Ginoides y parejas de ciencia ficción en «2222», de P. L. Salvador

Hace unos días terminé de leer 2222, de P. L. Salvador. Y, como la novela se ha empeñado en hacerme pensar y ha mantenido su inmersión más allá del punto y final, traigo aquí un artículo-reseña personal y subjetivo. La reseña es inofensiva en tanto que no tiene destripes (o spoilers para los que gusten del término inglés), pero si queréis que dialoguemos sobre ella, nos vemos en los comentarios, ahí sí, sin filtros ni cautelas.

Título: 2222
Autor: P. L. Salvador
Editorial Pez de Plata, año 2017
104 páginas en versión impresa, o 2 horas y 43 minutos en audiolibro

Descubrimiento

Llegué a 2222 en el verano de 2025. Quería una novela de ciencia ficción española en audiolibro que me acompañara en mis paseos nocturnos. Mejor si no era demasiado larga. Abrí Nextory. Su catálogo de ciencia ficción tiene lagunas y en ocasiones he echado en falta muchos buenos clásicos del género. Pero hay que reconocer que lo alimentan constantemente y esperaba encontrar algo nuevo. Entre los títulos que me ofreció la búsqueda, apareció 2222. No conocía al autor, sí a la editorial Pez de Plata. Aquello era un audiolibro de ciencia ficción en español y su duración, contenida en menos de tres horas, adecuada para terminar en dos o tres paseos. Así, pulsé el triángulo de play.

Sinopsis

Imagínate en el año 2222. Imagina un planeta superpoblado donde convivimos con robots, aeronaves personales y androides de todo tipo. Como somos demasiados, los elementos deletéreos lo tienen fácil. Lo que antes mataba a seis personas, ahora mata a seis mil. Imagina cuánto paro habrá. Cuánta insatisfacción. Imagina hambrunas, hacinamiento, epidemias, catástrofes naturales… ¿Todavía crees en la humanidad? Piénsalo.
Ahora imagina una casa de campo y un grupo de personas que quieren vivir al margen de la sociedad. Imagina que eres una de esas personas. Visualízate. Si ya te ves dentro de esta historia, responde a la pregunta que la inicia: «Imagina un mundo mejor. ¿Qué añadirías? ¿Qué quitarías? Piénsalo bien».

Mi lectura

Este libo me ha acompañado durante tres días de primeros de agosto. Es una novela de ciencia ficción ambientada en el año 2222. Aunque creo que el título no se refiere solamente al año.

¿Entonces a qué?

A las parejas. Las parejas reales, las parejas potenciales, que se crean entre los personajes que comparten una especie de comuna futurista, tecnológica e intelectual, pero absolutamente cercana y natural para un lector actual. 2222 trata también de parejas por los narradores que usa, siempre en primera persona con el rol de alguno de los protagonistas, por lo que las relaciones entre personajes se desarrollan con ese punto de vista de binomios yo-tú (a veces, de yo-vosotros) que ocurre en este tipo de narradores. Por supuesto, esta es mi interpretación, que puede coincidir o no con la intención del autor al titular así su novela.

2222 se ambienta en un futuro superpoblado y en el que la sociedad está al borde del colapso. Se construye, por lo tanto, sobre una premisa típica de la ciencia ficción. Pero donde 2222 brilla es en lo atípico. Elige un punto de vista enfocado en unos pocos personajes y sus conflictos. Los grandes acontecimientos suceden en segundo plano. Y eso es un acierto. Por supuesto que me hubiera gustado saber más de la trama geopolítica y las conspiraciones que mueven los hilos, pero entonces la novela sería otra cosa, interesante también, pero tal vez con menos encanto. Esto me gusta, nos demuestra la versatilidad de la ciencia ficción, cómo es un género que admite una gran originalidad mucho más allá de una cierta premisa o un «novum» ya utilizados. También, el foco puesto en los diarios de los personajes, en su propia narración subjetiva, es un gran acierto de la novela, que consigue así plantear varias preguntas profundas, interesantes, y exponer las diferentes respuestas de cada personaje sin caer en la imposición de moralejas o grandes respuestas categóricas. Porque, si hay un objetivo en 2222, no es el de dar respuestas, sino el de plantear preguntas. El personaje de la ginoide -o androide femenina- Kest me parece, en este sentido, muy rico. Amplía el foco de temas planteados, de posibles reflexiones. Tantas que, quizá, las 104 páginas (o las menos de tres horas de duración en audio) se quedan cortas. Pero para los que nos gusta el café con mucho sabor, bien cargado y sin aguar, eso está bien. Y, caramba, que no puedo resistirme, me ha atraído irremediablemente la ginoide Kest y su evolución: he disfrutado muchísimo buscando paralelismos con Ada, la autómata que mueve gran parte de la trama en mi libro Estrella blanca, estrella roja.

El estilo de 2222 es directo, atípico, se apoya mucho en la elipsis, en lo que se omite, y eso le da a la lectura un grado más de dificultad, pero también de estímulo. Uno como lector tarda varios capítulos en hacer pie hasta que, una vez encajadas las piezas maestras, seguir con el puzle que plantea la narración se convierte en una gozada. Pero no temas, en esta novela «varios capítulos» no implica esperar mucho: son brevísimos y ágiles.

A destacar, también, el pequeño juego metaliterario que plantea. Presente y aflorado como para que lo apreciemos los lectores que, como yo, disfrutamos de estos guiños. Pero suficientemente contenido como para que la experiencia lectora de alguien que prefiera centrarse en la novela sin mirar hacia los lados la disfrute sin demasiadas interferencias.

Hay algo más que quiero contarte de 2222, algo que me encanta. Es ciencia ficción en español, pero no solo porque el autor sea de Valencia, o la editorial de Oviedo. También porque los escenarios de la novela transcurren en España, en lugares a los que tengo cariño, como Calpe. Realmente, la novela funcionaría exactamente igual de bien si se hubiera ambientado en Estados Unidos. O casi tan bien, porque el temple de algunos personajes se me antoja más acorde con lo mediterráneo que con lo norteamericano. Y, caramba, que la ambientación mediterránea contribuye a la originalidad, claro que sí.

¿Te lo recomiendo?

Sí, te recomiendo leer 2222 de P. L. Salvador.
Si eres fan de la ciencia ficción, te lo recomiendo. Aunque la premisa no resulte rompedora, la forma de narrar, los puntos de vista y el abanico de preguntas que despliega son más que suficientes para un disfrute pleno.
Si no eres fan de la ciencia ficción, te lo recomiendo. Encontrarás algunos momentos perturbadores, pero no diría que es un libro complejo, no plantea verdaderas dificultades para el lector en cuanto a entender conceptos científicos o tecnológicos. Si la lectura presenta algún reto, no es por la ciencia ficción, y en cualquier caso no hablaría de lectura difícil, sino de estimulante.
Si no tienes costumbre de escuchar audiolibros, te recomiendo que lo leas en papel. Recuerdo que hace años, cuando escuché mis primeros audiolibros, me costaba alcanzar el mismo nivel de concentración y disfrute que conseguía con naturalidad en la lectura impresa del papel o del ebook. Hoy por hoy, muchos audiolibros después, me he acostumbrado a ellos y consigo una inmersión tan fuerte en audio como en lectura tradicional. En el caso de 2222, el número de personajes es alto y sus nombres, extraños. Ese puntito de concentración que exige la novela puede ser un pequeño inconveniente si acabas de empezar con los audiolibros o te cuesta más concentrarte en el oído que en la vista.

Enlaces para saber más:

Sobre el autor: https://plsalvador.blogspot.com/

El libro en la editorial: https://editorialpezdeplata.com/coleccion-narrativa-pez-de-plata/22-2222-9788494696220.html

Qué es un tataradeudo, que reconozco que yo no lo sabía antes de leer esta novela: https://dle.rae.es/tataradeudo

Te leo en los comentarios. Y si quieres leerme tú a mí, te regalo un ebook aquí.

El mercader de Venus, nueva época

Este año 2025 vuelve El mercader de Venus, y lo hace con aires renovados.

Abandona su antiguo formato de antologías de relatos para transformarse en una revista al más puro estilo pulp. Aunque con muy buenas calidades en la cubierta y el papel, todo hay que decirlo.

