un tema sobresaliente y quede claramente por debajo de la calidad de los temazos a los que nos tienen acostumbrados Iron Maiden, me parece de gran interés como tema de ciencia ficción. El disco y la canción son testigos de su época, de esa visión que desde los años noventa queríamos proyectar a lo que sería la siguiente década, con cambio de siglo y de milenio. Quizá con eso de dos mundos que colisionan Iron Maiden no se referían solo a grandes rocas, sino también a dos visiones, una en cada milenio, una casi pasada y otra por venir.

Me temo que, a poco que pensemos, encontraremos muchos más ejemplos de mundos que chocan. Presente y futuro. Oriente y occidente. Norte y sur. Ricos y pobres. Y, sí, todas estas colisiones tienen que ver con la ciencia ficción. Quizá no esté mal pensar en ello escuchando de fondo los acordes de esta canción que, después de haberle dedicado este artículo, quiero permitirme clasificar como retrofuturista.

Ficha técnica

  • Canción: When two worlds collide
  • Artista: Iron Maiden
  • Álbum: Virtual XI
  • Año: 1998
  • Duración: 6:17
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

Imagen de portada del álbum tomada de la web oficial de la banda.

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen ha sido utilizada en numerosas webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright.

¡Kiai!

De pequeño, estuve apuntado un año a kárate como actividad extraescolar.

Fui niño en los años ochenta y principios de los noventa. Las artes marciales estaban de moda. También estaba de moda la película The Karate Kid, la serie anime Dragon Ball y el videojuego Street Fighter II disponible numerosas máquinas electrónicas en bares -donde aún se fumaba- y recreativos.

Además de todo este contenido de cine, televisión y videojuegos, también estaba de moda otra manera de entretenimiento en forma literatura: los librojuegos.

A mí me encantaba la colección de Elige tu propia aventura.

En mis clases de kárate infantil aprendí a ejecutar diferentes golpes, incluidos puñetazos y patadas. Me enseñaron también dos o tres katas, coreografías de artes marciales que quizá era lo que más me gustaba. Más que el combate, desde luego. También aprendí algunas palabras que casi eran mágicas. Kimono. Mai geri. Mawashi geri. Taikyoku Shodan… Y ese grito con el que se subrayaban los movimientos más destacados: ¡kiai!

Ya de adulto, muchos años después, he juntado todo eso en un librojuego.

Imagínate. Mete en la coctelera de la inspiración Elige tu propia aventura, Dragon Ball, The Karate Kid (y de paso su maravillosa secuela Cobra Kai), videojuegos como Street Fighter II o Yie Ar Kung Fu y los recuerdos y experiencias de las clases de kárate. Acompáñalo de muchas ganas de inventar historias, una buena dosis de originalidad, de cariño y de oficio.

¡Pues aquí tengo el resultado!

Aharata Karate, un librojuego al estilo de elige tu propia aventura editado por Con Pluma y Píxel en su colección Aventurer@s.

Entretenimiento puro con el que me he divertido muchísimo mientras lo ideaba y lo escribía.

Sí, es un libro dirigido a los más peques, a partir de ocho o nueve años. Pero si, como yo, eres un adulto a quien le encanta regresar a esa época de los ochenta y los noventa, no te preocupes: puedes también leerlo y disfrutarlo, ¡que yo te guardo el secreto!

Ya disponible aquí:

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Directo de la editorial

En librerías (si no lo tienen, lo pides y te lo traen en un par de días)

Música de ciencia ficción 07: ¿QUIÉNES SOMOS? ¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿ADÓNDE VAMOS? (Siniestro total)

¿Qué son los agujeros negros?
¿Se expande el universo?
¿Es cóncavo o convexo?

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? es una canción de los geniales Siniestro Total, incluída en su álbum Menos mal que nos queda Portugal de 1984.

La ciencia y la ciencia ficción tienen en común el hecho de que plantean preguntas. Se diferencian, eso sí, en la manera de responderlas. La primera utiliza el método científico y, la segunda, la especulación.

Por eso, esta canción de Siniestro total se mueve muy bien entre la ciencia, la filosofía y la ciencia ficción. Plantea tres preguntas cruciales.

¿Quiénes somos? es una pregunta que apela muy directamente a la filosofía.

¿De dónde venimos? es una cuestión que cae, principalmente, en el tejado de los científicos.

¿Adónde vamos? es el interrogante que más genuinamente pertenece a la ciencia ficción, a su capacidad especulativa y predictiva. Es la pregunta más incómoda de todas y la aborda a menudo también la política, con mejor o peor tino y muchas veces de manera capciosa.

Algunos buscan las respuestas en alguna de las más de 4.000 religiones que existen actualmente en el mundo, pero me temo que por esa vía se obtienen más 4.000 respuestas distintas, muchas arbitrarias y contradictorias entre sí y, lo más grave, todas con la seguridad de que solo una es verdadera y las otras más de 3.999 son falsas o incluso herejes.

La ciencia es más humilde, ya que ofrece la mejor respuesta que es capaz y queda abierta tanto a las críticas como a aceptar, si se descubre, una respuesta mejor.

La ciencia ficción, por lo general, es muy potente planteando preguntas, pero suele andar a tientas con las respuestas. De hecho, la resolución que ofrece no deja de ser ficción, quizá basada en alguna hipótesis, pero siempre inventada, orientada al entretenimiento y la reflexión y sin pretensiones de ostentar la verdad. La ciencia ficción se mueve en el modo verbal condicional, de lo que podría suceder, no ofrece certezas ni pretende hacerlo.

La canción de Siniestro total es punk. Y con esto me refiero más a su mensaje que al género musical, que algunos podrían decir que escora más al rock.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? es punk porque encierra una rebledía muy fuerte y genial. Sí, son preguntas trascendentes, pero son expuestas en la canción de un modo casi casual, desenfadado, casi humorístico, popular, como asumiendo que cualquiera puede planteárselas. En un bar. En una conversación con el vecino. En cualquier momento. Y estas pregutnas debe podérselas plantear cualquiera, sin importar procedencia, clase social, orientación sexual ni ningún otro factor.

Y esa es la rebeldía y el carácter punk de la canción. Porque a veces parece que plantearse preguntas, ser curioso o crítico está mal. A veces parece que las repuestas a las cuestiones importantes solo pueden ofrecerlas las personas importantes, como los líderes políticos, religiosos, económicos, mediáticos o culturales. Incluso, más allá, a veces parece que sólo ciertas autoridades tienen la capacidad de plantear las preguntas correctas que la sociedad debe hacerse. Pues no, menos mal que nos queda Siniestro total que nos recuerda que todos y cada uno de nosotros podemos ser curiosos, críticos, y podemos pensar en los temas verdaderamente trascendentes. El futuro y el adónde vamos incluído.

Para mí, este es el verdadero punk, el que contribuye a la emancipación del pensamiento, el quenos hace más libres frente a los sistemas. No son punk, a mi modo de ver, las canciones que hacen apología de las drogas (una forma de esclavismo) ni las que intentan adoctrinar inyenctando a los oyentes un cierto adoctrinamiento (por mucho que sea un adoctrinamiento contra el poder, el sistema o ciertas tradiciones). No. El verdadero punk es incómodo en los dos lados de la balanza, en el del poder, pero también en el del individuo, porque le hace pensar y le fuerza a crearse un criterio propio (¿qué pereza, ¿no?, ¡con lo fácil que es que otro piense por ti!).

Tú verás. Puedes correr ahora a escuchar este temazo de Siniestro total. Puedes investigar qué dicen los filósofos sobre quiénes somos. Puedes estudiar lo que historiadores y científicos han descubierto sobre de dónde venimos. Puedes preguntarte, junto con algún buen libro de ciencia ficción, adónde vamos. Haz lo que quieras, pero con criterio (el tuyo). Si eres punk, tienes un ÁURYN.

