Desde muy antiguo, la Luna se ha utilizado para medir los tiempos y determinar el calendario.
Holoceno 13000, mi lista de correo de escritor, ofrecerá una nueva entrega con cada plenilunio, resonando así con el ritmo del baile de la Tierra con su satélite . Las noches de Luna llena te invito a acompañarme en un viaje de literatura, tecnología, fantasía, innovación, cuentos, futuro y ciencia ficción, porque nada como la Luna conjuga de una manera tan excepcional lo científico y lo mágico.
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Es la persona que impulsa la editorial riojana Con Pluma y Píxel, una editorial independiente con la que es imposible no encariñarse. Abarca librojuegos, fantasía y, algo muy importante: apuesta por el relato de ciencia ficción en español.
Francisco lanzó a principios de 2020 el primer número deEl mercader de Venus, una antología de relatos ciencia ficción. Ha continuado con paso firme en esa senda y ya van cuatro números de esta maravillosa antología. Porque este editor incansable lo ha vuelto a hacer: nos ha presentado recientemente el cuarto volumen, dedicado esta vez a ciencia ficción agrícola.
He tenido el privilegio de participar en las cuatro ediciones deEl mercader de Venus, Francisco me invitó a aquella primera antología y, desde entonces, sigo fiel y he aportado ya cuatro relatos.
La temática de este cuarto volumen es quizá la más original de todas, ciencia ficción agrícola o agro ci-fi. Un reto. Mi relato El cañón cinético es la respuesta a este reto, una historia ambientada en el Amazonas en un contexto bélico y con una misión que cumplir a machetazos entre la maleza. Te invito a leerlo para conocer la componente de agro ci-fi.
Espero que El mercader de Venus tenga pronto una quinta entrega y que Francisco me invite de nuevo a participar. Confieso, eso sí, que me genera curiosidad e inquietud a partes iguales conocer la temática del siguiente número.
Tengo un relato en proceso de ideación que mezcla una banda de rock y un personaje con poderes paranormales. En un momento dado, quiero mencionar en el relato al club de los 27.
El club de los 27 hace referencia a una serie de músicos y otros artistas que murieron a la edad de 27 años. Los de mi quinta recordamos muy bien el caso de Kurt Cobain, el líder de Nirvana, porque la noticia de su muerte nos cogió de sorpresa en plena adolescencia en los años noventa profundos. Los que sean más jóvenes que yo, recordarán con más claridad el caso de Amy Winehouse.
Aunque el fallecimiento de Cobain vino a acuñar definitivamente el concepto del club de los 27, la cosa se había gestado antes, entre 1969 y 1971, con la muerte de músicos como Brian Jones de los Rolling, Jimi Hendrix o Jim Morrison de The Doors.
Podría decir que busqué un vídeo de Joplin para documentarme, pero no sería del todo cierto porque la referencia al club de los 27 en el relato será solo eso, una referencia, una mención o un comentario de algún personaje.
Pero no todo es documentación.
Hay otra cosa que los escritores necesitamos y es meternos en contexto, entrar en un cierto modo de pensar, acercarnos a un estado emocional determinado. Esto ayuda a darle a la escritura el pulso necesario, la textura adecuada.
Fijaos qué potente es este video de Piece of my heart en directo grabado en Alemania en 1968, y donde Janis Joplin lanza una interpretación bestial.
No es una voz que pueda decirse en el canon de lo que es cantar bien, pero transmite muchísimo. Pone los pelos de punta. Me impresionó la actuación de Joplin y me he creado mi propia imagen de esta mujer, mi propio personaje completado con mucha imaginación y detalles que tan solo son ficción.
Veo a la cantante ya devastada por la heroína y el alcohol en este vídeo, dos años antes de su muerte. De hecho no parece que tenga veinticinco años, está envejecida. Me da la sensación de que, de alguna manera, sabe que morirá pronto y que no son muchos los momentos plenos, como este, que podrá disfrutar. Por eso invita al público al escenario, para hacer de ese tiempo y ese espacio algo inmortal, y quizá también para rodearse de un cariño que realmente necesitaba. Imagino una Janis Joplin que desde niña ha buscado la felicidad, pero que esta le ha sido esquiva. Mi Janis imaginada es una niña primero y luego una adolescente que pide amor a gritos y no lo consigue, y que de tantas ganas lo cree ver ya de veinteañera en un espejismo: confunde la felicidad serena y a largo plazo con el placer inmediato del sexo, el alcohol y la heroína. Aunque quizá solo se sintiera plena en el escenario.