Además, amplía su rango temático para incorporar, junto a la ciencia ficción que ya contemplaba anteriormente, el terror y la fantasía.

Esto es una buena noticia. En España no abundan las revistas de literatura de género y contar con esta referencia es algo que celebrar. Además, en adelante lanzará convocatorias abiertas a escritoras y escritores, lo que es garantía de variedad y originalidad.

He tenido el privilegio de publicar relatos en los cuatro primeros números de la primer época de El mercader de Venus y, en esta nueva etapa, también participo. Y eso me encanta.

Mi cliente era Inox-7000, con número de serie 9798546041519. Se trataba de un cuchillo de cocina profesional de acero inoxidable forjado, mango de micarta con tres remaches y unos espléndidos veinte centímetros de hoja.
Estaba acusado de asesinato.

Así comienza Inox-7000, el relato con el que contribuyo a este número 5 de El mercader de Venus, el primero de esta nueva época. Es un relato policíaco y de ciencia ficción, con humor y también con un puntito de acidez. He buscado esa doble lectura que tanto me gusta en relato corto, que permite tanto una lectura entretenida y ligera como una reflexión más profunda.

Porque, ¿qué te parece que un cuchillo sea acusado de asesinato?

Si quieres saber más sobre la revista, te lo cuente directamente el editor en esta entrevista en Instagram con todos los detalles. Bueno, te lo contarán el editor, Francisco Tapia-Fuentes, pero también Nuria Chicote, la anfitriona y conductora de la entrevista, y yo mismo, que me colé en la fiesta como autor.

Si quieres descubrir la historia de Inox-7000 y descubrir los otros textos maravillosos que lo acompañan en la nueva entrega de El mercader de Venus, te invito a que te hagas con tu ejemplar aquí:

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Cumplecuento 2025: «El objeto Gilaed»

Hoy quiero regalarte un relato muy especial.

Porque es 23 de marzo. Mi cumpleaños. Y, por lo tanto, el día del cumplecuento.

Este año te traigo El objeto Gilaed.

Es un cuento que desarrolla el concepto de radioarqueología y que, además de su envoltorio de ciencia ficción, tiene un corazón de historia de amor.

He tenido el privilegio de verlo publicado en el segundo número de la serie de libros de ciencia ficción El mercader de Venus, de la mano de la genial editorial Con Pluma y Píxel.

Me consta que es uno de los favoritos de mis lectores. Es probable que ya lo conozcas, o que te acerques por primera vez a este relato. Sea como sea, espero que lo disfrutes.

¡Aquí lo tienes! Puedes leerlo directamente en pantalla o descargarte el PDF pinchando un poco más abajo.

El objeto Gilaed, junto con otros relatos cortos de ciencia ficción, forma parte de la antología Futurantis, que regalo nada más que por suscribirte a mi newsletter en Substack.

¡Gracias por leer!

Lanzo «WARMOR, armadura de guerra»

Hoy publico nuevo libro.

Pertenece a la colección Mil Oniros Ciencia Ficción. Es ya el número 17 de esta serie de relatos cortos para leer en una hora que sale a la luz.

Sin embargo, es probable que en esta ocasión la lectura de WARMOR lleve más tiempo. Porque se trata de un librojuego y su exploración completa requiere cierta habilidad y concentración.

Sí, he querido colar un librojuego en una colección de relatos. WARMOR trata sobre un robot que, súbitamente, adquiere conciencia de sí mismo. Esta premisa encaja muy bien en la modalidad de lectura que plantean los libros al estilo de los Elige tu propia aventura. Permite al lector ser el protagonista, sentarse a los mandos del robot, dirigir sus pasos y adoptar las decisiones que estime oportunas.

Pero, a pesar de ser un librojuego, no es literatura infantil. Creo que a estas alturas no es necesario recordar que la ficción interactiva, aunque tuvo su boom comercial en los años ochenta de la mano de colecciones dirigidas a niños, abarca mucho más. WARMOR es un relato bélico y trata temas que, aunque habituales en la ciencia ficción, pueden resultar demasiado complejos para un niño.

Te dejo la sinopsis más abajo.

Y si quieres ser el primero en recibir información sobre las novedades y ofertas que lanzo, no tienes más que suscribirte a mi boletín en Substack. Además, ¡por hacerlo te regalo un ebook de ciencia ficción!

Imagina que eres un robot WARMOR modelo Aurora, una armadura de guerra diseñada para garantizar la supremacía de combate en el terreno de la infantería.
Imagina que algo te diferencia de manera radical del resto de máquinas: tú has adquirido conciencia.
Lanzado de súbito a un tablero de juego con más interrogantes que respuestas, deberás buscar tu lugar en el mundo mientras sorteas las amenazas del hostil escenario de la guerra.

6 curiosidades sobre «¡Supercoche!»

Escribí ¡Supercoche! en 2018.

Es un librojuego al estilo Elige tu propia aventura para lectores y lectoras middlegrade (infantil) que combina aventuras y tecnología.

Supercoche

En sus páginas, tienes la oportunidad de pilotar un coche deportivo con personalidad propia gracias a su inteligencia artificial, como una versión moderna de El coche fantástico. También enfrentarás piratas informáticos e incluso podrás competir en una arriesgada carrera automovilística de prototipos.

Durante su escritura, que me llevó meses, quise incluir algunas referencias, guiños y homenajes. Por supuesto, estas no influyen en la aventura como tal y no es necesario conocerlas para disfrutar del librojuego con plenitud. Pero, creo, añaden una capa extra de interés sobre todo a los adultos que se acerquen a su lectura. Revelar estas curiosidades, aunque no supone un spoiler como tal, sí puede dar alguna pista. Pero hace ya unos años que lo publiqué y creo que es un buen momento para desvelarlas. Aquí van.

1. Está basado en tecnología española real

Si, además de librojuego e infantil, tuviera que asignar a ¡Supercoche! una tercera etiqueta, elegiría la de ciencia ficción.

O, siendo más preciso, tecnología-ficción. Lo que probablemente un lector que se acerque por primera vez a ¡Supercoche! no sepa es que este sustrato tecnológico no es casual, sino que es reflejo directo de mi experiencia profesional. Soy escritor, pero también tengo la suerte de trabajar en el campo de la I+D+i en el sector digital. Conozco de cerca ámbitos tecnológicos como la inteligencia artificial, el vehículo conectado y autónomo, la ciberseguridad, las tecnologías cuánticas o la realidad virtual y aumentada. Me encanta utilizar toda esta base de conocimiento como materia prima para crear historias. Los guantes táctiles, el casco de realidad virtual o las increíbles habilidades del supercoche Zirquit están basados en innovaciones y capacidades reales. Y no necesité documentarme en fuentes lejanas: me inspiré en tecnologías ya disponibles y en proyectos de empresas españolas con las que he tenido relación profesional.

La empresa ficticia Neuroquantics de ¡Supercoche! es un trasunto de estas compañías españolas. Ellas son, de alguna manera, las que han equipado al increíble Zirquit.

2. Incluye un homenaje a Tim Hartnell, de parte de mi yo de niño programador

De niño me divertía programando en un ordenador de la época, un Amstrad CPC464 de 8 bits. Aquella máquina cargaba programas a través de cassette y, aunque estaba orientado más a juegos que a cualquier otra cosa, me valió para aprender a crear código gracias al manual de BASIC que venía con el aparato.

Aquel manual pronto se me quedó corto y tuve que recurrir a la biblioteca municipal de Alcorcón, que me quedaba a unos diez o quince minutos andando de casa, para encontrar otros libros de programación. En aquella época, efectivamente, no existía Google, quedaban aún unos años para que Internet llegara a los hogares y las bibliotecas eran el único lugar en el que un niño como yo podía acceder a un mayor conocimiento en informática.

Fue gracias a la biblioteca pública que descubrí los maravillosos libros de Tim Hartnell sobre programación de juegos de ordenador. Con ellos aprendí qué significaba la inteligencia artificial y cómo un programa con un código relativamente breve y sencillo era capaz de emular comportamientos inteligentes, de mover fichas en un juego de tablero o de componer poemas de forma automática.

De Tim Hartnell tomé el apellido para mi personaje de Edward Hartnell, el genio fundador de Neuroquantics en ¡Supercoche!