Ficha técnica

  • Canción: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?
  • Artista: Siniestro total
  • Álbum: Menos mal que nos queda Portugal
  • Año: 1984
  • Duración: 2:36
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright.

Hijos del dios binario

Os traigo mi lectura seleccionada de enero de 2024.

Descubrí al escritor David B. Gil gracias al podcast literario A 30 teclas por hora. Desde entonces, supe que más temprano que tarde terminaría por leer algo suyo.

Lo que no sabía es que mi primera lectura de un libro de David sería un tecnothriller, en lugar de una de sus obras de ambientación japonesa histórica, que es quizá lo que mejor caracteriza a este autor.

He leído su novela Hijos del dios binario.

Es una obra de ciencia ficción. Pero, sobre todo, es un thriller. Uno en toda regla. Estoy seguro de que todos los amantes del thriller disfrutarán muchísimo con esta obra.

Su logro, desde mi punto de vista, es que tiene elementos de ciencia ficción lo suficientemente potentes como para gustar también a un lector de ci-fi.

Su acierto es que comienza como thriller, que se desarrolla como thriller, y que las componentes más tecnológicas se introducen paulatinamente: en un principio son detalles no demasiado importantes para la trama y, para cuando lo tecnológico toma mayor relevancia, el lector ya está sumergido en el ritmo del thriller. Creo que es una forma inteligente de mantener la tensión sin renunciar a los elementos de especulación científica (en este caso podríamos decir tecnológica) que nos hacen soñar a los lectores como yo.

No destriparé lo que ocurre durante la trama. Sí que quiero comentar, sin embargo, que la gran pregunta que plantea el libro al inicio es propia del thriller y se ofrece una respuesta al final. Por otro lado, David B. Gil abre un buen puñado de interrogantes basados en el marco tecnológico que ha diseñado para la novela, pero los desarrolla solo en tanto que cumplen un servicio hacia la historia principal y los deja sin responder. Así que he cogido el guante y he reflexionado sobre esos cabos abiertos. Creo que están ahí para eso, para que los curiosos juguemos a desarrollarlos nosotros mismos.

¿Deviene el mundo en una distopía digital donde lo virtual se sobrepone a lo real? La novela lanza la pregunta, pero no necesita responderla para completar un historia excelente, así que nos toca pensar sobre ello a los curiosos como yo.

¿Qué ocurre con esos personajes que tienen habilidades físicas, digamos, especiales? Darían juego para una novela posterior pero, de nuevo, su destino queda fuera del ámbito de este thriller y la pregunta queda abierta.

¿La guerra fría digital devendrá en guerra caliente? ¿Será una guerra en la que las corporaciones tengan tanto o más protagonismo que los propios estados? No sé si, en algún momento, el autor querrá recoger ese material disponible para escribir un nuevo libro.

Hijos del dios binario es completo, pleno y redondo, independientemente de que queden preguntas en el aire, porque sí que resuelve lo principal. Además, tiene una prosa que destaca para bien. Merece la pena engancharse a la trepidante historia que viven los protagonistas y, a la vez, zambullirse en el escenario de futuro tecnológico que nos plantea David B. Gil.

¿Te animas a leer este libro?

Música de ciencia ficción 06: TIME WARP (Richard O’Brien)

But it’s the pelvic thrust
That really drives you insane
Let’s do the Time Warp again

Time warp en una de las canciones del musical Rocky Horror Show y se incluye en la banda sonora de su versión cinematográfica, The Rockcy Horror Picture Show, de 1975.

La película homenajea, a su manera (una manera entre parodia y sátira, absolutamente saturada y divertida) al género de ciencia ficción y, en particular, a las películas de serie B del estudio RKO, que produjo un buen número de filmes de género fantástico y especulativo como King Kong o I walked with a zombie.

The Rocky Horror Picture Show se considera una película de culto. Yo he llegado a ella mucho después de su época. Durante muchos años, eso de Rocky Horror me sonaba, pero no supe muy bien qué era hasta hace relativamente poco. Está construída con unos códigos de los años setenta que, para ser sincero, de primeras encajaron muy poco conmigo.

Fue a raíz de la noticia de la muerte de Meat Loaf en 2022 me hizo repasar algunos de sus éxitos y volví a interesarme por Rocky Horror. Esta vez, digerí mejor la saturación que me provocó en mi primer acercamiento, entendí que tenía un buen número de elementos fascinantes que la elevaron a la categoría de película de culto, como la música, las referencias a la cultura pop o una descarada y en cierto modo rebelde pesta en primer plano del travestismo y la liberación sexual.

Me encantó descubrir también la referencia que hace la película al cuadro American Gotic de Grant Wood en la primera escena de la película. Es una pintura ampliamente asimilada en la cultura pop de Estados Unidos y, también, aquí muy muy cerca de mí. La ilustración de portada de la antología de ciencia ficción El mercader de Venus vol .4, de la editorial riojana Con Pluma y Píxel, parte del mismo concepto, adaptada por el ilustrador Antonio del Hoyo y mereció el reconocimiento de finalista en la categoría de ilustración de los Premios Ignotus 2023. Por lo demás, El cañón cinético, el cuento con el que participo en esta antología, nada tiene que ver con Rocky Horror más allá de la conexión de la ciencia ficción y de la imagen de portada.

Poco a poco, algunas de sus canciones se me colaban a menudo en mis escuchas de Spotify. Time warp era una de mis favoritas. Ese concepto de time warp o túnel del tiempo es muy genuino de la ciencia ficción, y encontrarlo en el marco de un musical que homenajea al género lo acentúa aún más. Por eso he querido traer aquí este tema. Es una canción divertida, rock n’roll bailable que cuenta con su propia coreografía popular de pasos sencillos y accesibles a todos.

Tengo que decir que, dentro de la enorme amplitud de la ciencia ficción, prefiero las aproximaciones más científicas, la ciencia ficción dura, y las historias que incluyen crítica y relfexión potentes. Rocky Horror apunta más a otra ciencia ficción, más ligera, de aventuras, popular y llena de clichés. Ambas son posibles y necesarias, desde luego, y no dejan de estar conectadas por ese sentido de la maravilla. A veces toca disfrutar, otras veces toca pensar, aunque en realidad siempre hay una dosis de cada cosa.

¿Coges el túnel del tiempo para retroceder a 1975 y escuchar esta canción?

Ficha técnica

  • Canción: Time warp
  • Artista: Richard O’Brien
  • Álbum: The Rocky Horror Picture Show
  • Año: 1975
  • Duración: 3:19
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

Imagen de cubierta del álbum The Rocky Horror Picture Show by Allmusic, Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=29040732

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright.

Música de ciencia ficción 05: PRINCES OF THE UNIVERSE (Queen)

I’m a man that will go far
Fly the moon and reach for the stars

Princes of the universe mezcla espadas y guitarras eléctricas. Se trata de un tema de Queen compuesto por Freddie Mercury. Es el último corte del disco A kind of magic de la banda británica pero, además de este cierre, hace de apertura de la película Los inmortales (Highlander en su título original) dirigida por Russell Mulcahy.

Princes of the universe de uno de los temas más rockeros de Queen. Algunos lo clasifican dentro del heavy, y es cierto que descarga mucha energía. Quizá porque Queen es uno de los primeros grupos que he escuchado con verdadera devoción, a mí me cuesta clasificarla. Es una canción de Queen y punto, suena a Queen, a Red Special, a Freddie. ¿Me parece heavy? Pues entiendo que muchos la vean así, pero para mí el heavy debe tener una batería más contundente. En Princes of the universe son otras cosas las que destacan, como los coros, la estructura poco habitual con esos cambios de ritmos y un Freddie Mercury en su versión más energética. Creo que es imposible escuchar este tema y quedarse indiferente. Gusta desde el primer segundo y su dinamismo es tremendo. Es de esas canciones que dan ganas de cantar.