Sí, he creado un personaje, mi Janis Joplin particular, con dos o tres elementos reales y muchísimos ficticios. Pero es que soy escritor y necesito construir el personaje completo. Y con «completo» no me refiero a crearle una biografía de doscientas páginas que trace su vida, sino a darle esencia y sentido. Y la tragedia de una mujer que busca ser querida pero solo encuentra placeres efímeros que acaban con ella me parece algo bastante completo.
Me parece que esta canción, la interpretación tan poderosa, la historia triste que le he inventado a mi Janis y cierta rabia contra las drogas y todo lo malo que provocan crean un marco emocional que, sí, seguro que acaba derramando chorros de «esencia Joplin» en el texto que resulte.
Venga, ya puedes volver a ver el video de nuevo que lo estás deseando. Yo termino aquí el artículo y dejo que Janis te hipnotice con su manera de cantar Piece of my heart.
Lanzo un nuevo libro, de nuevo dentro de la colección Mil Oniros Ciencia Ficción. Por lo tanto, se trata de un relato de unas 10.000 palabras (alrededor de 50 páginas), independiente y autocunclusivo. Estará disponible a la venta a partir de las Dracónidas, el 8 de octubre de 2022.
Al escribirlo, he removido varios sustratos de mi base de ingeniero. Incluso he invocado a mi personalidad digital de niño, mucho antes de empezar la carrera de teleco en la universidad. Me refiero a la Inteligencia Artificial y a las ciudades inteligentes o smart cities. Pero dejadme que os enseñe primero la portada y ahora mismo continúo unos cuanto píxeles más abajo.
Espero que os hayáis demorado un poco en la portada en lugar de saltar con scroll directo hasta estos renglones, porque tiene dos cosas muy especiales y que juegan muy bien con el contenido de la historia. Se trata de una portada híbrida. La han hecho a medias la Inteligencia Artificial de NightCafe y la inteligencia natural de Alberto García Gómez, gran amigo, ilustrador y diseñador. Y es que Zamagesti, uno de los principales personajes de este relato, es una híbrida, una mujer con un ciberimplante neuronal, la representación de una etapa de transición entre lo puramente humano y lo puramente digital.
Mi relación con la Inteligencia Artificial empezó en la época de los 8 bits, en un ordenador Amstrad CPC464 de cassette y gracias a los libros de Tim Hartnell, un autor pionero en la divulgación y la enseñanza de la programación en aquella época en la que el BASIC reinaba. De todo esto hablé en el blog de mi colega escritor de ciencia ficción Ismael Santiago (os dejo link aquí). Hoy en día sigo enganchado a la IA, esta vez a través de mi trabajo en proyectos de I+D+i. Aunque mi papel no es el de programar redes neuronales ni desarrollar modelos con machine learning, sí que necesito tener una panorámica del estado del arte de la IA y entender cómo puede aplicarse a problemas reales. Y una de las cosas que tengo presente siempre es que la IA es una solución imperfecta. Cuando existe una manera determinista de hacer las cosas, la IA no tiene sentido. Vale, la afirmación es demasiado categórica y rascando un poquito se le verán las costuras, pero resume bien, creo, para qué cosas sirve mejor la IA. En general, la IA funciona bien cuando no hay una ecuación que describa un comportamiento y debemos recurrir a probabilidades, parecidos, comparaciones y otras formas matemáticas que como resultado dan, en lugar de una certeza, una probabilidad. Por eso me parecía interesante jugar a personificar la IA y pensar qué es lo que más rabia le daría. Y mi conclusión es que lo que más odiaría una IA, si tuviera sentimientos, sería precisamente la incertidumbre, lo impredecible, porque es lo que hace que falle y sea menos eficiente. Así me había encontrado con un personaje, un un prototipo de personaje: una IA que busca mejorar sus porcentajes de acierto y, además de mejorar sus algoritmos, se empeña en eliminar los factores de incertidumbre.
Por otro lado, todos sabemos que la incertidumbre es precisamente la sal y pimienta de la vida. Así que el choque máquina-persona está servido. Necesitaba ahora instalar en algún sitio a mi recién creada IA ficticia.
¿Dónde mejor que en una smart city?
He trabajado durante muchos años en smart cities, ciudades inteligentes. No os quiero aburrir, pero yo estuve allí, hace muchos años, cuando desde la patronal española se dio una definición de qué es una smart city, la definición que luego se adoptó ampliamente. Y también estuve cuando se creó en comité de normalización de AENOR sobre ciudades inteligentes, y cuando se definieron varios programas de I+D+i para el desarrollo con su debido pertrecho de millones de euros, o cuando hablamos de los grandes problemas: densidad, interoperabilidad, mantenimiento de los sensores, qué plataformas usar y mil cosas más. Dicho todo esto, yo era una pieza más en medio de los grandes actores en esto de las smart cities, pero sí puedo decir que tengo una conciencia bastante presente de lo que son y lo que no.