3. Hace un guiño al programa informático Eliza

Fue también gracias al libro de Tim Hartnell sobre inteligencia artificial que descubrí el programa Eliza. Tim presentaba una adaptación a BASIC del célebre programa. Eliza fue rompedor en su momento, el primer programa de procesamiento de lenguaje natural, que era capaz de mantener una conversación (aunque fuera en modo texto) con un humano. Este chatbot primitivo mantuvo a muchas personas pegadas a la pantalla, tecleando sobre sus sentimientos, sus problemas o sus sueños. Por eso en ¡Supercoche! decidí llamar Elisa a la empleada que te abre las puertas de Neuroquantics.

4. Incluye un homenaje a Edward Packard, de parte de mi yo de niño lector

Me enganché a la lectura de niño gracias a la serie de librojuegos Elige tu propia aventura de la que disfrutamos muchos en los años ochenta y principios de los noventa. El escritor creador de la colección, y uno de los máximos referentes del mundo de los librojuegos, es Edward Packard. Podríamos decir que el propio ¡Supercoche! es en sí mismo un homenaje a aquellos pequeños libros rojos. Para mí, publicar un librojuego por primera vez y hacerlo en una colección de referencia como Tú decides la aventura de la Editorial Hidra completaba el círculo que abrí de niño al descubrir y leer por primera vez las páginas de Elige tu propia aventura. Pero quise ser más explícito aún e incorporar en el nombre de pila del personaje Edward Hartnell de ¡Supercoche! un homenaje directo al gran Edward Packard.

5. El curioso caso de la ciudad de Argleton

En ¡Supercoche!, varias de las escenas cumbres de la aventura tienen lugar en el circuito de Argleton, donde se celebra una carrera en la que tú, lector, tienes opción de participar.

Argleton, en realidad, es un pueblo fantasma.

Sucede que Argleton apareció durante un tiempo referenciado tanto en Google Maps como en Google Earth, pero en realidad nunca ha llegado a existir como pueblo real.

Esta curiosidad de lugar virtual que no corresponde con nada real me pareció interesante y, además, una muestra de cómo entendemos las personas lo real y lo ficticio. Nunca he estado en Sidney, ni tampoco en Rivendel. En realidad, las ubicaciones que sí he visitado no son más que una pequeña fracción de lo que representa un mapa del mundo. Incluso si nos ceñimos a España, hay más de 8000 municipios. ¿De verdad podríamos distinguir si uno fuera, en realidad, inexistente y solo figurara en los atlas y en Google Maps?

6. Otros nombres que no son casuales

Además del personaje de Edward Hartnell, que encierra un doble homenaje a Edward Packard y a Tim Hartnell, de Elisa que refiere al programa Eliza o del circuito de Argleton, otros nombres que utilicé en ¡Supercoche! esconden su propio motivo.

El personaje de Roberts es una referencia al pirata Roberts de La princesa prometida (si no has visto la película o no has leído el libro, ¿a qué esperas para hacerlo?).

El personaje de Morris hace referencia al profesor Robert Tappan Morris, creador del llamado gusano Morris, uno de los primeros malware de Internet.

Y, finalmente, para la piloto Skadi de ¡Supercoche! quise evocar parte del carácter de Ruta Skadi, la Reina de las Brujas en la saga de La materia oscura del escritor británico Philip Pullman.

Creo que todas estas curiosidades enriquecen el libro en una capa adicional. Sin embargo, la esencia de ¡Supercoche! es la aventura, sin mayores pretensiones, y su principal objetivo es entretener a lectores y lectoras. ¿Te atreves a pilotar un supercoche?

Veinte mil leguas de viaje submarino

Hoy os traigo mi lectura seleccionada del mes de febrero de 2024.

Se trata de un clásico de Julio Verne, y una de sus novelas más célebres.

Verne, el autor de los Viajes extraordinarios, el gran precursor de la ciencia ficción moderna, el que tan bien ha sabido conectar con sucesivas generaciones de jóvenes. Y, sin embargo, yo aún no había leído este libro.

En realidad, lo he escuchado en audiolibro. Casi diecisiete horas de audio. Narrado excepcionalmente por la voz de Juan Carlos Albarración en la edición que, en mi caso, encontré en la plataforma Nextory.

Me ha maravillado su prosa. Lenta, sí, en algunos pasajes, sobre todo en los más descriptivos y enumerativos. Verne hace desfilar en inmensos párrafos información que más bien parece propia de una enciclopedia y no de una novela.

Pero, quizá, es que nos estamos acelerando demasiado.

Porque, tras las dos o tres primeras horas de escucha, empecé a acostumbrarme a esta parsimonia. Lo que al principio me llegaba a desesperar, se convirtió en disfrute. Sí, esa manera tan exhaustiva de narrar tiene un curioso encanto. Como si, en una película, se intercalaran de vez en cuando fragmentos de documental. Y eso no está tan mal.

Disfrutar esta novela pausada me hizo sentir rebelde frente a todas esas cosas que se llevan hoy en día en la literatura. Me refiero a los mensajes que pretenden destacar las virtudes de un libro como «Trepidante», «No podrás parar de leer», «Te engancha desde el principio».

Pues bien, Veinte mil leguas de viaje submarino no es trepidante. No es imposibe de dejar de leer (de hecho, estuve a punto de abandonarlo en sus primeros compases). No engancha desde el principio. Pero tiene otras cosas.

Conecté con mi manera de pensar más infantil y adolescente, de esos últimos años del milenio pasado, cuando las cosas no iban tan rápido (y cuando quizá para mí el tiempo pasaba más lento).

Disfruté de la textura del libro, como quien disfruta de un viaje en tren y decide enfocarse en contemplar el paisaje en lugar de obsesionarse con la hora de llegada al destino.

Celebré las escenas y pasajes de acción, las saboreé más y las disfruté enormemente, ya que destacaban tanto entre la parsimonia de la trama que destacaban y brillaban de forma especial.

Y me sentí un poco capitán Nemo, un poco Verne, empaticé con ese afán de encerrarme en mí mismo y dejar la vertiginosa realidad social fuera. Porque, a veces, uno quisiera tener un Nautilus en el que refugiarse de todo el ruido exterior, donde encontrarse a uno mismo y disfrutar de esos momentos propios, sin exposición al escrutinio de los demás. Porque quizá solo así se puede ser realmente feliz.

Así, tengo que reconocer que esta viaje submarino en forma de lectura de audilibro me ha sentado de maravilla. Y he disfrutado de ser rebelde.

Además de en Nextory, también está disponible en Amazon. ¿Te animas a leer (¡o escuchar!) este libro?

A modo de curiosidad, os dejo referencia a una vista de google maps que reproduce el viaje del Nautilus: en este enlace.

Música de ciencia ficción 07: ¿QUIÉNES SOMOS? ¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿ADÓNDE VAMOS? (Siniestro total)

¿Qué son los agujeros negros?
¿Se expande el universo?
¿Es cóncavo o convexo?

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? es una canción de los geniales Siniestro Total, incluída en su álbum Menos mal que nos queda Portugal de 1984.

La ciencia y la ciencia ficción tienen en común el hecho de que plantean preguntas. Se diferencian, eso sí, en la manera de responderlas. La primera utiliza el método científico y, la segunda, la especulación.

Por eso, esta canción de Siniestro total se mueve muy bien entre la ciencia, la filosofía y la ciencia ficción. Plantea tres preguntas cruciales.

¿Quiénes somos? es una pregunta que apela muy directamente a la filosofía.

¿De dónde venimos? es una cuestión que cae, principalmente, en el tejado de los científicos.

¿Adónde vamos? es el interrogante que más genuinamente pertenece a la ciencia ficción, a su capacidad especulativa y predictiva. Es la pregunta más incómoda de todas y la aborda a menudo también la política, con mejor o peor tino y muchas veces de manera capciosa.

Algunos buscan las respuestas en alguna de las más de 4.000 religiones que existen actualmente en el mundo, pero me temo que por esa vía se obtienen más 4.000 respuestas distintas, muchas arbitrarias y contradictorias entre sí y, lo más grave, todas con la seguridad de que solo una es verdadera y las otras más de 3.999 son falsas o incluso herejes.

La ciencia es más humilde, ya que ofrece la mejor respuesta que es capaz y queda abierta tanto a las críticas como a aceptar, si se descubre, una respuesta mejor.