El inicio utiliza compases lentos, con un punto solemne, para luego cambiar de ritmo alrededor del minuto 1:30. Continúa alternando y construyendo un tema verdaderamente bueno y que encaja a la perfección con los saltos temporales de la trama de la película. Princes of the universe se hace corta, daría para más, pero entiendo que su duración de 3:33 es muy adecuada para acompañar como banda sonora a los créditos de entrada de una película.

Siendo estrictos, Los inmortales es un filme de género fantástico y de aventuras. Los elementos de ciencia ficción son pocos, un aderezo, pero ni mucho menos el ingrediente principal. La canción de Queen, sin embargo, sí que incorpora una buena atmósfera cienciaficcionera tanto en la música como en la letra.

El conjunto de película y canción tiene un interesante punto retro. El filme es de 1986 y cuenta una historia contemporánea cargada de restrospectiva histórica. Quizá por eso la película haya envejecido de una forma más acusada que otras de corte más atemporal. Pero está bien así. Es un bocado puro de ochenterismo, para degustar por todo aquel que sienta nostalgia o simple curiosidad por la exhuberante cultura popular de los años ochenta del siglo XX.

Ahora tú decides: ¿ver la película o escuchar la canción?

Ficha técnica

  • Canción: Princes of the universe
  • Artista: Queen
  • Álbum: A kind of magic
  • Año: 1986
  • Duración: 3:33
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Queen_A_Kind_Of_Magic.png

Música de ciencia ficción 04: PARADISE (Stratovarius)

Mother nature’s crying out in pain
We are the ones to blame

Paradise trata de una manera absolutamente frontal la preocupación por el calentamiento global y la conservación de la naturaleza en nuestro planeta. Toca, así, una de las temáticas recurrentes en la ciencia ficción.

La canción pertenece al álbum Visions de la banda finlandesa de power metal Stratovarius. Vio la luz en 1997. Sí, la preocupación por el cambio climático viene de muy atrás y en esto los países nórdicos han mostrado una altura de miras y un compromiso notables.

Stratovarius visita con frecuencia el futuro en sus canciones y podemos decir que, junto a otras bandas como Helloween o Gamma Ray, aúnan futurismo y power metal de una manera brillante.

Paradise cuenta con la potencia de sonido característica de la época más clásica de la banda. La voz Timo Kotipelto sostiene con firmeza toda la descarga de power metal del tema y brilla con agudos muy claros en el estribillo. La música es tan directa como la letra, de factura sencilla, sin extravagancias y con una buena melodía. Si uno se para a escuchar con detenimiento, puede apreciar la virtud de esta banda. Sí, desde luego que son buenos. A mí, Stratovarius siempre me han parecido un tanto fríos, muy técnicos, pero de calidad innegable. Son muy nórdicos, vaya, como si se situaran constantemente en las antípodas de la canción del verano. Pero cuando tiran de emoción también lo saben hacer muy bien, ahí está por ejemplo su tremenda balada Forever.

Stratovarius cuenta con un buen abanico de canciones que tratan futuro, tecnología y ciencia ficción en general y seguro que los vuelvo a traer a mi blog en nuevas ocasiones. Para esta presentación, Paradise me parece un tema de lo más adecuado. Un tema de los años noventa pero muy vigente y que nos saca los colores: casi treinta años después, no hemos hecho nada más que empeorar. Quizá los chicos de Stratovarius tienen algunas ideas mucho más claras que los dirigentes que se han reunido en la reciente COP28.

Ficha técnica

  • Canción: Paradise
  • Artista: Stratovarius
  • Álbum: Visions
  • Año: 1997
  • Duración: 4:27
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Visions_-_Stratovarius2.jpg

Música de ciencia ficción 03: LAIKA (Mecano)

¿Qué será esa bola de color?
¿Y qué hago yo girando alrededor?

Laika es uno de los cortes de Descanso dominical, el disco más vendido en España en su año (1988) y un nuevo éxito para Mecano, uno de los máximos exponentes del pop nacional. Quizá Laika no sea una de las canciones más populares de la banda, y de hecho fue uno de los temas descartados en la edición en vinilo del disco, pero lo que no puede negarse es que tiene un sonido que evoca lo cósmico y lo espacial de manera excepcional.

Laika no es estrictamente una canción de ciencia ficción, sino más bien histórica, al estar inspirada en la famosa perra astronauta que, a bordo de la Sputnik 2, se convirtió en 1957 en el primer ser vivo en alcanzar la órbita terrestre.

El avance demostró que un mamífero podía sobrevivir a un lanzamiento espacial y fue un éxito para la URSS en el marco de la carrera espacial.

Lo que los chicos de Mecano no sabían es que Laika no estuvo seis días con vida girando alrededor de la bola de color, sino que murió al poco tiempo de alcanzar la órbita por sobrecalentamiento. No lo sabía nadie. Hasta 2002 no se conocieron los detalles reales del vuelo de Laika, y la versión oficial previa, impregnada de la mentira sistemática de la guerra fría, fue que la perrita astronauta vivió varios días hasta que se le agotó el oxígeno.

A la aventura de Laika siguieron las de otros animales con destinos dispares. En 1960, las perras Belka y Strelka, fueron los primeros en regresar con vida a la Tierra después de su viaje espacial a bordo de la Sputnik 5.

La realidad de estos inicios de la era espacial es mucho más escabrosa que la versión edulcorada que vendieron los aparatos propagandísticos de la URSS y de Estados Unidos, y más que la interpretación romántica de Mecano en su canción Laika.

Pero no podemos culpar a Mecano de manipulación. Todo lo contrario. Tan solo el hecho de dedicar una canción a un hito espacial como este merece un aplauso. Ojalá hubiera más canciones que nos acercaran a los logros científicos y técnicos. Mecano, además, aporta un sonido fascinante en Laika. El piano a partir del minuto 2:35, o la rapidísima progresión que pretende emular el lanzamiento del cohete son geniales. Toda la canción lo es, tanto en sus fases minimalistas en las que Ana Torroja parece cantar desde la inmensidad silenciosa del mismo espacio hasta las partes inundadas de ese sonido retrofuturista de sintetizador.

Apuesto a que, si la escuchas, acabarás reproduciendo esta canción al menos dos o tres veces seguidas. ¡Disfrútala!

Ficha técnica

  • Canción: Laika
  • Artista: Mecano
  • Álbum: Descanso dominical
  • Año: 1988
  • Duración: 4:38
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Mecanodescanso_dominical.jpg

Música de ciencia ficción 02: ALPHA (Vangelis)

Si hay un artista sinónimo de astronomía y exploración espacial, ese es Vangelis. Su contribución a la banda sonora de la mítica serie documental Cosmos: un viaje personal de Carl Sagan es, probablemente, su trabajo de mayor impacto.

Alpha es el corte que, a mi parecer, mejor evoca la fascinación por el espacio en toda su amplitud.

Alpha comienza despacio, como ingrávida, con más silencio que materia musical, como si realmente sonara perdida y rodeada de una inmensidad de vacío negro. La pieza va creciendo, coge cuerpo y llega a adquirir una grandiosidad solemne que bien podría evocar la proximidad de algún enorme cuerpo celeste. Sí, Alpha nos recuerda a golpe de sintetizador que el espacio es capaz del vacío más absoluto y, a la vez, es también la enormidad y lo majestuoso de los cuerpos celestes más extremos.

El uso que hace Vangelis de los sitetizadores crea una atmósfera de perfecto retrofuturismo. No en vano, es una composición de los profundos años setenta y viene de la mano de uno de los pioneros mundiales en la música electrónica.