Había escuchado unos días atrás la noticia de que una empresa china de videojuegos había colocado como directora general o CEO a una IA en lugar de a una persona y quería aprovechar ese concepto tan potente para hacer ficción sobre ello. Creo que pocas veces he tenido una base documental y de experiencia tan sólida para escribir un relato como el que estaba gestando en la imaginación. Y, sin embargo, la narración me pudo. La historia me ardía en las manos y la tecleé totalmente inmerso en la trama y sin dejar entrar en mi cerebro todo ese torrente de conocimeinto sobre IA y sobre smart cities. que he atesorado con la fuerza de los años. No, lo tengo tan interiorizado que no necesité abrir una sola pestaña de navegador para documentarme en internet, pero es que la historia me atrapó y no me dejaba despegarme de la página y el teclado.
Así se creó Zamagesti. Al final, la base científica y tecnológica de IA y smert cities que contiene se quedó minimizada a un barniz. Un barniz sobre el que he echado a correr a mis personajes: motos, drones, disparos, velocidad y mucha electricidad.
Estaré encantado de conocer qué os parece el relato. ¡Gracias por leer!
Las ecuaciones y modelos matemáticos pueden predecir el comportamiento de sistemas cada vez más complejos. Pero, ¿hasta qué punto la realidad responde a un esquema determinista?¿Está el libre albedrío de las personas sujeto a algún complejo sistema de ecuaciones o existe la libertad real? Con estas premisas he cocinado El libre albedrío, un nuevo relato dentro de la colección Mil Oniros ciencia ficción.
Muchos sistemas en la naturaleza se comportan según unas leyes deterministas. Por ejemplo, la Luna orbita alrededor de la Tierra no de una forma caprichosa, sino que sigue unos patrones que somos capaces de expresas en ecuaciones y, por lo tanto, prever su movimiento futuro.
Otros sistemas tienen comportamientos difíciles de predecir con precisión, pero que se ajustan a patrones generales. Por ejemplo, el vuelo de una abeja puede parecer aleatorio a simple vista pero, estudiado con suficiente perspectiva, responde a una lógica que puede más o menos ser descrita y explicada. Muchos dirán, de hecho, que la abeja no es libre, sino que actúa por instinto y de acuerdo a su rol dentro de la colmena.
Los seres humanos nos creemos libres. Sin embargo, muchas de las acciones que realizamos son involuntarias, automáticas, rutinarias o instintivas. Latir, respirar, bostezar, rascarse, comer, beber o dormir no parecen acciones sobre las que podamos elegir. Profundizando un poco más, al parecer los estados de ánimo tienen una base química y vienen a ser reflejo de un cierto cóctel hormonal. Si vamos al límite, ¿son nuestras decisiones realmente libres o son el resultado de una configuración específica de elementos físicos y químicos?
Estas reflexiones no son nuevas. Creo que desde que enfrenté de niño a la ecuación de «velocidad = espacio/tiempo» me pregunto qué otras cosas se pueden calcular y si acaso incluso lo extremadamente complejo, aleatorio a nuestros ojos, es un resultado que no podría ser de otra manera. Lo novedoso es que ahora he transformado esta inquietud en relato. El libre albedríoes el resultado de imaginar opciones, de reflexionar y, sobre todo, fantasear. Verá la luz el 30 de julio de 2022, con motivo de la lluvia de estrellas de las Delta Acuáridas, bajo la colección Mil Oniros ciencia ficción. La versión digital está ya en preventa al precio especial de 0,99 € solo hasta el 30 de julio. Puedes hacerte con él haciendo clic en la imagen de portada, o directamente aquí.
Os dejo la sinopsis a continuación:
¿Qué harías si formaras parte de un pelotón de fusilamiento?El soldado Alexei Snegov decidió no disparar. Esta elección precipita una serie de acontecimientos que conducen a Alexei a la remota base científica de Tiksi, al norte de Rusia. Con la guerra como trasfondo, el soldado descubrirá las avanzadas teorías del profesor Zorko y se verá abocado a participar en sus experimentos. La investigación, motivada por la posibilidad de desarrollar un arma definitiva, esconde sin embargo una realidad mucho más trascendente y que responde a una de las grandes preguntas. ¿Somos los seres humanos realmente libres?