La ciencia ficción, por lo general, es muy potente planteando preguntas, pero suele andar a tientas con las respuestas. De hecho, la resolución que ofrece no deja de ser ficción, quizá basada en alguna hipótesis, pero siempre inventada, orientada al entretenimiento y la reflexión y sin pretensiones de ostentar la verdad. La ciencia ficción se mueve en el modo verbal condicional, de lo que podría suceder, no ofrece certezas ni pretende hacerlo.

La canción de Siniestro total es punk. Y con esto me refiero más a su mensaje que al género musical, que algunos podrían decir que escora más al rock.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? es punk porque encierra una rebledía muy fuerte y genial. Sí, son preguntas trascendentes, pero son expuestas en la canción de un modo casi casual, desenfadado, casi humorístico, popular, como asumiendo que cualquiera puede planteárselas. En un bar. En una conversación con el vecino. En cualquier momento. Y estas pregutnas debe podérselas plantear cualquiera, sin importar procedencia, clase social, orientación sexual ni ningún otro factor.

Y esa es la rebeldía y el carácter punk de la canción. Porque a veces parece que plantearse preguntas, ser curioso o crítico está mal. A veces parece que las repuestas a las cuestiones importantes solo pueden ofrecerlas las personas importantes, como los líderes políticos, religiosos, económicos, mediáticos o culturales. Incluso, más allá, a veces parece que sólo ciertas autoridades tienen la capacidad de plantear las preguntas correctas que la sociedad debe hacerse. Pues no, menos mal que nos queda Siniestro total que nos recuerda que todos y cada uno de nosotros podemos ser curiosos, críticos, y podemos pensar en los temas verdaderamente trascendentes. El futuro y el adónde vamos incluído.

Para mí, este es el verdadero punk, el que contribuye a la emancipación del pensamiento, el quenos hace más libres frente a los sistemas. No son punk, a mi modo de ver, las canciones que hacen apología de las drogas (una forma de esclavismo) ni las que intentan adoctrinar inyenctando a los oyentes un cierto adoctrinamiento (por mucho que sea un adoctrinamiento contra el poder, el sistema o ciertas tradiciones). No. El verdadero punk es incómodo en los dos lados de la balanza, en el del poder, pero también en el del individuo, porque le hace pensar y le fuerza a crearse un criterio propio (¿qué pereza, ¿no?, ¡con lo fácil que es que otro piense por ti!).

Tú verás. Puedes correr ahora a escuchar este temazo de Siniestro total. Puedes investigar qué dicen los filósofos sobre quiénes somos. Puedes estudiar lo que historiadores y científicos han descubierto sobre de dónde venimos. Puedes preguntarte, junto con algún buen libro de ciencia ficción, adónde vamos. Haz lo que quieras, pero con criterio (el tuyo). Si eres punk, tienes un ÁURYN.

Ficha técnica

  • Canción: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?
  • Artista: Siniestro total
  • Álbum: Menos mal que nos queda Portugal
  • Año: 1984
  • Duración: 2:36
  • Escúchala en Spotify clicando aquí:

La imagen mostrada de cubierta del álbum se utiliza en baja resolución, a título ilustrativo y sin fines lucrativos. Es, además, una imagen que ha sido utilizada en diferentes webs de internet distintas a esta. Puede estar sujeta a copyright.

Hijos del dios binario

Os traigo mi lectura seleccionada de enero de 2024.

Descubrí al escritor David B. Gil gracias al podcast literario A 30 teclas por hora. Desde entonces, supe que más temprano que tarde terminaría por leer algo suyo.

Lo que no sabía es que mi primera lectura de un libro de David sería un tecnothriller, en lugar de una de sus obras de ambientación japonesa histórica, que es quizá lo que mejor caracteriza a este autor.

He leído su novela Hijos del dios binario.

Es una obra de ciencia ficción. Pero, sobre todo, es un thriller. Uno en toda regla. Estoy seguro de que todos los amantes del thriller disfrutarán muchísimo con esta obra.

Su logro, desde mi punto de vista, es que tiene elementos de ciencia ficción lo suficientemente potentes como para gustar también a un lector de ci-fi.

Su acierto es que comienza como thriller, que se desarrolla como thriller, y que las componentes más tecnológicas se introducen paulatinamente: en un principio son detalles no demasiado importantes para la trama y, para cuando lo tecnológico toma mayor relevancia, el lector ya está sumergido en el ritmo del thriller. Creo que es una forma inteligente de mantener la tensión sin renunciar a los elementos de especulación científica (en este caso podríamos decir tecnológica) que nos hacen soñar a los lectores como yo.

No destriparé lo que ocurre durante la trama. Sí que quiero comentar, sin embargo, que la gran pregunta que plantea el libro al inicio es propia del thriller y se ofrece una respuesta al final. Por otro lado, David B. Gil abre un buen puñado de interrogantes basados en el marco tecnológico que ha diseñado para la novela, pero los desarrolla solo en tanto que cumplen un servicio hacia la historia principal y los deja sin responder. Así que he cogido el guante y he reflexionado sobre esos cabos abiertos. Creo que están ahí para eso, para que los curiosos juguemos a desarrollarlos nosotros mismos.

¿Deviene el mundo en una distopía digital donde lo virtual se sobrepone a lo real? La novela lanza la pregunta, pero no necesita responderla para completar un historia excelente, así que nos toca pensar sobre ello a los curiosos como yo.

¿Qué ocurre con esos personajes que tienen habilidades físicas, digamos, especiales? Darían juego para una novela posterior pero, de nuevo, su destino queda fuera del ámbito de este thriller y la pregunta queda abierta.

¿La guerra fría digital devendrá en guerra caliente? ¿Será una guerra en la que las corporaciones tengan tanto o más protagonismo que los propios estados? No sé si, en algún momento, el autor querrá recoger ese material disponible para escribir un nuevo libro.

Hijos del dios binario es completo, pleno y redondo, independientemente de que queden preguntas en el aire, porque sí que resuelve lo principal. Además, tiene una prosa que destaca para bien. Merece la pena engancharse a la trepidante historia que viven los protagonistas y, a la vez, zambullirse en el escenario de futuro tecnológico que nos plantea David B. Gil.

¿Te animas a leer este libro?

Peter Fechter y «Estrella blanca, estrella roja»

Hay muchos sucesos pasados que ignoro y que, cuando los descubro, me golpean con tanta vigencia como si fueran noticia.

Hace un tiempo me interesé por Nino Bravo, ese cantante de voz poderosa, vídeos en blanco y negro y del que todos -al menos todos los de mi edad- sabemos de memoria algunos estribillos.

Descubrí que la famosa canción Libre se suele atribuir a la historia real de Peter Fechter.

Peter Fechter

Peter fue asesinado en 1962 al intentar cruzar el muro de Berlín. Tenía solo dieciocho años. Fue tiroteado por la Deutsche Grenzpolizei, los militares encargados de vigilar la frontera entre las dos Alemanias. El joven se desangró durante una hora, sin ayuda, delante de decenas de testigos.

Dieciocho años. Un niño.

Yo a los dieciocho años no tenía la misma conciencia del riesgo que tengo ahora. De alguna manera, niños y adolescentes se sienten inmortales. Pero no lo son. Viven muy intensamente y su capacidad de disfrutar es tan enorme como su capacidad para sufrir.

Quizá desde que soy padre me he vuelto más sensible. Cuando leí la historia de Peter Fechter y su trágico final, me afectó de verdad. Sí, un suceso viejo, ya reivindicado y homenajeado, una herida cicatrizada, pero me golpeó con toda la contundencia del presente. Sentí una tristeza enorme y una rabia tremenda. Aquella injusticia, aquella atrocidad, no podía quedar así. Y me daba igual que el muro ya hubiera caído en 1989. Tuve unas ganas enormes de emprenderla a martillazos con una almaina contra aquel muro, como si derrumbarlo físicamente me ayudara a pasar el trago.

Pero no queda ya muro que derribar. Y no tengo una almaina a mano. Tengo, eso sí, papel, bolígrafo y un teclado. Porque soy escritor.