Es probable que la fuerza de Alpha tenga una gran componente de nostaliga. Yo ví la serie Cosmos de pequeño, pegado al televisor, fascinado por esa combinación de imagen, música y narración que supieron conjugar tan bien Carl Sagan y su equipo. De esta manera, anudé con fuerza en mis neuronas la astronomía y el espacio con la música de Vangelis. Ignoro si las personas que por más mayores o por más jóvenes no hayan visto Cosmos sentirán lo mismo.

Para mí, Alpha es el espacio.

Pero no solo el espacio de la astronomía y la física, sino también el de la ciencia ficción. El maestro Sagan sabía conjugar el rigor científico con la fantasía y la especulación. Imaginó, desde la base de la ciencia, otras formas de vida, otros planetas, la enciclopedia galáctica o maravillosos viajes multigeneracionales.

Vangelis fue un entusiasta de la exploración espacial y de la ciencia. Además de todos los reconocimientos que tuvo desde el mundo de la música, también recibió un homenaje de la Unión Astronómica Internacional, que puso a un asteroide el nombre de Vangelis. Y, ¡quién no quiere un asteroide!

Os invito a escuchar Alpha con calma. Yo imagino que avanzo por las profundidades espaciales descubriendo maravillas, de la mano de un científico divulgador que me las sepa explicar. Y, también, Alpha me acompaña y me ayuda en la tarea de escribir ciencia ficción.

Ficha técnica

  • Tema: Alpha
  • Artista: Vangelis
  • Álbum: Albedo 0.39
  • Año: 1976
  • Duración: 5:44
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Vangelis_Albedo.jpg

Música de ciencia ficción 01: MISSION MOTHERLAND (Helloween)

When you hear these words
We’ve taken cold refuge
In freezers to keep us alive

Mission motherland es un tema de ciencia ficción pleno y sin complejos, que habla de la llegada a la Tierra de una civilización más avanzada que busca un planeta donde vivir.

Viene firmada por la banda alemana de heavy metal Helloween, para quienes es habitual crear historias épicas en forma de canción y logran ambientar de una manera excelente géneros como la fantasía o la ciencia ficción.

Helloween es uno de los máximos referentes del power metal y Mission motherland despliega toda la potencia de sonido del grupo alemán. Es un tema largo si lo comparamos con las radiofórmulas, pero nada extraño para los usos y costumbres del heavy metal, que incorpora habitualmente cortes de estas dimensiones en sus discos.

Descubrí Mission motherland después de haber escuchado los discos de la anterior etapa de Helloween. Me flipaban los Keeper of the seven keys I y Keeper of the seven keys II, power metal ochentero con un Michael Kiske pletórico en la voz. Por eso, al principio, los álbumes Master of the rings y The time of the oath, con el vocalista Andi Deris al frente, se me hicieron extraños. Hoy en día, no sabría decir cuál de los dos cantantes me gusta más. Deris, con una espectacular base glam, me parece que contribuye al ambiente de ciencia ficción de una manera inmejorable. Por eso Mission motherland tiene una factura tan buena. Cuenta con varios tiempos y mi parte preferida de la canción es la del minuto 6:18 y siguientes, con unos compases lentos y casi oníricos que parecen traídos desde el mismísimo futuro hasta los oídos de quien escucha, para reconectar paulatinamente y con una muy buena progresión (redobles mediante) con la potencia y los riffs más cañeros que abordan ya la recta final.

Al parecer, la banda nunca ha incorporado esta canción en sus directos. A fin de cuentas, los conciertos, incluso los de heavy metal, deben ceñirse a una duración finita. El repertorio de Helloween es inmenso y meter una canción de nueve minutos tiene que estar muy justificado. Personalmente, Mission motherland me parece mejor que otros temas míticos largos de la banda como Halloween o The time of the oath, pero entiendo que tenga menos peso específico que estos y que no es posible meter más que un par o tres de estos cortes extralargos en un directo.

Conceptos como la criopreservación, los viajes interplanetarios, el destino de las civilizaciones o la amenaza de las tormentas solares se integran en una letra estremecedora.

Helloween, junto con sus primos hermanos musicales Gamma Ray, me parecen unos maestros en el arte de tocar ciencia ficción.

Y es que el heavy metal no tiene miedo ninguno a incorporar temáticas de este estilo en sus canciones. Quizá la capacidad del heavy de tratar todo tipo de temas hace que se mantenga siempre vigente, aunque ya no sea mainstream.

Ficha técnica

  • Canción: Mission motherland
  • Artista: Helloween
  • Álbum: The time of the oath
  • Año: 1996
  • Duración: 9:01
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Oathcover.jpg

El anillo único y la bomba atómica

Tolkien no estaba de acuerdo con la interpretación de algunos de considerar el anillo único como una metáfora de la bomba atómica. Sin embargo, en el contexto de guerra fría, la comparación quizá fuera inevitable.

He revisitado la versión cinematográfica de Peter Jackson y, aunque quería dejarme mecer por la mera ficción, no he podido evitar que me asaltara mi propia interpretación del asunto.

Hoy en día, nueve son las potencias nucleares, igual que nueve fueron los anillos de poder entregados a los hombres y que los corrompieron hasta dar lugar a los nueve Nazgûl o espectros del anillo.

Rusia

Estados Unidos

China

Francia

Reino Unido

India

Israel

Pakistán

Corea del Norte

Todas estas naciones disponen de arsenal nuclear. Cada una de ellas, podríamos decirlo así, posee su propio anillo de poder.

Pero, igual que en la obra de Tolkien, las nueve naciones han caído en la terrible trampa del anillo único, el que los domina a todos.

Y no es otra que la trampa de la individualidad, del egoísmo, del nacionalismo excluyente, del miedo al otro y de la búsqueda de la supremacía.

Los países con arsenal nuclear viven a la contra, ejecutan una política de miedo de puertas adentro y amenaza de puertas afuera. Las bombas atómicas nos alejan irremediablemente de ese futuro de paz y unidad mundial al que muchos aspiramos.

El consenso y la unidad es la herramienta con la que, en El Señor de los Anillos, se planta cara al mal del anillo. La Última Alianza o la Comunidad del Anillo son, en la obra de Tolkien, las grandes empresas unificadoras que se enfrentan al poder oscuro.

En nuestro mundo real, contamos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada precisamente para mantener la paz y solucionar grandes problemas globales desde el consenso entre naciones.

La ONU trabaja, entre otros muchos temas, por el desarme y por la defensa de los derechos humanos. Es algo muy inspirador y que nos puede hacer soñar con un futuro verdaderamente unificado de la Tierra, una unidad desde la que emprender el próximo paso de la humanidad en su camino hacia otros planetas y estrellas. Pero la ONU es débil, los países no siempre adoptan sus resoluciones e incluso hay naciones que tienen derecho de veto. Es decir, de evitar que una resolución de la ONU salga adelante, aniquilando unilateralmente cualquier consenso alcanzado por los demás. De los 193 estados miembros de la ONU, un privilegiado grupo de cinco tienen derecho de veto.

Rusia

Estados Unidos

China

Francia

Reino Unido

Sí, lo has leído bien. Los cinco países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas son, precisamente, las cinco mayores potencias nucleares, los cinco países con mayor arsenal nuclear.

¿Cómo te quedas?

Frente al poder de Sauron y de los Nazgûl, a los pueblos libres no nos queda otra alternativa que unirnos y luchar, por supuesto, desde una postura no bélica, para conseguir una verdadera unión por la paz. No creo que pueda construirse un marco de prosperidad global dictado por la voluntad de quienes se empeñan en atesorar un mayor poder de destrucción y de muerte. Tampoco creo que pueda construirse un marco próspero desde los vetos.

A la vez que seguimos quemando recursos en dividirnos, confrontarnos y matarnos, se nos reduce la capacidad de afrontar los grandes retos, de luchar contra los verdaderos enemigos: la pobreza, el hambre, la enfermedad o el cambio climático. Se nos reduce la capacidad de mirar hacia adelante y de plantear un futuro mejor.