Recuerdo escribir Las aventuras de Kai, una novela corta juvenil, en un PC multimedia. Yo tenía entonces 19 años y aquella historia debía ser el resultado del curso de creación literaria impartido por Consuelo Cerejido que realicé en la Universidad Popular de Alcorcón durante el año académico 1998/1999.
Tecleé las 17.000 palabras de aquella novelette en un ordenador Pentium a 120 MHz que cargaba Windows 3.11 y el procesador de textos Word 6. La máquina venía equipada con un lector de compact-disc (CD) y permitía algo tan maravilloso en la época como hacer sonar un disco a la vez que se trabajaba con las herramientas de oficina. Hoy en día esto no tiene nada de especial, pero en los años 90 podía considerarse casi un lujo.
Las aventuras de Kai fueron creadas con el album de estudio de Queen, llamado igual que la mítica banda de Freddie Mercury y editado en 1973. En casa tenía una edición en compact-disc, lo más puntero en la época en cuanto a música, calidad digital frente a los tradicionales vinilos o los cassettes.
Cuando comenzaba a sonar la canción My Fairy King, el cuarto corte del álbum de Queen, llevaba ya algo más de 10 minutos trabajando en el relato y solía haber encontrado esa inmersión en la escritura, ese estado de concentración profunda en el que es una delicia trabajar. Por eso My Fairy King solía pasarme desapercibida y nunca fue una canción que quisiera escuchar en bucle activamente, pero sí que debió marcar mi subconsciente. Y es que hay una serie de características que hacen mágica esta canción.
My Fairy King habla del mundo ficticio de Rhye inventado por el propio Freddie Mercury. Quizá por eso, en algún plano de conciencia, mi Fabularnia encajaba con Rhye. Fabularnia era el universo que inventé para albergar Las aventuras de Kai, y Rhye era el mundo de fantasía del cantante de Queen.
La canción, además, usa un piano magistral, unos coros grabados múltiples veces con la voz de Freddie y ese sonido de la Red Special del guitarrista Bryan May con ecos que resultan en una atmósfera onírica donde magia, hadas y fantasía toman cuerpo.
La estructura de My Fairy King es épica, con ese inicio de canción de paz y armonía en un mundo idílico que se trunca con un grito y una estrofa geniales en el minuto 1:25. Llega el caos, la lucha y el daño infligido al rey de las hadas y una parte instrumental que conduce hasta el final de la canción y nos deja la duda de si acaba así la historia. Yo creo que no, yo creo que nos pasa el testigo y nos invita a completarla nosotros. El rey de las hadas no puede acabar así; la magia, la paz y la armonía deberían ser restauradas. Por eso quizás esta canción anima aún más a escribir.
También, como curiosidad extra, deciros que el cantante de Queen decidió adoptar el apellido artístico de Mercury a raíz de esta canción. ¿Qué os parece?
Os he dejado el video oficial de la My Fairy King para que lo disfrutéis. Hacedlo a vuestra manera. Para mí esta canción es volver a tener 19 años y recuperar una forma de escritura aún inmadura, pero muy honesta y genuina. Escribir es algo mágico y algo fantástico.
Los Ignotus son los premios de referencia en España en literatura de género, que convoca la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, Pórtico. Incluye numerosas categorías y se premian las obras publicadas durante el año anterior. La característica principal, o la que a mí más me gusta, es que son premios que otorga la propia comunidad lectora. Es decir, los finalistas son elegidos de forma popular por todas las personas que conforman el censo electoral de Ignotus y que son lectores de ciencia ficción, fantasía y terror. No se me ocurre mejor jurado que la propia comunidad para elegir las mejores obras del año.
En esta edición, tengo varias obras «Ignotables» que han visto la luz a lo largo del año pasado, 2021, y que por lo tanto pueden ser votadas o propuestas por cualquier persona de la comunidad. Aquí las pongo, redoble de tambores mediante:
El jardín eterno, Joseto Romero. Colección Mil Oniros Ciencia Ficción, nº 1. Autopublicado en Amazon KDP. Candidato para la categoría de «mejor cuento» y mi apuesta personal más fuerte este año. Sabéis que la colección Mil Oniros Ciencia Ficción es el proyecto literario más ilusionante que estoy llevando a cabo, en colaboración con otros autores y autoras del género, y con el que queremos reivindicar la producción de ci-fi en español y el género del relato. Alcanzar un puesto de finalista con este cuento sería, además, un impulso para el conjunto de la colección y sus autores que me haría de verdad muy feliz.