Así creé, como mi homenaje particular, el personaje protagonista de mi relato Estrella blanca, estrella roja, Peter Janos. Lo ubiqué en la ciudad ficticia de Fehresvoros, unión de dos antiguas ciudades enemigas y atravesada por un río, como un trasunto steampunk de Berlín o de cualquier otra ciudad herida tras una guerra. Utilicé palabras en húngaro para poblar el relato de nombres con aire a Europa central y del Este. Y, sobre todo, quise que explotara todo. Sí, quise utilizar el relato como canal en el que detonar toda la rabia que me había provocado la triste historia del otro Peter, del real, de la víctima Peter Fechter.

Por supuesto, mi versión de escritor racional acudió después para construir la historia de Estrella blanca, estrella roja desde una posición, digamos, más profesional y coherente. Importaba también la escaleta de la historia, el estilo, el ritmo, la ambientación, y no solo la víscera pura.

Añadí elementos románticos, sal y pimienta de mi despensa de experiencias lectoras y que cogí de la balda dedicada a La mecánica del corazón de Mathias Malzieu o de La brújula dorada de Philip Pullman, o de mis referencias audiovisuales como Avatar, la leyenda de Korra.

Uno de los ingenios steampunk de Avatar, la leyenda de Korra

Apliqué técnica y oficio para el desarrollo de la trama y, sobre todo, quise escribir un relato que le gustar a mi mujer.

Pero la fuerza inicial seguía ahí. La ciudad partida en dos que se lleva almas por su cicatriz.

Creo que no se puede escribir sin un impulso inicial de rabia, amor, tristeza, esperanza o de alguna emoción primaria. Luego viene todo lo demás y, sí, entra en juego el escritor profesional, práctico, capaz de crear una historia con los elementos que tiene encima de la mesa y a base de constancia. Ahí ya no hay musa ni rabia y el trabajo es eso, trabajo, nada de inspiración romántica.

Pero hubo una pulsión inicial. Una fuerza que hizo a la historia nacer. La historia de Peter Fechter que conocí gracias a Nino Bravo y a su grandiosa forma de cantar Libre.

Ciencia ficción agrícola en «El mercader de Venus»

Francisco Tapia-Fuentes lo ha vuelto a hacer.

Es la persona que impulsa la editorial riojana Con Pluma y Píxel, una editorial independiente con la que es imposible no encariñarse. Abarca librojuegos, fantasía y, algo muy importante: apuesta por el relato de ciencia ficción en español.

Francisco lanzó a principios de 2020 el primer número de El mercader de Venus, una antología de relatos ciencia ficción. Ha continuado con paso firme en esa senda y ya van cuatro números de esta maravillosa antología. Porque este editor incansable lo ha vuelto a hacer: nos ha presentado recientemente el cuarto volumen, dedicado esta vez a ciencia ficción agrícola.

He tenido el privilegio de participar en las cuatro ediciones de El mercader de Venus, Francisco me invitó a aquella primera antología y, desde entonces, sigo fiel y he aportado ya cuatro relatos.

La temática de este cuarto volumen es quizá la más original de todas, ciencia ficción agrícola o agro ci-fi. Un reto. Mi relato El cañón cinético es la respuesta a este reto, una historia ambientada en el Amazonas en un contexto bélico y con una misión que cumplir a machetazos entre la maleza. Te invito a leerlo para conocer la componente de agro ci-fi.

Espero que El mercader de Venus tenga pronto una quinta entrega y que Francisco me invite de nuevo a participar. Confieso, eso sí, que me genera curiosidad e inquietud a partes iguales conocer la temática del siguiente número.

Zamagesti y las ciudades inteligentes

Lanzo un nuevo libro, de nuevo dentro de la colección Mil Oniros Ciencia Ficción. Por lo tanto, se trata de un relato de unas 10.000 palabras (alrededor de 50 páginas), independiente y autocunclusivo. Estará disponible a la venta a partir de las Dracónidas, el 8 de octubre de 2022.

Al escribirlo, he removido varios sustratos de mi base de ingeniero. Incluso he invocado a mi personalidad digital de niño, mucho antes de empezar la carrera de teleco en la universidad. Me refiero a la Inteligencia Artificial y a las ciudades inteligentes o smart cities. Pero dejadme que os enseñe primero la portada y ahora mismo continúo unos cuanto píxeles más abajo.

Espero que os hayáis demorado un poco en la portada en lugar de saltar con scroll directo hasta estos renglones, porque tiene dos cosas muy especiales y que juegan muy bien con el contenido de la historia. Se trata de una portada híbrida. La han hecho a medias la Inteligencia Artificial de NightCafe y la inteligencia natural de Alberto García Gómez, gran amigo, ilustrador y diseñador. Y es que Zamagesti, uno de los principales personajes de este relato, es una híbrida, una mujer con un ciberimplante neuronal, la representación de una etapa de transición entre lo puramente humano y lo puramente digital.

Mi relación con la Inteligencia Artificial empezó en la época de los 8 bits, en un ordenador Amstrad CPC464 de cassette y gracias a los libros de Tim Hartnell, un autor pionero en la divulgación y la enseñanza de la programación en aquella época en la que el BASIC reinaba. De todo esto hablé en el blog de mi colega escritor de ciencia ficción Ismael Santiago (os dejo link aquí). Hoy en día sigo enganchado a la IA, esta vez a través de mi trabajo en proyectos de I+D+i. Aunque mi papel no es el de programar redes neuronales ni desarrollar modelos con machine learning, sí que necesito tener una panorámica del estado del arte de la IA y entender cómo puede aplicarse a problemas reales. Y una de las cosas que tengo presente siempre es que la IA es una solución imperfecta. Cuando existe una manera determinista de hacer las cosas, la IA no tiene sentido. Vale, la afirmación es demasiado categórica y rascando un poquito se le verán las costuras, pero resume bien, creo, para qué cosas sirve mejor la IA. En general, la IA funciona bien cuando no hay una ecuación que describa un comportamiento y debemos recurrir a probabilidades, parecidos, comparaciones y otras formas matemáticas que como resultado dan, en lugar de una certeza, una probabilidad. Por eso me parecía interesante jugar a personificar la IA y pensar qué es lo que más rabia le daría. Y mi conclusión es que lo que más odiaría una IA, si tuviera sentimientos, sería precisamente la incertidumbre, lo impredecible, porque es lo que hace que falle y sea menos eficiente. Así me había encontrado con un personaje, un un prototipo de personaje: una IA que busca mejorar sus porcentajes de acierto y, además de mejorar sus algoritmos, se empeña en eliminar los factores de incertidumbre.

Por otro lado, todos sabemos que la incertidumbre es precisamente la sal y pimienta de la vida. Así que el choque máquina-persona está servido. Necesitaba ahora instalar en algún sitio a mi recién creada IA ficticia.

¿Dónde mejor que en una smart city?

He trabajado durante muchos años en smart cities, ciudades inteligentes. No os quiero aburrir, pero yo estuve allí, hace muchos años, cuando desde la patronal española se dio una definición de qué es una smart city, la definición que luego se adoptó ampliamente. Y también estuve cuando se creó en comité de normalización de AENOR sobre ciudades inteligentes, y cuando se definieron varios programas de I+D+i para el desarrollo con su debido pertrecho de millones de euros, o cuando hablamos de los grandes problemas: densidad, interoperabilidad, mantenimiento de los sensores, qué plataformas usar y mil cosas más. Dicho todo esto, yo era una pieza más en medio de los grandes actores en esto de las smart cities, pero sí puedo decir que tengo una conciencia bastante presente de lo que son y lo que no.

Había escuchado unos días atrás la noticia de que una empresa china de videojuegos había colocado como directora general o CEO a una IA en lugar de a una persona y quería aprovechar ese concepto tan potente para hacer ficción sobre ello. Creo que pocas veces he tenido una base documental y de experiencia tan sólida para escribir un relato como el que estaba gestando en la imaginación. Y, sin embargo, la narración me pudo. La historia me ardía en las manos y la tecleé totalmente inmerso en la trama y sin dejar entrar en mi cerebro todo ese torrente de conocimeinto sobre IA y sobre smart cities. que he atesorado con la fuerza de los años. No, lo tengo tan interiorizado que no necesité abrir una sola pestaña de navegador para documentarme en internet, pero es que la historia me atrapó y no me dejaba despegarme de la página y el teclado.

Así se creó Zamagesti. Al final, la base científica y tecnológica de IA y smert cities que contiene se quedó minimizada a un barniz. Un barniz sobre el que he echado a correr a mis personajes: motos, drones, disparos, velocidad y mucha electricidad.