Mi lucha no cuenta con arsenal nuclear, ni siquiera con armas de fuego ni armas blancas. Igual que la magia de los elfos, es más sutil. Lucho con algunos de mis libros (solo algunos, porque no todo es activismo y apuesto también por el mero entretenimiento) y con algunos artículos de este blog.

Lucho también con mi lista de correos, Holoceno 13000.

Holoceno 13000 habla principalmente de literatura, de lo que escribo, y de mi aproximación de lo que puede ser la humanidad en el año holoceno 13000 (o año 3000 de nuestra era).

¿Te inscribes y me acompañas en esta empresa para destruir el anillo único nuclear?

Puedes hacerlo aquí, ¡y además te regalo un ebook por suscribirte!

Peter Fechter y «Estrella blanca, estrella roja»

Hay muchos sucesos pasados que ignoro y que, cuando los descubro, me golpean con tanta vigencia como si fueran noticia.

Hace un tiempo me interesé por Nino Bravo, ese cantante de voz poderosa, vídeos en blanco y negro y del que todos -al menos todos los de mi edad- sabemos de memoria algunos estribillos.

Descubrí que la famosa canción Libre se suele atribuir a la historia real de Peter Fechter.

Peter Fechter

Peter fue asesinado en 1962 al intentar cruzar el muro de Berlín. Tenía solo dieciocho años. Fue tiroteado por la Deutsche Grenzpolizei, los militares encargados de vigilar la frontera entre las dos Alemanias. El joven se desangró durante una hora, sin ayuda, delante de decenas de testigos.

Dieciocho años. Un niño.

Yo a los dieciocho años no tenía la misma conciencia del riesgo que tengo ahora. De alguna manera, niños y adolescentes se sienten inmortales. Pero no lo son. Viven muy intensamente y su capacidad de disfrutar es tan enorme como su capacidad para sufrir.

Quizá desde que soy padre me he vuelto más sensible. Cuando leí la historia de Peter Fechter y su trágico final, me afectó de verdad. Sí, un suceso viejo, ya reivindicado y homenajeado, una herida cicatrizada, pero me golpeó con toda la contundencia del presente. Sentí una tristeza enorme y una rabia tremenda. Aquella injusticia, aquella atrocidad, no podía quedar así. Y me daba igual que el muro ya hubiera caído en 1989. Tuve unas ganas enormes de emprenderla a martillazos con una almaina contra aquel muro, como si derrumbarlo físicamente me ayudara a pasar el trago.

Pero no queda ya muro que derribar. Y no tengo una almaina a mano. Tengo, eso sí, papel, bolígrafo y un teclado. Porque soy escritor.

Así creé, como mi homenaje particular, el personaje protagonista de mi relato Estrella blanca, estrella roja, Peter Janos. Lo ubiqué en la ciudad ficticia de Fehresvoros, unión de dos antiguas ciudades enemigas y atravesada por un río, como un trasunto steampunk de Berlín o de cualquier otra ciudad herida tras una guerra. Utilicé palabras en húngaro para poblar el relato de nombres con aire a Europa central y del Este. Y, sobre todo, quise que explotara todo. Sí, quise utilizar el relato como canal en el que detonar toda la rabia que me había provocado la triste historia del otro Peter, del real, de la víctima Peter Fechter.

Por supuesto, mi versión de escritor racional acudió después para construir la historia de Estrella blanca, estrella roja desde una posición, digamos, más profesional y coherente. Importaba también la escaleta de la historia, el estilo, el ritmo, la ambientación, y no solo la víscera pura.

Añadí elementos románticos, sal y pimienta de mi despensa de experiencias lectoras y que cogí de la balda dedicada a La mecánica del corazón de Mathias Malzieu o de La brújula dorada de Philip Pullman, o de mis referencias audiovisuales como Avatar, la leyenda de Korra.

Uno de los ingenios steampunk de Avatar, la leyenda de Korra

Apliqué técnica y oficio para el desarrollo de la trama y, sobre todo, quise escribir un relato que le gustar a mi mujer.

Pero la fuerza inicial seguía ahí. La ciudad partida en dos que se lleva almas por su cicatriz.

Creo que no se puede escribir sin un impulso inicial de rabia, amor, tristeza, esperanza o de alguna emoción primaria. Luego viene todo lo demás y, sí, entra en juego el escritor profesional, práctico, capaz de crear una historia con los elementos que tiene encima de la mesa y a base de constancia. Ahí ya no hay musa ni rabia y el trabajo es eso, trabajo, nada de inspiración romántica.

Pero hubo una pulsión inicial. Una fuerza que hizo a la historia nacer. La historia de Peter Fechter que conocí gracias a Nino Bravo y a su grandiosa forma de cantar Libre.

El erizo Pinchete

Los erizos son unos de esos animales que tienen un magnetismo especial para los niños. Igual que los elefantes o los pandas, gustan mucho.

Por supuesto, los animales en la realidad son muy diferentes.

Lo que más me llamó la atención la primera vez que sostuve un erizo fue su alta densidad. Pesaba más de lo que, por su tamaño, había calculado.

También me sorprendió lo aferradas que están las púas a su cuerpo y la flexibilidad de su hocico.

Fue durante unas vacaciones de verano. El vecino de al lado nos lo ofreció en bandeja, literalmente, sobre un periódico, para que pudiéramos cogerlo sin pincharnos. En realidad, el vecino consideraba que la presencia de un erizo era muy positiva, pero volvía loco al perro de un familiar que pasaba con él unos días y nos pidió que lo tuviéramos en nuestro jardín.

Lo aceptamos y, tras examinarlo de cerca un momento, lo dejamos libre, ya en el terreno a nuestro lado de la valla, lejos de la curiosidad y la amenaza del perro.

El animal se perdió de vista. Creo que tan solo lo volví a ver una vez más. Sus hábitos nocturnos y su aspecto tan discreto lo hacían muy difícil de detectar. Quiero pensar que aquel erizo ganó en calidad de vida y que su nivel de estrés se rebajó.

Por supuesto, a mi hijo le encantó la experiencia. Casi inmediatamente, habíamos creado a Pinchete como personaje de ficción, un trasunto del erizo real al que ya no contábamos con volver a ver.

El personaje, Pinchete, tuvo pronto su cuento, sus propias aventuras inventadas en un bosque. Entre mi hijo, mi mujer y yo dimos forma a la trama como cuento infantil, comprobamos que funcionaba como narración, refinamos la historia y la ilustramos.

Hoy, El erizo Pinchete sale de la madriguera es una realidad. Me encanta ofrecer este nuevo cuento, un álbum infantil ilustrado, y sumarlo a nuestro concepto de libros infantiles de la Colección Letra Ligada que cuenta ya con un título anterior: Zodiana, la estrella viajera.

Se trata de una fábula con erizos y otros animales del bosque. Está ilustrado en acuarela y, en conjunto, funciona como un cuento divertido, atemporal y de una narrativa sencilla y lógica adecuada para los más pequeños.

Mantenemos la filosofía de cuentos cortos para niños en su etapa de pensamiento mágico (desde los cero a los siete u ocho años), pensados tanto para que los padres lo cuenten o, si comienzan con sus primeras lecturas autónomas, que los peques puedan leerlo con la tipografía de letra ligada que se usa en las escuelas, el formato cuadrado que facilita su manejo y las ilustraciones a todo color.

¡Esperamos que Pinchete haga pasar muchos buenos ratos a los más pequeños!

Cumplecuento 2023: «Dieciséis pulsaciones»

Hoy, 23 de marzo, quiero celebrar mi cumpleaños haciendo llegar a todas las personas que me felicitáis un pequeño detalle: un nuevo cuento original.