El mercader de Venus vol. 3. Ciberpunk. Varios Autores. Editorial Con Pluma y Píxel. Candidato para la categoría de «mejor antología». Este libro viene a consolidar la serie de El mercader de Venus, una excelente iniciativa de Francisco Tapia-Fuentes que, de nuevo, impulsa la ciencia ficción en español y apuesta por el cuento como vehículo literario con plena vigencia. Somos varios los autores y, a estas alturas, diría que también amigos, que juntamos plumas en esta antología. Hago una incursión en el ciberpunk con el relato «La constante de Kaprekar».
La constante de Kaprekar, Joseto Romero, relato publicado en la antología El mercader de Venus vol. 3. Ciberpunk, editada por la Editorial Con Pluma y Píxel. Candidato a la categoría de «mejor cuento». Lo bueno de participar en una antología es que uno puede optar de manera conjunta al premio de mejor antología y, de manera individual, al de mejor cuento. En esta ocasión, mezclo los códigos del género negro con el ciberpunk y utilizo un concepto matemático, la constante de Kaprekar, como metáfora global de la historia.
Hasta aquí mi contribución a la literatura de género en 2021 y mis candidatos a los premios Ignotus 2022.
Por otro lado, y con el gorro de votante, estoy deshojando la margarita. En los próximos días decidiré qué obras propongo, pero entre las opciones que estoy valorando se encuentran otros títulos de la colección Mil Oniros Ciencia Ficción para la categoría de mejor cuento, la antología Aún podemos salvar la tierra. Cuentos sobre un futuro ecofeminista de Tinta Púrpura Editorial, los geniales librojuegos de la Agencia Kronos -Misión Pandemia y Misión Caribe- lanzados por Algar editorial del autor Jacobo Feijóo y que encajan a la perfección en la categoría de mejor libro infantil-juvenil, o el maravilloso podcast Donde nace la fantasía de Tatiana Herrero para la mejor producción audiovisual aficionada.
Como veis, ¡tengo todo preparado para sacar las palomitas y quedar atento a los resultados! Y tú, ¿tienes lista tu papeleta para los Ignotus?
En 2021, con motivo de mi cumpleaños, decidí corresponder a las felicitaciones con un cuento. Ahora, en 2022, quiero repetir la experiencia.
Lo primero, muchas gracias por tu cariño y por acordarte de mí el día de mi cumple. Aunque es mucho más apropiado ofrecer tarta, hasta que las impresoras 3D hagan realidad la «internet of food» y no permitan adjuntaros un buen trozo, optaré por invitarte a un archivo con letras. Para este año, he elegido mi cuento «Pretty women», un relato muy televisivo. ¡Aquí lo tienes! Puedes leerlo directamente o descargarte el PDF pinchando un poco más abajo.
¡Espero de verdad que te guste! Este año, además, he querido consolidar la idea del cumplecuento y darle su propio diseño a modo de colección. El formato incluye imágenes de portada creadas por inteligencia artificial. He actualizado «La neuromúsica del momento», el cuento que inauguró todo esto en 2021. Si te lo perdiste el año pasado, o si ya lo leíste pero quieres volverlo a disfrutarlo en su nuevo formato, ¡todo tuyo!
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Es algo que ya sabía pero de lo que aún no había tomado plena conciencia: escribo para cambiar el mundo.
Soy un escritor de géneros variados y temáticas diversas. Disperso mis obras en infantil, juvenil, realismo mágico, fantasía o ciencia ficción, entre otros.
Esta amplitud es maravillosa en cuanto a creatividad y diversión. Contar con un abanico de múltiples opciones, que además se dejan hibridar entre sí, hace muy estimulante la escritura.
Sin embargo, es algo muy complicado de gestionar en cuanto a imagen de autor, marca personal y en la promoción o marketing de mis obras. ¿Cuál es mi público objetivo?¿Cómo es mi lector ideal?¿Qué canales y redes sociales son más adecuados para mi perfil de autor?¿Qué imagen debo proyectar para conseguir mejores ventas?
El tipo de lector que puede disfrutar de los pliegues de Naksatrano es el mismo que se divertirá a tope con ¡Supercoche!, que apreciará el concepto de Nigredoo que hará volar su imaginación con el futuro expuesto en El jardín eterno. Todas ellas son obras orientadas, a priori, a perfiles lectores diferentes. Es cierto que una persona puede tener varias personalidades lectoras. Yo mismo disfruto la literatura juvenil, aunque hace mucho que dejé atrás la adolescencia, tanto como otras obras dirigidas a lectores adultos. Pero un catálogo tan dispar no deja de ser complicado a la hora de promocionar. En una librería, cada una de mis obras acabaría en una sección o estantería diferente. En internet, la distancia entre ellas puede ser aún mayor.