Estaré encantado de conocer qué os parece el relato. ¡Gracias por leer!

Ebook: https://www.amazon.es/dp/B0BH3FM5N9

Tapa blanda: https://www.amazon.es/dp/B0BHG8GJ26

De libertad, elecciones y fusilamientos

Las ecuaciones y modelos matemáticos pueden predecir el comportamiento de sistemas cada vez más complejos. Pero, ¿hasta qué punto la realidad responde a un esquema determinista?¿Está el libre albedrío de las personas sujeto a algún complejo sistema de ecuaciones o existe la libertad real?
Con estas premisas he cocinado El libre albedrío, un nuevo relato dentro de la colección Mil Oniros ciencia ficción.

Muchos sistemas en la naturaleza se comportan según unas leyes deterministas. Por ejemplo, la Luna orbita alrededor de la Tierra no de una forma caprichosa, sino que sigue unos patrones que somos capaces de expresas en ecuaciones y, por lo tanto, prever su movimiento futuro.

Otros sistemas tienen comportamientos difíciles de predecir con precisión, pero que se ajustan a patrones generales. Por ejemplo, el vuelo de una abeja puede parecer aleatorio a simple vista pero, estudiado con suficiente perspectiva, responde a una lógica que puede más o menos ser descrita y explicada. Muchos dirán, de hecho, que la abeja no es libre, sino que actúa por instinto y de acuerdo a su rol dentro de la colmena.

Los seres humanos nos creemos libres. Sin embargo, muchas de las acciones que realizamos son involuntarias, automáticas, rutinarias o instintivas. Latir, respirar, bostezar, rascarse, comer, beber o dormir no parecen acciones sobre las que podamos elegir. Profundizando un poco más, al parecer los estados de ánimo tienen una base química y vienen a ser reflejo de un cierto cóctel hormonal. Si vamos al límite, ¿son nuestras decisiones realmente libres o son el resultado de una configuración específica de elementos físicos y químicos?

Estas reflexiones no son nuevas. Creo que desde que enfrenté de niño a la ecuación de «velocidad = espacio/tiempo» me pregunto qué otras cosas se pueden calcular y si acaso incluso lo extremadamente complejo, aleatorio a nuestros ojos, es un resultado que no podría ser de otra manera. Lo novedoso es que ahora he transformado esta inquietud en relato. El libre albedrío es el resultado de imaginar opciones, de reflexionar y, sobre todo, fantasear. Verá la luz el 30 de julio de 2022, con motivo de la lluvia de estrellas de las Delta Acuáridas, bajo la colección Mil Oniros ciencia ficción. La versión digital está ya en preventa al precio especial de 0,99 € solo hasta el 30 de julio. Puedes hacerte con él haciendo clic en la imagen de portada, o directamente aquí.

Os dejo la sinopsis a continuación:

¿Qué harías si formaras parte de un pelotón de fusilamiento? El soldado Alexei Snegov decidió no disparar. Esta elección precipita una serie de acontecimientos que conducen a Alexei a la remota base científica de Tiksi, al norte de Rusia. Con la guerra como trasfondo, el soldado descubrirá las avanzadas teorías del profesor Zorko y se verá abocado a participar en sus experimentos. La investigación, motivada por la posibilidad de desarrollar un arma definitiva, esconde sin embargo una realidad mucho más trascendente y que responde a una de las grandes preguntas. ¿Somos los seres humanos realmente libres?

Premios Ignotus 2022: candidatos

Los Ignotus son los premios de referencia en España en literatura de género, que convoca la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, Pórtico. Incluye numerosas categorías y se premian las obras publicadas durante el año anterior. La característica principal, o la que a mí más me gusta, es que son premios que otorga la propia comunidad lectora. Es decir, los finalistas son elegidos de forma popular por todas las personas que conforman el censo electoral de Ignotus y que son lectores de ciencia ficción, fantasía y terror. No se me ocurre mejor jurado que la propia comunidad para elegir las mejores obras del año.

En esta edición, tengo varias obras «Ignotables» que han visto la luz a lo largo del año pasado, 2021, y que por lo tanto pueden ser votadas o propuestas por cualquier persona de la comunidad. Aquí las pongo, redoble de tambores mediante:

  • El jardín eterno, Joseto Romero. Colección Mil Oniros Ciencia Ficción, nº 1. Autopublicado en Amazon KDP. Candidato para la categoría de «mejor cuento» y mi apuesta personal más fuerte este año. Sabéis que la colección Mil Oniros Ciencia Ficción es el proyecto literario más ilusionante que estoy llevando a cabo, en colaboración con otros autores y autoras del género, y con el que queremos reivindicar la producción de ci-fi en español y el género del relato. Alcanzar un puesto de finalista con este cuento sería, además, un impulso para el conjunto de la colección y sus autores que me haría de verdad muy feliz.
  • El mercader de Venus vol. 3. Ciberpunk. Varios Autores. Editorial Con Pluma y Píxel. Candidato para la categoría de «mejor antología». Este libro viene a consolidar la serie de El mercader de Venus, una excelente iniciativa de Francisco Tapia-Fuentes que, de nuevo, impulsa la ciencia ficción en español y apuesta por el cuento como vehículo literario con plena vigencia. Somos varios los autores y, a estas alturas, diría que también amigos, que juntamos plumas en esta antología. Hago una incursión en el ciberpunk con el relato «La constante de Kaprekar».
  • La constante de Kaprekar, Joseto Romero, relato publicado en la antología El mercader de Venus vol. 3. Ciberpunk, editada por la Editorial Con Pluma y Píxel. Candidato a la categoría de «mejor cuento». Lo bueno de participar en una antología es que uno puede optar de manera conjunta al premio de mejor antología y, de manera individual, al de mejor cuento. En esta ocasión, mezclo los códigos del género negro con el ciberpunk y utilizo un concepto matemático, la constante de Kaprekar, como metáfora global de la historia.

Hasta aquí mi contribución a la literatura de género en 2021 y mis candidatos a los premios Ignotus 2022.

Por otro lado, y con el gorro de votante, estoy deshojando la margarita. En los próximos días decidiré qué obras propongo, pero entre las opciones que estoy valorando se encuentran otros títulos de la colección Mil Oniros Ciencia Ficción para la categoría de mejor cuento, la antología Aún podemos salvar la tierra. Cuentos sobre un futuro ecofeminista de Tinta Púrpura Editorial, los geniales librojuegos de la Agencia Kronos -Misión Pandemia y Misión Caribe- lanzados por Algar editorial del autor Jacobo Feijóo y que encajan a la perfección en la categoría de mejor libro infantil-juvenil, o el maravilloso podcast Donde nace la fantasía de Tatiana Herrero para la mejor producción audiovisual aficionada.

Como veis, ¡tengo todo preparado para sacar las palomitas y quedar atento a los resultados! Y tú, ¿tienes lista tu papeleta para los Ignotus?

Escribo para cambiar el mundo

Es algo que ya sabía pero de lo que aún no había tomado plena conciencia: escribo para cambiar el mundo.

Soy un escritor de géneros variados y temáticas diversas. Disperso mis obras en infantil, juvenil, realismo mágico, fantasía o ciencia ficción, entre otros.

Esta amplitud es maravillosa en cuanto a creatividad y diversión. Contar con un abanico de múltiples opciones, que además se dejan hibridar entre sí, hace muy estimulante la escritura.

Sin embargo, es algo muy complicado de gestionar en cuanto a imagen de autor, marca personal y en la promoción o marketing de mis obras. ¿Cuál es mi público objetivo?¿Cómo es mi lector ideal?¿Qué canales y redes sociales son más adecuados para mi perfil de autor?¿Qué imagen debo proyectar para conseguir mejores ventas?

El tipo de lector que puede disfrutar de los pliegues de Naksatra no es el mismo que se divertirá a tope con ¡Supercoche!, que apreciará el concepto de Nigredo o que hará volar su imaginación con el futuro expuesto en El jardín eterno. Todas ellas son obras orientadas, a priori, a perfiles lectores diferentes. Es cierto que una persona puede tener varias personalidades lectoras. Yo mismo disfruto la literatura juvenil, aunque hace mucho que dejé atrás la adolescencia, tanto como otras obras dirigidas a lectores adultos. Pero un catálogo tan dispar no deja de ser complicado a la hora de promocionar. En una librería, cada una de mis obras acabaría en una sección o estantería diferente. En internet, la distancia entre ellas puede ser aún mayor.