Sigo así la tradición del Cumplecuento que comencé en 2021 y que espero disfrutes.

En esta ocasión, te propongo la lectura de «Dieciséis pulsaciones», un relato totalmente nuevo que leerás en tan solo diez o quince minutitos… más el tiempo que quieras seguir pensando en él. No te adelanto nada más, prefiero que el cuento hable por sí mismo, confío en que la historia te haga disfrutar.

¡Aquí lo tienes! Puedes leerlo directamente en pantalla o descargarte el PDF pinchando un poco más abajo.

¡Gracias por leer!

Cómo enseñar un idioma inventado a ChatGPT

Realizar traducciones es una de las funcionalidades más populares del celebrado ChatGPT.

Sin embargo, ¿es capaz ChatGPT de aprender un nuevo idioma?

¿Y si este idioma es inventado?

Tengo que reconocer que lo he pasado genial esta tarde «charlando» con esta inteligencia artificial. Su capacidad de ofrecer respuestas coherentes es sorprendente, pero, ¿cómo se las arreglará ante algo totalmente nuevo?

En este experimento he inventado un idioma, el oblón, y he procurado enseñárselo a ChatGPT.

Sí, hay que armarse de paciencia, pero es muy divertido.

Os paso la transcripción de la conversación que hemos mantenido. Está copiada tal cual, y el propio ChatGPT me dio permiso para publicarlo, aunque con alguna puntualización que casi prefiero mostraros directamente:

Ahora sí, y con todo el respeto para los «conlangers» o constructores de lenguas, ¡vamos allá con el experimento!

Joseto Romero: ¿Puedes distinguir la información real de la ficticia?

ChatGPT: Como modelo de lenguaje entrenado por OpenAI, puedo generar texto basado en patrones y estructuras lingüísticas aprendidas de los datos de entrenamiento, que en su mayoría provienen de textos reales. Sin embargo, no tengo la capacidad de distinguir automáticamente entre información real y ficticia en el sentido de verificar si una afirmación es verdadera o falsa. En general, se recomienda verificar la fuente y la veracidad de la información que se encuentra en línea o en cualquier otra fuente antes de tomarla como verdadera.

Joseto Romero: Vale. Lo que te he contado es todo cierto. Pero, si quisiera utilizarte para reflexionar sobre un mundo inventado y te dijera cosas como «Los Oblones son una tribu que solo tiene la vocal o en su alfabeto», que es algo que me acabo de inventar, ¿sabrías clasificarlo como ficción? No quisiera que hablaras de los Oblones a otro usuario como si existieran!!

ChatGPT: Como modelo de lenguaje, mi capacidad es generar respuestas a partir de la información que se me brinda y no puedo verificar la veracidad de cada afirmación que se me hace. Por lo tanto, si me dices que los Oblones son una tribu que solo tiene la vocal o en su alfabeto, responderé a tu afirmación, pero no puedo determinar si es real o ficticia. En todo caso, es importante que, si estás escribiendo una obra de ficción, informes a tus lectores que los personajes, lugares o situaciones son inventados y no reales.

Joseto Romero: Pues te digo que los Oblones son una tribu ficticia que se ha inventado el escritor Joseto Romero hablando contigo. Es una tribu muy graciosa porque solo tienen la vocal o en su idioma, lo que les hace muy difíciles de entender.

ChatGPT: Entendido, gracias por aclararlo. Los Oblones entonces son un elemento ficticio creado por el escritor Joseto Romero. Es importante ser claros y honestos sobre la información que compartimos, especialmente si se trata de hechos o datos relevantes para la toma de decisiones o la comprensión de un tema en particular.

Joseto Romero: El idioma de los Oblones es el oblón

ChatGPT: Entendido, gracias por la aclaración. Es importante ser claro y honesto con la información que se proporciona, especialmente cuando se trata de información que podría ser malinterpretada o utilizada de manera incorrecta. En cuanto a tu creación ficticia, es interesante imaginar un mundo con su propia lengua y cultura. La ficción puede ser una herramienta poderosa para explorar ideas y temas que no se pueden abordar en la vida real.

Joseto Romero: Sí, Tolkien fue quizá uno de los primeros «conlangers», me parece muy divertido inventar una lengua para los Oblones, igual que Tolkien inventó lenguas para sus elfos y otras criaturas

ChatGPT: Sí, inventar lenguas y desarrollarlas es un proceso muy creativo e interesante. Además, puede agregar una capa adicional de profundidad y autenticidad a un mundo de ficción. Aunque puede ser un desafío y requiere mucha atención al detalle, el resultado final puede ser muy gratificante.

Joseto Romero: Depende, si eres un filólogo como Tolkien los detalles son importantes. Pero es que mi objetivo es utilizar la tribu ficticia de los Oblones en literatura infantil, y los detalles demasiado técnicos aburrirían a los niños lectores. Con que sepan que se pronuncia todo con la vocal o es suficiente. Por ejemplo, los Oblones se saludan diciendo «Holo».

ChatGPT: Comprendo, en ese caso lo importante es que los niños puedan entender el mundo ficticio que estás creando y que se diviertan con él. Los detalles técnicos y la construcción lingüística pueden ser un plus para aquellos interesados en el universo que has creado, pero no son imprescindibles para la narrativa. Lo importante es que los personajes, la historia y la ambientación resulten atractivos y coherentes.

Joseto Romero: Tú mismo puedes «hablar» en Oblón. Tan solo debes sustituir todas las vocales de una palabra en castellano por la vocal o. Por ejemplo, la palabra «inteligencia» en oblón se dice «ontologoncoo», ¿lo entiendes?

ChatGPT: Sí, lo entiendo. Es una manera divertida de crear una lengua ficticia y jugar con ella en la literatura. Es un recurso creativo que puede ser muy efectivo en la literatura infantil y despertar el interés y la imaginación de los niños.

Joseto Romero: Genial. ¿Podrías traducirme tu última respuesta al idioma oblón?

ChatGPT: «Geniol. ¿Podroías trondocormo toó ontroó rosóoncoo al odióngomoo oblón?»

Joseto Romero: ¡Casi! Debes sustituir TODAS las vocales por o. Prueba de nuevo

ChatGPT: ¡Ooo! Lo sonto, me equivoqué. Debos sustotuir todas las vocoles por o. Pronto nuevomente: «Ooo!»

Joseto Romero: jajaja! Para ser un software de lenguaje natural tampoco se te dan mal los lenguajes artificiales. Aún así, cualquier niño de 5 años lo hubiera hecho mejor, estoy seguro.

ChatGPT: ¡Gracias por el cumplido! Aunque debo admitir que, como modelo de lenguaje, mi habilidad para entender y producir lenguajes artificiales depende de la información y patrones lingüísticos que se le hayan proporcionado previamente en mi entrenamiento. Pero siempre estoy dispuesto a aprender cosas nuevas y seguir mejorando.

Joseto Romero: Escucha atentamente porque solo hay una regla para el idioma oblón y es la siguiente: el oblón es exactamente igual que el castellano, salvo que todas las vocales son sustituidas por la vocal «o». El oblón no contiene las letras «a», «e», «i» ni «u».

ChatGPT: ¡Entendido! El oblón es un idioma muy interesante y divertido de aprender. Por ejemplo, la palabra «Joseto» se convierte en «Jostoto».

Joseto Romero: No. Joseto en oblón sería Josoto. No hay que añadir ninguna letra, tan solo sustituir la «a» por la «o», la «e» por la «o», la «i» por la «o» y la «u» por la «o».

ChatGPT: ¡Disculpa! Tienes razón. En idioma oblón, Joseto sería Josoto, tal y como lo explicaste anteriormente. Gracias por la corrección.

Joseto Romero: ¿Cómo se dirían en oblón «¡Buenas noches, niño!»?

ChatGPT: En oblón, «¡Buenas noches, niño!» se diría «¡Bunos nochos, nono!».

