La cosmonave perdida

 

Con La Cosmonave Perdida, de Miguel Ángel Alonso Pulido, traigo de nuevo un libro de ciencia ficción a mi blog. Se trata del primer libro publicado del autor, una novela corta, que introduce todo un mundo de ficción. Leí este libro a principios de 2016 y lo reseñé en Diludia, mi espacio web anterior a este blog. Hoy recupero y adapto el comentario que hice entonces, y quisiera ya en la introducción decir algo muy relevante sobre la literatura de Miguel Ángel: a día de hoy, he leído todos sus libros publicados y estoy a la espera de la próxima publicación de la novela que cerrará la saga abierta por La Cosmonave Perdida.

 

Mi reseña original, de 2016

La Cosmonave Perdida cuenta con algunos de los principales ingredientes del género: naves espaciales, armas láser y no solo humanos. Se trata de una novela ágil, construida sobre un mundo de ficción que se intuye muy sólido pero del que no se da más información de la necesaria, y con una excelente gestión de la intriga. El resultado es un libro adictivo y dos veces bueno, por lo breve.

La novela trata sobre la aparición de una inquietante cosmonave. El motor principal de la trama es precisamente la resolución del misterio y, sin embargo, lo que engancha al lector no es tanto el avance de la trama principal como la continua tensión a la que están sometidos los personajes en cada escena. Se trata de un texto casi cinematográfico, de aventuras y de acción constante que hace de La Cosmonave Perdida un libro de lo más entretenido.

Aunque en un primer plano tenemos a los protagonistas resolviendo situaciones complicadas, la novela permite al lector asomarse ligeramente a un mundo futurista con una compleja organización política. Sin duda el Gran Consejo que gobierna la galaxia es un lugar apropiado para intrigas y grandes planteamientos. Suena el eco de una guerra pasada y se intuye un gran conflicto por venir. Pero La Cosmonave Perdida no profundiza en nada de eso, se mantiene fiel al ritmo trepidante de la escena concreta que nos cuenta en cada momento. ¡Bien! ¿cuántas veces hemos tenido que leer cientos de páginas antes de llegar a la verdadera acción? Si quieres saborear lentamente un menú degustación, puedes optar por muchas buenas sagas que te satisfarán, pero si quieres tomarte un café solo muy cargado de un trago, La Cosmonave Perdida es lo tuyo.

Empieza in media res y, así, nos presenta al protagonista en acción. No nos interesa la infancia de Chaka Gutionov ni su historia, el autor lo mete en apuros y hace que se desenvuelva. Ya está, tenemos un personaje definido. Y así con el resto del reparto, caracterizaciones muy hábiles y personajes interesantes, entre los que me gustaría destacar el aracnoide Tenok Pol. Todos quedan trazados con pocas líneas y, sobre todo, a través de diálogos muy bien elaborados. Y esta es otra contribución a que la novela parezca tan cinematográfica: abundan los diálogos pero no son gratuitos, siempre hacen avanzar la trama.

Otra característica destacable de La Cosmonave Perdida es la forma en la que se resuelve el equilibrio entre ciencia y ficción. Aunque no diría que se trata de ciencia ficción de la más dura, es evidente que hay un gran trabajo en la descripción de la tecnología para mantener una coherencia con la ciencia que conocemos. Sí, tiene una textura que recuerda a Star Wars, pero en el caso de La Cosmonave Perdida la ciencia y la tecnología son elementos de peso. Siendo claros: uno puede basar la historia de Star Wars en un futuro con naves espaciales, en la Edad Media, el salvaje oeste o casi en cualquier escenario, y pienso que están muy acertados aquellos que clasifican Stars Wars en el género de fantasía. Pero la novela de Miguel Ángel Alonso Pulido le da a la tecnología un papel más relevante que el de simple decorado y lo aprovecha para generar tensión: la radiación va en aumento y eso inyecta urgencia, la gravedad es diferente que en la Tierra y eso influye en cómo se mueven y qué pueden hacer o no los personajes, y otros elementos que nos llevan a clasificar La Cosmonave Perdida como ciencia ficción, sin ninguna duda. Pero, y aquí está la clave del equilibrio, el autor no se pierde en explicaciones científicas innecesarias. Algunas da, sí, pero aportan coherencia sin llegar a cortar el ritmo de la novela. Es decir, no para la película para proyectar un documental, tenemos película todo el rato. Conseguir este equilibrio no es sencillo, y para mí es uno de los grandes méritos de La Cosmonave Perdida.