Por eso me parece tan interesante haber encontrado la pieza que los unifica, ese factor común que me ayuda a definir y a explicar a los lectores qué es eso que me mueve cuando escribo, sea el género que sea. Y es que escribo para cambiar el mundo. Así de sencillo. Así de ambicioso como objetivo, y a la vez muy humilde en cuanto al trabajo que supone. Quiero contribuir a crear un mundo mejor.

Escribo cuentos infantiles para hacer más felices a los niños. Quiero que los padres lean cuentos a sus hijos, que los peques disfruten de la fantasía. También me gusta que los niños aprendan a ser críticos pero, sobre todo, busco que se diviertan. Pongo especial cuidado en la estructura de los textos infantiles, en las relaciones de causa y consecuencia, en generar planteamientos claros, desarrollos lógicos y finales bien construidos y, siempre, siempre, felices. Los cuentos son diversión, pero también instrumentos con los que explorar la vida real y valiosas herramientas para crear y fortalecer vínculos afectivos con los niños. Un mundo con más cuentos infantiles será un mundo mejor. Estoy convencido de que los niños que han disfrutado de una buena cantidad de cuentos y del tiempo y dedicación que eso supone por parte de los padres son más felices y mejores personas de mayores.

Escribo realismo mágico porque es una manera excelente de generar contrastes y criticar, a través del ingenio, las cosas que no funcionan en nuestra sociedad actual.

Escribo ciencia ficción porque creo que la humanidad puede conseguir un futuro mejor. Me gusta crear historias que pongan en valor la ciencia y la tecnología, que muestren los avances que podríamos conseguir con esfuerzo, dedicación y recursos. Aunque en mis obras no escondo elementos distópicos o advertencias sobre las consecuencias de un uso inadecuado de los avances científico-técnicos, mi tono general es optimista. En ocasiones, me limito a mostrar una posibilidad, un concepto o una tecnología, y se lo entrego al lector para que imagine por sí mismo lo bueno y lo malo de su aplicación. ¿Cómo utilizaríamos avances médicos para la prevención, el diagnóstico, la curación o incluso la mejora artificial de la salud y las capacidades humanas?¿Qué movimientos sociales se generarán en la Tierra cuando nos dispongamos a lanzar una nave tripulada y sin retorno a las estrellas? En obras como Bacterrobot me descubro, además, en toda la amplitud de mi contradicción aprovechando la flexibilidad que ofrece la ficción interactiva.

La ciencia ficción me parece un género rebelde. Suele estar denostada quizá precisamente porque, en muchas ocasiones, la ci-fi habla de cambios, de evolución, de un futuro mejor. Y todo eso es algo que va en contra de los intereses de los que son poderosos, los que no quieren cambiar porque el estado actual de las cosas les beneficia enormemente. No en vano, la ciencia ficción está repleta de subgéneros que llevan el «punk» por apellido. Ciberpunk, Steampunk, Solarpunk… Y el punk asusta a los más acomodados.

Pero para mejorar el mundo no hace falta abanderar revoluciones. Las cosas pequeñas también suman. Un cuento que haga feliz a un niño cambia el mundo, a su escala y a su manera. Un librojuego que ayude a un adolescente a enfrentarse a decisiones complejas también contribuye. Una obra de ciencia ficción que advierta sobre los peligros nucleares juega su papel. Lo que estoy generando parece inmanejable en términos de marketing y eso me genera estrés como escritor que no acaba de apuntar a un nicho de mercado concreto, pero haber encontrado ese factor común me ha traído cierta paz.

¿Me ayudas a conseguir un mundo mejor?

5 razones para leer «El jardín eterno»

El pasado 12 de agosto de 2021 publiqué El jardín eterno, un relato con el que, además, se daba el pistoletazo de salida a la colección Mil Oniros Ciencia Ficción.

Inaugurar una colección así, en la que colaboramos un conjunto de autores de lo más interesante, es un verdadero privilegio. He querido que El jardín eterno refleje lo mejor posible las bases que han inspirado la creación de esta colección.

Por eso, quiero destacar en este artículo 5 características importantes en la colección y que quiero presentarte como 5 razones para leer El jardín eterno.

1. Puedes leerlo del tirón. Soy un defensor de la literatura breve. Como género, el cuento es flexible y potente, muy adecuado para experimentar en formatos y para explorar temáticas de una manera más ágil que la novela. Pero, sobre todo, invita a leerlo del tirón en una única sesión de lectura. Ofrece así al lector una experiencia de lectura completa, una historia con principio y fin, para disfrutar en un tiempo reducido. Un relato puede transformar un viaje en transporte público o una espera en el médico en un momento mágico.

2. Apoyas la ciencia ficción en español. ¿Te has preguntado alguna vez por qué todas las invasiones alienígenas parecen ocurrir en Estados Unidos? Aunque la ciencia ficción es un género muy rico y casi infinito, y a pesar del nuevo empuje oriental, todavía sufre un sesgo hacia el mundo anglosajón. No en vano, los lectores americanos lo han tratado bien: han leído y consumido historias de ciencia ficción desde su concepción como género moderno, creando un mercado adecuado para el lanzamiento de las primeras publicaciones y revistas pulp. Leer relatos como El jardín eterno —o como cualquier otro de la colección Mil Oniros— es apoyar la ciencia ficción en español. Con suerte, conseguiremos traer a los aliens a nuestro país. He ambientado El jardín eterno en lugares como Huesca, la zona norte de Madrid o el Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Robledo de Chavela.

3. Podrás descubrir nuevas propuestas científicas y tecnológicas. Algunos avances como la llegada del hombre a la Luna o la utilización de satélites en órbita geoestacionaria fueron anticipados por autores de ciencia ficción, años antes de que se hicieran realidad. En El jardín eterno, propongo un modelo de nave espacial totalmente distinta a la clásica nave de fuselaje metálico. Podrás encontrar esta y otras propuestas, con diferentes grados de rigor científico, en las diferentes historias de la colección.

4. Verás un mensaje ecologista. Aunque no hay más que ver el telediario para atar cabos y concluir que ya estamos inmersos en medio del cambio climático, en ocasiones es necesario tomar distancia para ver la situación en perspectiva. La ciencia ficción juega de manera muy habitual a ponernos en esa situación de alejamiento, de distancia, y a mostrar futuros alternativos. En El jardín eterno, el medio ambiente no es protagonista, pero sí un escenario que los personajes asumen como cotidiano sin grandes dramas y que, a nuestros ojos, puede impactar. ¿Acaso no estamos ya en una situación de degradación ecológica difícil de aceptar hace un par de generaciones?

5. Mujer, mayor y protagonista. Una ficción con personajes atléticos, machos, jóvenes, guapos y capaces de las más arriesgadas maniobras es, desde luego, una opción genial de entretenimiento. Pero no debe ser la única. La protagonista de El jardín eterno es mujer. Pero no es una mujer sexy que maneja una espada láser con gran habilidad. Tampoco responde al arquetipo de joven, guapa e inteligente. Es una doctora (inteligente, eso sí) de alrededor de sesenta años de edad. Y es la protagonista. Quizá, a día de hoy, son muy pocas las apuestas de las grandes productoras de contenidos por historias protagonizadas por personajes fuera del núcleo jóven-guapo/guapa. Pero lo que de verdad me interesa es la apuesta que hagas tú, que a fin de cuentas eres quien va a leer el libro. Quiero reivindicar las mujeres mayores como protagonistas de gran interés. La historia que se cuenta en El jardín eterno, además, no podría funcionar de otra manera.

Espero que estas 5 razones para leer El jardín eterno se transformen en 5 motivos por los que has disfrutado de su lectura. Son, también, 5 buenos motivos que he tenido yo para escribirlo. Te lo dejo aquí con todo mi cariño.

La familia de «El mercader de Venus vol. 3»

Ayer, 17 de junio de 2021, la Asociación Riojana de Escritores (ARE) y la editorial Con Pluma y Píxel organizaron una presentación con autores de El mercader de Venus vol. 3.