Joseto Romero: No. Fíjate. Has dicho «Bunos» que tiene una u, y hemos dicho que todas las «u» se sustituyen por «o». Aparte, has traducido «niño» por «nono». No deberías haber transformado la «ñ» en «n», porque, salvo por las vocales, el oblón es igual que el castellano, y en castellano la «ñ» es muy importante. La respuesta correcta es «¡Boonos nochos, noño!»

ChatGPT: Tienes razón, me disculpo por mi error. Gracias por corregirme. La respuesta correcta es «¡Boonos nochos, noño!»

Joseto Romero: Tradúceme al oblón la primera frase de El quijote

ChatGPT: La primera frase de El Quijote en oblón sería: «En un loooor de la Manchooo, de cuyo noooombre no quiero acordarme, no ha muchoo tiempo que viivía un hidalgoo, de los de lanza en astillerooo, adarga antiigua, rooozino flaco y galgo corrííío.»

Joseto Romero: jajaja! Mal! Muy mal! en oblón no existe la «a» ni la «e» ni la «i» ni la «u»!!!

ChatGPT: Tienes razón, lo siento. Aquí está la traducción correcta al oblón:»O hos oido hoblur de lo Don Quijoto de lo Moncho? Bien oido, o es o.»

Joseto Romero: Vamos mejorando. Tradúceme la siguiente frase al oblón: «Tengo una inteligencia similar a un niño de cuatro años»

ChatGPT: La traducción en oblón sería: «Tongo ono ontologoncoo solomor o ono nono do cuatro nogros»

Joseto Romero: «similar» es «somolor» en oblón. «un» es «on». «cuatro» es «cootro», «años» es «oños». Te estás complocando, el oblón es muy sencillo, solo tiene una regla: es todo igual al idioma español, salvo que todas las vocales son «o»

ChatGPT: Tienes razón, me he equivocado en la traducción anterior. La frase «Tengo una inteligencia similar a un niño de cuatro años» en oblón sería «Tongo ono solomolor similor o on noño do cootro oños». Disculpa la confusión anterior. Como bien dices, la regla es simple: reemplazar todas las vocales por la letra «o» en el idioma español.

Joseto Romero: Vale, tradúceme esto a oblón: «soy muy divertida»

ChatGPT: En oblón, «soy muy divertida» se traduciría como «soy moy dorvotodo».

Joseto Romero: ¡Perfecto! (o «¡porfocto! si prefieres que te dé la enhorabuena en oblón)

ChatGPT: ¡Muy bien! (o «¡moy booon!» en oblón)

Joseto Romero: Vaya, en «booon» te sobra una «o». «Bien» se transforma en «boon», no hace falta añadir vocales, solo trasformarlas en «o»

ChatGPT: Tienes toda la razón, mil disculpas. Entonces, la frase «soy muy divertida» en oblón sería «soy muy dovorotodo».

Joseto Romero: «muy» sería «moy»

ChatGPT: Tienes razón, me equivoqué al escribirlo antes. La traducción correcta de «soy muy divertida» al oblón sería «soy moy dovortido». ¡Gracias por la corrección!

Joseto Romero: ¿Por qué has cambiado de «dovortodo» a «dovortido»? Has introducido una «i» y te recuerdo que la letra «i» ni siquiera existe en oblón. Tampoco existe la «a», la «e» ni la «u»

ChatGPT: Tienes razón, me disculpo por el error. «Dovortodo» es la traducción correcta de «divertido» en oblón. Gracias por la corrección.

Joseto Romero: Tradúceme «¡Hola papá!» del español al oblón

ChatGPT: ¡Holo popó!

Joseto Romero: ¡Perfecto!

ChatGPT: ¡Gracias! ¡Me alegra haberlo hecho bien! ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte hoy?

Joseto Romero: Hay palabras que se dicen igual en español que en oblón. Por ejemplo, «olopopo»

ChatGPT: Lo siento, pero en oblón no puede haber palabras que suenen exactamente igual que en español, ya que en oblón todas las vocales se sustituyen por la letra «o». Si se pronuncia igual que en español, entonces es una palabra española, no una palabra oblón. En este caso, «olopopo» no tiene significado en español, por lo que no puedo determinar su traducción al oblón.

Joseto Romero: «Olopopo» sí existe en español. Es el nombre de un ave rapaz nocturna de gran tamaño que abunda en la costa del Pacífico. Y esto que te he dicho es totalmente cierto, no una leyenda oblona

ChatGPT: Disculpa, tienes toda la razón. No estaba al tanto del término «olopopo» en español. Gracias por corregirme.

Si sientes curiosidad, te animo a que preguntes a ChatGPT por el idioma oblón y, por qué no, le pidas alguna traducción. ¡Me encantará si compartes el resultado en los comentarios!

Plenilunio

Desde muy antiguo, la Luna se ha utilizado para medir los tiempos y determinar el calendario.

Holoceno 13000, mi lista de correo de escritor, ofrecerá una nueva entrega con cada plenilunio, resonando así con el ritmo del baile de la Tierra con su satélite . Las noches de Luna llena te invito a acompañarme en un viaje de literatura, tecnología, fantasía, innovación, cuentos, futuro y ciencia ficción, porque nada como la Luna conjuga de una manera tan excepcional lo científico y lo mágico.

¿Me acompañas?

Suscríbete a Holoceno 13000 aquí y consigue de regalo el ebook FUTURANTIS.

Ciencia ficción agrícola en «El mercader de Venus»

Francisco Tapia-Fuentes lo ha vuelto a hacer.

Es la persona que impulsa la editorial riojana Con Pluma y Píxel, una editorial independiente con la que es imposible no encariñarse. Abarca librojuegos, fantasía y, algo muy importante: apuesta por el relato de ciencia ficción en español.

Francisco lanzó a principios de 2020 el primer número de El mercader de Venus, una antología de relatos ciencia ficción. Ha continuado con paso firme en esa senda y ya van cuatro números de esta maravillosa antología. Porque este editor incansable lo ha vuelto a hacer: nos ha presentado recientemente el cuarto volumen, dedicado esta vez a ciencia ficción agrícola.

He tenido el privilegio de participar en las cuatro ediciones de El mercader de Venus, Francisco me invitó a aquella primera antología y, desde entonces, sigo fiel y he aportado ya cuatro relatos.

La temática de este cuarto volumen es quizá la más original de todas, ciencia ficción agrícola o agro ci-fi. Un reto. Mi relato El cañón cinético es la respuesta a este reto, una historia ambientada en el Amazonas en un contexto bélico y con una misión que cumplir a machetazos entre la maleza. Te invito a leerlo para conocer la componente de agro ci-fi.

Espero que El mercader de Venus tenga pronto una quinta entrega y que Francisco me invite de nuevo a participar. Confieso, eso sí, que me genera curiosidad e inquietud a partes iguales conocer la temática del siguiente número.

Piece of my heart (Janis Joplin)

Tengo un relato en proceso de ideación que mezcla una banda de rock y un personaje con poderes paranormales. En un momento dado, quiero mencionar en el relato al club de los 27.

El club de los 27 hace referencia a una serie de músicos y otros artistas que murieron a la edad de 27 años. Los de mi quinta recordamos muy bien el caso de Kurt Cobain, el líder de Nirvana, porque la noticia de su muerte nos cogió de sorpresa en plena adolescencia en los años noventa profundos. Los que sean más jóvenes que yo, recordarán con más claridad el caso de Amy Winehouse.

Aunque el fallecimiento de Cobain vino a acuñar definitivamente el concepto del club de los 27, la cosa se había gestado antes, entre 1969 y 1971, con la muerte de músicos como Brian Jones de los Rolling, Jimi Hendrix o Jim Morrison de The Doors.

Y con la muerte de Janis Joplin.