Por eso me parece tan interesante haber encontrado la pieza que los unifica, ese factor común que me ayuda a definir y a explicar a los lectores qué es eso que me mueve cuando escribo, sea el género que sea. Y es que escribo para cambiar el mundo. Así de sencillo. Así de ambicioso como objetivo, y a la vez muy humilde en cuanto al trabajo que supone. Quiero contribuir a crear un mundo mejor.
Escribo cuentos infantiles para hacer más felices a los niños. Quiero que los padres lean cuentos a sus hijos, que los peques disfruten de la fantasía. También me gusta que los niños aprendan a ser críticos pero, sobre todo, busco que se diviertan. Pongo especial cuidado en la estructura de los textos infantiles, en las relaciones de causa y consecuencia, en generar planteamientos claros, desarrollos lógicos y finales bien construidos y, siempre, siempre, felices. Los cuentos son diversión, pero también instrumentos con los que explorar la vida real y valiosas herramientas para crear y fortalecer vínculos afectivos con los niños. Un mundo con más cuentos infantiles será un mundo mejor. Estoy convencido de que los niños que han disfrutado de una buena cantidad de cuentos y del tiempo y dedicación que eso supone por parte de los padres son más felices y mejores personas de mayores.
Escribo realismo mágico porque es una manera excelente de generar contrastes y criticar, a través del ingenio, las cosas que no funcionan en nuestra sociedad actual.
Escribo ciencia ficción porque creo que la humanidad puede conseguir un futuro mejor. Me gusta crear historias que pongan en valor la ciencia y la tecnología, que muestren los avances que podríamos conseguir con esfuerzo, dedicación y recursos. Aunque en mis obras no escondo elementos distópicos o advertencias sobre las consecuencias de un uso inadecuado de los avances científico-técnicos, mi tono general es optimista. En ocasiones, me limito a mostrar una posibilidad, un concepto o una tecnología, y se lo entrego al lector para que imagine por sí mismo lo bueno y lo malo de su aplicación. ¿Cómo utilizaríamos avances médicos para la prevención, el diagnóstico, la curación o incluso la mejora artificial de la salud y las capacidades humanas?¿Qué movimientos sociales se generarán en la Tierra cuando nos dispongamos a lanzar una nave tripulada y sin retorno a las estrellas? En obras como Bacterrobot me descubro, además, en toda la amplitud de mi contradicción aprovechando la flexibilidad que ofrece la ficción interactiva.
La ciencia ficción me parece un género rebelde. Suele estar denostada quizá precisamente porque, en muchas ocasiones, la ci-fi habla de cambios, de evolución, de un futuro mejor. Y todo eso es algo que va en contra de los intereses de los que son poderosos, los que no quieren cambiar porque el estado actual de las cosas les beneficia enormemente. No en vano, la ciencia ficción está repleta de subgéneros que llevan el «punk» por apellido. Ciberpunk, Steampunk, Solarpunk… Y el punk asusta a los más acomodados.
Pero para mejorar el mundo no hace falta abanderar revoluciones. Las cosas pequeñas también suman. Un cuento que haga feliz a un niño cambia el mundo, a su escala y a su manera. Un librojuego que ayude a un adolescente a enfrentarse a decisiones complejas también contribuye. Una obra de ciencia ficción que advierta sobre los peligros nucleares juega su papel. Lo que estoy generando parece inmanejable en términos de marketing y eso me genera estrés como escritor que no acaba de apuntar a un nicho de mercado concreto, pero haber encontrado ese factor común me ha traído cierta paz.
El pasado 25 de diciembre de 2021 despegó con éxito, desde la Guayana Francesa, el cohete Ariane 5 que ha llevado al espacio el telescopio James Webb.
El lanzamiento tuvo lugar a las 13:20 del día de Navidad. Aproximadamente media hora antes, encendí la televisión con la intención de ver el despegue. Esperaba un programa especial en la televisión pública, con periodistas y personas expertas en astronomía. Pero ni la 1 ni la 2 lo retransmitían. Tampoco lo retransmitieron el resto de canales generalistas: ni Antena 3, ni Cuatro, ni Tele Cinco ni La Sexta. Buceé entonces en las decenas de canales que tengo disponibles en la televisión. Pero ninguno de ellos lo emitía.