Esta antología de ciencia-ficción, con temática ciberpunk, es muy especial para mí. Y no solo porque participo con un cuento. También, porque lo hacen otros compañeros y amigos escritores con quienes comparto camino. Venimos a formar una familia literaria con epicentro en la figura de nuestro genial editor, escritor y amigo Francisco-Tapia Fuentes.

El video de la presentación en la ARE deja ver esa buena relación que mantenemos. Es importante escribir, pero más aún lo es disfrutar del oficio de escritor. Publicar en Con Pluma y Píxel garantiza una buenísima experiencia.

¡Gracias a todos por este rato tan bueno! Y no me enrollo más, que querréis ir directos al vídeo:

Librojuegos en YouTube

El pasado sábado 27 de marzo de 2021, el canal de Librojuegos publicó en YouTube la conversación que tuve con su administrador, Juan Pablo Fernández del Río.

Juan Pablo es uno de los mayores expertos en librojuegos del país. Tuve la suerte de conocerle hace unos años, junto con otros compañeros aficionados a la ficción interactiva. Gracias a su labor de difusión, aquellos que disfrutamos con las primeras obras del género en los años ochenta estamos reviviendo, ya de adultos, la magia de los librojuegos.

En la conversación con Juan Pablo repasamos algunos de los títulos y de las colecciones que más nos gustaron de pequeños. Me encantó hablar de Odisea en el Hiperespacio, El desafío de Robin Hood o Superordenador de la mítica colección de Elige tu propia aventura, y también de otras colecciones de nuestra infancia como El reto de las galaxias o La máquina del tiempo.

También, y a modo de entrevista, Juan Pablo quiso comentar algunas de mis obras. En particular, hablamos de ¡Supercoche! y, sobre todo, de Bacter-robot. Para mí son dos obras muy especiales porque son a la vez ficción interactiva y ciencia ficción. Espero que todos los aficionados al género, lectores y escritores, disfrutéis de esta entrevista tanto como yo disfruté charlando con Juan Pablo. No puedo dejar de recomendaros el canal de Librojuegos en YouTube y, por supuesto, la propia web de Librojuegos.org donde podréis conocer tanto novedades como clásicos y disfrutar de estos libros tan especiales.

Sorpresas en el espacio

Es una alegría ver publicado el segundo volumen de El mercader de Venus. Por varias razones. Una de ellas, por supuesto, es que estoy encantado de participar de nuevo con un relato. Pero quizá la más importante es que este segundo volumen da continuidad a la antología original, con lo que esto supone: tenemos una colección dedicada a los relatos de ciencia ficción en nuestro país. Una colección que apuesta por autores españoles, por un género fabuloso como es la ciencia ficción y por el formato de relato corto, que tantas opciones ofrece. Por eso, hay que reconocer la labor del editor, escritor y amigo Francisco Tapia-Fuentes, quien ha coordinado la antología.

La ciencia ficción cumple muy bien con su labor de entretenimiento. En esta antología queda más que demostrado. Pero, además, es una herramienta perfecta para reflexionar, para tomar perspectiva y mirarnos con otros ojos, con cierta distancia, y evaluar qué nos deparará el futuro y qué tal estamos haciendo las cosas en el presente. Tras un año 2020 tan convulso, e inmersos aún en una situación complicada en los inicios de este 2021, la reflexión es sin duda una buena manera de encontrar una posición desde la que vivir y actuar.

Ya sea por pasar momentos agradables y de diversión, o bien por atraer ese estado de reflexión, agarrar un libro como El mercader de Venus vol. 2 es una excelente idea.

A continuación, os dejo la relación de historias y sus autores que encontraréis en este libro:

  • Perihelio de Plutón, por José del Caño
  • Silencio, por Marco Granado
  • Las noches de Calisto, por Juan Pablo Fernández del Río
  • Innombrable, por Unari E.S.
  • Hellow Fellow, por Daniel Vargas
  • El objeto Gilaed, por Joseto Romero
  • Doppelgänger, por Jacobo Feijóo
  • Normas y ordenanzas, por Francisco Tapia-Fuentes
  • Inversión de probabilidad, por Fernando Lafuente Clavero

Puedes visitar la web de Con Pluma y Píxel para saber más o pinchar aquí para hacerte con un ejemplar.

Recomendación 2: átomos y bits

Mi recomendación del mes de febrero de 2019 va para el programa podcast átomos y bits de EFE Radio y que se publica semanalmente en la plataforma iVoox.

Además de un estupendo programa de divulgación científica, es toda una fuente de ideas y estímulos para escritores. Sobre todo del género de la ciencia ficción.

Son programas de media hora que, salvo excepciones cuentan con dos bloques. El primero, dedicado a noticias científicas en el que se tratan todo tipo de temas pero donde destaca la astronomía. Más de la mitad de los programas abordan algún aspecto de los planetas, las galaxias, la exploración espacial, etcétera. La segunda parte de cada programa suele estar dirigida a presentar o analizar alguna novedad en los aparatos tecnológicos de consumo. Suelen ser, en su mayoría, descripciones de las capacidades de los últimos teléfonos móviles aparecidos en el mercado. El programa se cuenta a dos voces de periodistas, con Pedro Pablo May como presentador y José Manuel Nieves como experto en noticias científicas y tecnológicas.

Galaxia espiral vista por el Hubble. Tomada del banco de imágenes de la NASA

¿Por qué es tan recomendable este podcast? Son varios los motivos:

Primero, el propio formato podcast, que lo convierte en un contenido que puede consumirse en el coche, mientras se hace deporte o como acompañamiento a paseos o tareas del hogar.

Segundo, su duración es muy cómoda, media hora por programa, es muy radiofónico y la conversación a dos voces lo hacen muy natural para la escucha, lo que convierte cada episodio en una pieza de consumo agradable.

Tercero, que se sitúa en un nivel muy interesante de divulgación. Es entendible para cualquiera que sienta curiosidad por la astronomía y otras ramas de la ciencia y conozca unos mínimos conceptos básicos, pero también abre puertas y se asoma a cierto nivel de detalle para el que quiera un punto más de profundidad. No llega a entrar en niveles muy técnicos, pero sí se detalla lo suficiente como para entrar de lleno en la fase de fascinación, de poder pensar en las implicaciones del descubrimiento o la noticia. Este es el punto más conveniente, a mi parecer, para motivar ciencia ficción. La base científica está ahí y es cierta, pero la verdadera potencia de las noticias divulgadas se encuentran en la capacidad de hacer pensar, de hacerse preguntas y procurar responderlas desde el punto de vista de la ficción, imaginando posibilidades. Esto es oro puro para un escritor de ciencia ficción, un ejercicio divertido y que, además, entrega decenas de elementos con los que poder construir textos.

Cuarto, que su temática científica no pasa de moda. Quizá las novedades en teléfonos inteligentes de un programa de tres o cuatro años atrás pierdan interés y vigencia, pero las noticias de astronomía suelen tener un ciclo de vida mucho más largo. Por ejemplo, oír hablar sobre la hipótesis de que existan planetas totalmente oceánicos, cubiertos por agua y sin continentes, y que se cree que la Tierra fue un planeta así en sus primeras etapas de formación, es una información sobre la que pueden producirse nuevos descubrimientos, pero la idea en sí es ya permanente, una pieza útil para fascinarnos pensando en ella o para incluirla en nuestros cuentos y novelas.

Estoy manejando algunos conceptos que he descubierto gracias a átomos y bits, ya sea directamente o gracias a un poquito de eleboración ficticia a partir de las noticias divulgadas. Por ejemplo, es muy posible que mi próxima nave espacial en relato o novela no sea una estructura de hierro, similar a las de Star Trek o Star Wars, sino que se trate de un asteroide natural tipo Oumuamua en cuyo interior se ha construido un hábitat humano y al que se le ha colocado un motor espacial. ¿Para qué gastar cantidades ingentes de energía y material poniendo en órbita desde la Tierra toneladas y toneladas de metal para el fuselaje de una nave, cuando ya tenemos miles de estructuras flotando no tan lejos de nosotros? Y así, otras muchas ideas basadas en conceptos interesantísimos como la panspermia, el noveno planeta del Sistema Solar, exoplanetas, otras dimensiones, energía oscura…

¿Qué estás haciendo que no has ido ya a iVoox?