Podría decir que busqué un vídeo de Joplin para documentarme, pero no sería del todo cierto porque la referencia al club de los 27 en el relato será solo eso, una referencia, una mención o un comentario de algún personaje.

Pero no todo es documentación.

Hay otra cosa que los escritores necesitamos y es meternos en contexto, entrar en un cierto modo de pensar, acercarnos a un estado emocional determinado. Esto ayuda a darle a la escritura el pulso necesario, la textura adecuada.

Fijaos qué potente es este video de Piece of my heart en directo grabado en Alemania en 1968, y donde Janis Joplin lanza una interpretación bestial.

No es una voz que pueda decirse en el canon de lo que es cantar bien, pero transmite muchísimo. Pone los pelos de punta. Me impresionó la actuación de Joplin y me he creado mi propia imagen de esta mujer, mi propio personaje completado con mucha imaginación y detalles que tan solo son ficción.

Veo a la cantante ya devastada por la heroína y el alcohol en este vídeo, dos años antes de su muerte. De hecho no parece que tenga veinticinco años, está envejecida. Me da la sensación de que, de alguna manera, sabe que morirá pronto y que no son muchos los momentos plenos, como este, que podrá disfrutar. Por eso invita al público al escenario, para hacer de ese tiempo y ese espacio algo inmortal, y quizá también para rodearse de un cariño que realmente necesitaba. Imagino una Janis Joplin que desde niña ha buscado la felicidad, pero que esta le ha sido esquiva. Mi Janis imaginada es una niña primero y luego una adolescente que pide amor a gritos y no lo consigue, y que de tantas ganas lo cree ver ya de veinteañera en un espejismo: confunde la felicidad serena y a largo plazo con el placer inmediato del sexo, el alcohol y la heroína. Aunque quizá solo se sintiera plena en el escenario.

Sí, he creado un personaje, mi Janis Joplin particular, con dos o tres elementos reales y muchísimos ficticios. Pero es que soy escritor y necesito construir el personaje completo. Y con «completo» no me refiero a crearle una biografía de doscientas páginas que trace su vida, sino a darle esencia y sentido. Y la tragedia de una mujer que busca ser querida pero solo encuentra placeres efímeros que acaban con ella me parece algo bastante completo.

Me parece que esta canción, la interpretación tan poderosa, la historia triste que le he inventado a mi Janis y cierta rabia contra las drogas y todo lo malo que provocan crean un marco emocional que, sí, seguro que acaba derramando chorros de «esencia Joplin» en el texto que resulte.

Venga, ya puedes volver a ver el video de nuevo que lo estás deseando. Yo termino aquí el artículo y dejo que Janis te hipnotice con su manera de cantar Piece of my heart.

Zamagesti y las ciudades inteligentes

Lanzo un nuevo libro, de nuevo dentro de la colección Mil Oniros Ciencia Ficción. Por lo tanto, se trata de un relato de unas 10.000 palabras (alrededor de 50 páginas), independiente y autocunclusivo. Estará disponible a la venta a partir de las Dracónidas, el 8 de octubre de 2022.

Al escribirlo, he removido varios sustratos de mi base de ingeniero. Incluso he invocado a mi personalidad digital de niño, mucho antes de empezar la carrera de teleco en la universidad. Me refiero a la Inteligencia Artificial y a las ciudades inteligentes o smart cities. Pero dejadme que os enseñe primero la portada y ahora mismo continúo unos cuanto píxeles más abajo.

Espero que os hayáis demorado un poco en la portada en lugar de saltar con scroll directo hasta estos renglones, porque tiene dos cosas muy especiales y que juegan muy bien con el contenido de la historia. Se trata de una portada híbrida. La han hecho a medias la Inteligencia Artificial de NightCafe y la inteligencia natural de Alberto García Gómez, gran amigo, ilustrador y diseñador. Y es que Zamagesti, uno de los principales personajes de este relato, es una híbrida, una mujer con un ciberimplante neuronal, la representación de una etapa de transición entre lo puramente humano y lo puramente digital.

Mi relación con la Inteligencia Artificial empezó en la época de los 8 bits, en un ordenador Amstrad CPC464 de cassette y gracias a los libros de Tim Hartnell, un autor pionero en la divulgación y la enseñanza de la programación en aquella época en la que el BASIC reinaba. De todo esto hablé en el blog de mi colega escritor de ciencia ficción Ismael Santiago (os dejo link aquí). Hoy en día sigo enganchado a la IA, esta vez a través de mi trabajo en proyectos de I+D+i. Aunque mi papel no es el de programar redes neuronales ni desarrollar modelos con machine learning, sí que necesito tener una panorámica del estado del arte de la IA y entender cómo puede aplicarse a problemas reales. Y una de las cosas que tengo presente siempre es que la IA es una solución imperfecta. Cuando existe una manera determinista de hacer las cosas, la IA no tiene sentido. Vale, la afirmación es demasiado categórica y rascando un poquito se le verán las costuras, pero resume bien, creo, para qué cosas sirve mejor la IA. En general, la IA funciona bien cuando no hay una ecuación que describa un comportamiento y debemos recurrir a probabilidades, parecidos, comparaciones y otras formas matemáticas que como resultado dan, en lugar de una certeza, una probabilidad. Por eso me parecía interesante jugar a personificar la IA y pensar qué es lo que más rabia le daría. Y mi conclusión es que lo que más odiaría una IA, si tuviera sentimientos, sería precisamente la incertidumbre, lo impredecible, porque es lo que hace que falle y sea menos eficiente. Así me había encontrado con un personaje, un un prototipo de personaje: una IA que busca mejorar sus porcentajes de acierto y, además de mejorar sus algoritmos, se empeña en eliminar los factores de incertidumbre.

Por otro lado, todos sabemos que la incertidumbre es precisamente la sal y pimienta de la vida. Así que el choque máquina-persona está servido. Necesitaba ahora instalar en algún sitio a mi recién creada IA ficticia.

¿Dónde mejor que en una smart city?

He trabajado durante muchos años en smart cities, ciudades inteligentes. No os quiero aburrir, pero yo estuve allí, hace muchos años, cuando desde la patronal española se dio una definición de qué es una smart city, la definición que luego se adoptó ampliamente. Y también estuve cuando se creó en comité de normalización de AENOR sobre ciudades inteligentes, y cuando se definieron varios programas de I+D+i para el desarrollo con su debido pertrecho de millones de euros, o cuando hablamos de los grandes problemas: densidad, interoperabilidad, mantenimiento de los sensores, qué plataformas usar y mil cosas más. Dicho todo esto, yo era una pieza más en medio de los grandes actores en esto de las smart cities, pero sí puedo decir que tengo una conciencia bastante presente de lo que son y lo que no.

Había escuchado unos días atrás la noticia de que una empresa china de videojuegos había colocado como directora general o CEO a una IA en lugar de a una persona y quería aprovechar ese concepto tan potente para hacer ficción sobre ello. Creo que pocas veces he tenido una base documental y de experiencia tan sólida para escribir un relato como el que estaba gestando en la imaginación. Y, sin embargo, la narración me pudo. La historia me ardía en las manos y la tecleé totalmente inmerso en la trama y sin dejar entrar en mi cerebro todo ese torrente de conocimeinto sobre IA y sobre smart cities. que he atesorado con la fuerza de los años. No, lo tengo tan interiorizado que no necesité abrir una sola pestaña de navegador para documentarme en internet, pero es que la historia me atrapó y no me dejaba despegarme de la página y el teclado.

Así se creó Zamagesti. Al final, la base científica y tecnológica de IA y smert cities que contiene se quedó minimizada a un barniz. Un barniz sobre el que he echado a correr a mis personajes: motos, drones, disparos, velocidad y mucha electricidad.

Estaré encantado de conocer qué os parece el relato. ¡Gracias por leer!

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