Y todo esto en una novela de debut, la primera novela publicada de Miguel Ángel Alonso Pulido, y está llena de puntos a favor. Desde luego, algún aspecto a  mejorar encontraremos si sacamos la lupa. Pero no cabe duda de que estamos ante un ejemplo más del excelente trabajo de la nueva generación wlogger. Sí, el autor mantiene su propio blog de escritor, con series de artículos realmente interesantes y un enfoque de escritor-editor-empresario que merece la pena seguir. En su web encontraréis, además, una sinopsis que de verdad os cuente de qué va la novela (mi reseña, como es habitual, apunta otros aspectos más que resumir la trama u ofrecer una sinopsis).

Leí la novela en ePUB, y lo configuré con letra blanca sobre fondo negro, el «negativo» de lo habitual. Aparte de que me parece una forma muy agradable de leer, el fondo negro para una novela de ciencia ficción con espacio profundo alrededor es de lo más apropiado.

Ahora que La Cosmonave Perdida ha mostrado la puerta a un mundo de ficción con mucho potencial, queda preguntarse cómo habrá decidido Miguel Ángel desarrollarlo en sus siguientes novelas, Traición en el Gran Consejo y Proyecto Armagedón. Aunque tengo otras lecturas pendientes y la llamada de espadas y dragones es fuerte, seguramente la ciencia ficción y la novelas de este autor se abrirán un hueco de nuevo en mi Kindle.

 

Preguntas con respuestas

La Cosmonave Perdida es un libro autoconclusivo. La historia que se plantea, el conflicto, se cierra con el punto y final. Sin embargo, el desarrollo del mundo de ficción creado queda abierto y tiene continuidad en la saga de La amenaza treyana del mismo autor. La guía de lectura que Miguel Ángel incluye en su web expone de una manera muy ordenada y útil toda la obra, incluidos algunos relatos adicionales, para facilitar a los lectores una buena experiencia.

Me juré no comenzar el primer libro de ninguna saga que no estuviera ya completada porque quiero evitar a toda costa engancharme a una historia inconclusa y arriesgarme a quedarme colgado y con síndrome de abstinencia lectora a la espera de la publicación de las continuaciones. Por eso, la noche que comencé a leer Traición en el Gran Consejo, mi intención era solo sondear, pero no realmente leer la novela completa. Sin embargo, no pude dejar de leerla. La Cosmonave Perdida es un buen texto para un autor novel y autopublicado, pero que queda en el círculo de historias entretenidas y agradables, lejos del conjunto de novelas memorables o del top de libros favoritos para un lector con un mínimo de bagaje. Por eso me sorprendió el salto de calidad que Traición en el Gran Consejo supone respecto a La Cosmonave Perdida. Y me alegró mucho. Pero hablar de este libro y los siguientes será motivo de otra reseña o entrada de blog. Hoy me quiero centrar en comentar el resultado: leí la saga y ahora me encuentro a la espera de la publicación de la novela que promete cerrarla, La guerra del ayer, que me consta que está en proceso de elaboración. Estoy tranquilo porque el autor transmite una imagen de profesionalidad muy fuerte y estoy seguro de que trabaja duro para terminar su saga y aliviarnos el síndrome de abstinencia lectora a los que quedamos enganchados a su mundo de ficción.

Leer autores independientes cuando uno mismo también lo es enriquece muchísimo. En el caso de Miguel Ángel Alonso Pulido, tan interesante como su obra de ficción es su trabajo como divulgador sobre asuntos de autopublicación y del oficio de escritor. Descubrí a Miguel Ángel por sus artículos, no por sus libros, cuando llegué a su web buscando información sobre Scrivener. Pronto, pasé de leer sus consejos a sumergirme en sus libros y a seguir su carrera de autor. Estoy convencido de que volveré a hablar de Miguel Ángel es este blog, más pronto que tarde.

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