Me resigné a verlo en YouTube. Sin periodistas españoles que me lo retransmitieran y de paso me contaran cuál había sido la contribución española en este inmenso proyecto, sin científicos de aquí que explicaran los objetivos de la misión, los estudios que acometería el telescopio James Webb una vez desplegado, los avances en ingeniería que se han llevado a cabo para construir una máquina tan maravillosa. Nada. Tan solo la señal de la NASA en crudo, con una presentadora y entrevistas a los principales responsables del proyecto y del lanzamiento, pero en inglés sin doblar. Me desilusionó ver cómo se ninguneaba un acontecimiento tan crucial, cómo se relegaba un proyecto científico milmillonario ya no a la segunda línea de la información, sino al ostracismo total, cómo se le arrebataba a millones de españoles la oportunidad de fascinarse con el espacio. En mayo de este mismo año se anunció la próxima creación de una Agencia Espacial Española. ¡Qué buena ocasión para poner estos temas en el candelero! Y qué pena dejarla escapar sin más.
Pero lo que más me entristeció de todo estaba por venir.
El canal de YouTube en el que pude seguir el lanzamiento del telescopio James Webb fue el de RTVE. Sí, ya puestos en internet probablemente otras emisiones (como por ejemplo la original de la NASA) hubieran ofrecido algo más de sal y pimienta, o por lo menos lo ofrecería con menor retardo y sin el molesto desfase entre imagen y sonido que sufría la retransmisión. Pero quise quedarme en RTVE por leer los comentarios de los otros espectadores en el chat desplegado a la derecha de la imagen y, de esta manera, poder participar de la ilusión del momento con mis paisanos.
Y ocurrió entonces. Me encontré algunos mensajes entusiastas, sí. Pero me desanimaron los otros mensajes. Por un lado, los de completa ignorancia sobre la misión. Algunos creían que se traba de enviar algo a la Luna, muchos preguntaban desorientados sobre detalles de la misión. Era evidente la necesidad de periodismo, la falta de información en aquel directo. Y, lo peor de todo: aparecieron los trolls. Personas, o perfiles con personas anónimas detrás, invadiendo el chat con mensajes desoladores: algunos cuestionaban la conveniencia de emprender aquel proyecto con todo lo que estaba pasando en el mundo, otros aprovechaban la ocasión para lanzar sus teorías conspiracionistas o negacionistas en relación a la COVID-19, y otros expresaban abiertamente su deseo de que la misión fracasara, que ojalá explotara nada más despegar, decían.
Por mucho que uno haya aprendido a ignorar a los trolls, estos comentarios hacen daño. A mí me ensombrecieron la ilusión con la que quería haber vivido el momento. Me saltaron todas las alarmas. Es urgente incorporar a los canales generalistas la divulgación científica. Hoy en día hay más facilidad que nunca para estar informados y, sin embargo, parece que el acceso a conocer la ciencia se nos aleja. En mi interior, me revolví. Me sentí bien por contribuir, desde mi posición de humildad, a la fascinación por la ciencia y la tecnología, tanto en mi faceta de ingeniero como en la de escritor. Pero me duele ver de una forma tan clara que el daño está hecho y avanza, y me gustaría poder hacer algo más en favor de la ilusión. En muchos ámbitos la ciencia se opina, se retuerce para que responda a según qué intereses e incluso se niega. Esto es horroroso, nos puede llevar a la perdición como sociedad. Me quedé preocupado.
Arianespace’s Ariane 5 rocket with NASA’s James Webb Space Telescope onboard, is rolled out in the rain to the launch pad, Thursday, Dec. 23, 2021, at Europe’s Spaceport, the Guiana Space Center in Kourou, French Guiana. The James Webb Space Telescope (sometimes called JWST or Webb) is a large infrared telescope with a 21.3 foot (6.5 meter) primary mirror. The observatory will study every phase of cosmic history—from within our solar system to the most distant observable galaxies in the early universe. Photo Credit: (NASA/Bill Ingalls)
Mientras escribo estas líneas, el James Webb sigue aproximándose a su destino, ese segundo punto de Lagrange, donde se desplegará. Hasta dentro de unos meses no estará completamente operativo. Espero que todo salga bien. Quizá el día que el James Webb demuestre que sí hay vida en otros planetas los infamativos dediquen un minuto al asunto.
En este vídeo os cuento lo principal sobre mi obra de ficción interactiva juvenil Bacter-Robot, editado por Octopus Red, en ocho preguntas. Una por tentáculo.
Inaugurar una colección así, en la que colaboramos un conjunto de autores de lo más interesante, es un verdadero privilegio. He querido que El jardín eterno refleje lo mejor posible las bases que han inspirado la creación de esta colección.
Por eso, quiero destacar en este artículo 5 características importantes en la colección y que quiero presentarte como 5 razones para leer El jardín eterno.
