Me gustan los making of de películas y series, esos pequeños documentales que cuentan cómo se hizo. Por eso, como escritor, me gusta incluir una sección de cómo se hizo en mis libros. Naksatra, el recopilatorio de cuentos que publiqué en 2017, incluye uno muy detallado en el que explico el proceso creativo de cada uno de los textos y, también, del libro en su conjunto. Escrito en piedra: Nigredo también incorpora un apéndice, esta vez muy breve, que narra el proceso de creación de los microcuentos, aunque se centra en la parte material y plástica, de cómo caligrafiar un microcuento sobre piedras recogidas en distintos momentos y lugares de España con este propósito.
Cuando publiqué La bruja Maruja y su castillo, no incluí un making of. A diferencia de los anteriores, que son para adultos, La bruja Maruja y su castillo es un cuento infantil ilustrado y no consideré apropiado añadir nada más. Sin embargo, su proceso creativo ha sido genial y merecedor de un cómo se hizo: lo creé a medias con mi hijo Iván cuando él tenía 4 años, y eso lo hace muy especial. Además, las ilustraciones y la maqueta corrieron a cargo de Alberto, uno de mis mejores amigos. Así que allá voy, el merecido making of de La bruja Maruja y su castillo tendrá cabida, finalmente, en este blog.
Todo empezó el 30 de marzo de 2018. Agarré un cuaderno, un bolígrafo y le propuse a Iván escribir un cuento. Así, sin más. Los cuentos forman parte de nuestro mundo desde que mi hijo nació. Le he leído muchos pero, también, los he inventado para él. Estos cuentos inventados muchas veces no pasan de su versión oral. Iván, como cualquier niño, pide repetir los cuentos que le han gustado. Así, algunos de los que hemos inventado han ido evolucionando y puliéndose hasta funcionar realmente bien. La bruja Maruja y su castillo tuvo una primera versión del tirón, calculo que en cosa de menos de media hora. Quise hacerlo con dibujos y escribiendo letras, no solo como ejercicio oral, y también impliqué a Iván desde el primer momento en su creación. Mi hijo no sería un receptor pasivo, sino que construiríamos juntos la historia. Y funcionó. Suyos fueron los elementos principales: una bruja como protagonista, un castillo como lugar o escenario, y tirarse pedos como acción. Teníamos quién, dónde y qué, suficiente para empezar, y nos pusimos a ello. Así, libreta y boli en mano, creamos la primera versión. He escaneado sus 8 páginas originales para que podáis ver dos cosas. La primera, que el proceso creativo es muy divertido. La segunda, que soy tremendamente torpe dibujando pero sí, los dibujos son míos aunque parezcan de un niño.








Lo siguiente fue mostrar orgullosos nuestra creación. Aquello era un cuento completo, con su trama y su desarrollo. Había detalles que ir puliendo, desde luego, pero ya tenía un material perfecto para contar a Iván una y otra vez.
La bruja Maruja y su castillo tenía potencial. Me gustaba y, mejor aún, le gustaba a un niño de 4 años. Decidí evolucionarlo a un cuento «de verdad», a una edición de libro infantil ilustrado como los que se apilan en la balda más baja de nuestra librería del salón, la pequeña biblioteca de Iván.
Tocaba pasar el cuento a ordenador, redondear algunos detalles, pulir y corregir el texto. También, pensar en el formato. Sería un cuento ilustrado a todo color y a página completa, con formato cuadrado. El texto llevaría una letra grande y de tipo ligada, esa que utilizan en los colegios para enseñar a leer a los niños. Todo esto no vino de un análisis concienzudo ni tampoco del azar. Los criterios para el formato respondían, ni más ni menos, a lo que yo mismo como padre buscaba en un cuento cuando tenía que elegir uno para mi hijo de, entonces, 4 años.
En este tipo de libros, el trabajo de ilustración es enorme. Mi amigo Alberto aceptó el reto de ilustrarlo y maquetarlo. Le pasé el texto y, a partir de ahí, fuimos dando los pasos necesarios. En esta fase el trabajo estaba en su tejado. Hablábamos cada pocos días, casi más por mail que de viva voz, y utilizamos Google Drive para compartir los archivos. Recuerdo que era siempre una alegría recibir una actualización y hacer comentarios sobre los bocetos o dibujos originales. No podía resistir la tentación de enseñarle a Iván los progresos y preguntarle qué opinaba de los dibujos.

El cómo se hizo podría tener todo un capítulo aparte en cuanto a diseño, ilustración y maquetación. Algunas de las cosas con las que tuvo que lidiar Alberto, además de concebir en imágenes una historia que era solo texto, fue con los dibujos originales en tamaño A3 y su posterior escaneo y ajuste para trabajar en digital, las pruebas de color con los distintos estándares, como CYMK, y las diferencias entre lo que uno ve en una pantalla de ordenador retroiluminada y lo que luego queda impreso en papel, el ajuste del grosor de la tipografía para que el ligado de las letras fuera continuo… y lidiar conmigo, el autor pesado, que en dos o tres ocasiones le pedí cambiar algún pequeño detalle del texto. Alberto aportó muchísimo a la historia, no solo las ilustraciones.
En paralelo, redactamos todas esas cosas adicionales al cuento como tal que debe llevar un libro: portada y contraportada, dedicatoria, sinopsis y un parrafito sobre los autores. Con todo el trabajo realizado y la maqueta en el formato exacto que elegimos de entre las opciones de Amazon, subimos el libro a la plataforma. El proceso requirió algunos ajustes adicionales y esperamos a recibir la copia física de prueba antes de publicar el cuento y que estuviera disponible para todo el mundo.
Y, por fin, el 28 de noviembre de 2018, ocho meses después de que lo cibiera con Iván, La bruja Maruja y su castillo era ya un cuento de verdad que cualquiera podía comprar. Inundamos nuestros Whatsapps con la noticia y por fin disfrutamos del resultado, del tacto de las hojas, de las ilustraciones o de regalarlo a los familiares más cercanos. Pero, sobre todo, era un gustazo volverlo a leer con Iván, que ya contaba con cinco años, y que seguía disfrutando con La bruja Maruja y su castillo.
La acogida es, y sigue siendo, estupenda. ¡Gracias por todos vuestros cariñosos comentarios! Os animo a crear vuestras propias historias junto con los peques, es toda una aventura.