1. Puedes leerlo del tirón. Soy un defensor de la literatura breve. Como género, el cuento es flexible y potente, muy adecuado para experimentar en formatos y para explorar temáticas de una manera más ágil que la novela. Pero, sobre todo, invita a leerlo del tirón en una única sesión de lectura. Ofrece así al lector una experiencia de lectura completa, una historia con principio y fin, para disfrutar en un tiempo reducido. Un relato puede transformar un viaje en transporte público o una espera en el médico en un momento mágico.
2. Apoyas la ciencia ficción en español. ¿Te has preguntado alguna vez por qué todas las invasiones alienígenas parecen ocurrir en Estados Unidos? Aunque la ciencia ficción es un género muy rico y casi infinito, y a pesar del nuevo empuje oriental, todavía sufre un sesgo hacia el mundo anglosajón. No en vano, los lectores americanos lo han tratado bien: han leído y consumido historias de ciencia ficción desde su concepción como género moderno, creando un mercado adecuado para el lanzamiento de las primeras publicaciones y revistas pulp. Leer relatos como El jardín eterno —o como cualquier otro de la colección Mil Oniros— es apoyar la ciencia ficción en español. Con suerte, conseguiremos traer a los aliens a nuestro país. He ambientado El jardín eterno en lugares como Huesca, la zona norte de Madrid o el Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Robledo de Chavela.
3. Podrás descubrir nuevas propuestas científicas y tecnológicas. Algunos avances como la llegada del hombre a la Luna o la utilización de satélites en órbita geoestacionaria fueron anticipados por autores de ciencia ficción, años antes de que se hicieran realidad. En El jardín eterno, propongo un modelo de nave espacial totalmente distinta a la clásica nave de fuselaje metálico. Podrás encontrar esta y otras propuestas, con diferentes grados de rigor científico, en las diferentes historias de la colección.
4. Verás un mensaje ecologista. Aunque no hay más que ver el telediario para atar cabos y concluir que ya estamos inmersos en medio del cambio climático, en ocasiones es necesario tomar distancia para ver la situación en perspectiva. La ciencia ficción juega de manera muy habitual a ponernos en esa situación de alejamiento, de distancia, y a mostrar futuros alternativos. En El jardín eterno, el medio ambiente no es protagonista, pero sí un escenario que los personajes asumen como cotidiano sin grandes dramas y que, a nuestros ojos, puede impactar. ¿Acaso no estamos ya en una situación de degradación ecológica difícil de aceptar hace un par de generaciones?
5. Mujer, mayor y protagonista. Una ficción con personajes atléticos, machos, jóvenes, guapos y capaces de las más arriesgadas maniobras es, desde luego, una opción genial de entretenimiento. Pero no debe ser la única. La protagonista de El jardín eterno es mujer. Pero no es una mujer sexy que maneja una espada láser con gran habilidad. Tampoco responde al arquetipo de joven, guapa e inteligente. Es una doctora (inteligente, eso sí) de alrededor de sesenta años de edad. Y es la protagonista. Quizá, a día de hoy, son muy pocas las apuestas de las grandes productoras de contenidos por historias protagonizadas por personajes fuera del núcleo jóven-guapo/guapa. Pero lo que de verdad me interesa es la apuesta que hagas tú, que a fin de cuentas eres quien va a leer el libro. Quiero reivindicar las mujeres mayores como protagonistas de gran interés. La historia que se cuenta en El jardín eterno, además, no podría funcionar de otra manera.
Espero que estas 5 razones para leer El jardín eterno se transformen en 5 motivos por los que has disfrutado de su lectura. Son, también, 5 buenos motivos que he tenido yo para escribirlo. Te lo dejo aquí con todo mi cariño.
Estamos acostumbrados a ver grandes naves espaciales con fuselajes metálicos en las películas de ciencia ficción. Siempre me han parecido versiones adaptadas de barcos de guerra. Estéticamente funciona, desde luego, y me encanta. Pero cuando uno se cambia las gafas de fan incondicional por las de crítico con carácter científico, se da cuenta pronto de lo poco conveniente de construir grandes estructuras de metal para hacer naves. Normalmente, el metal se encuentra accesible en los planetas, por lo que primero hay que extraerlo de una mina y, después, ponerlo en órbita. Todo esto consume muchos recursos y energía: el metal no es precisamente ligero. Sin embargo, ahí arriba, en el Sistema Solar, disponemos de miles de asteroides de tamaños compatibles con esas grandes naves espaciales. Estas enormes rocas espaciales se encuentran libres de la atadura gravitatoria de un planeta, por lo que es mucho más sencillo y barato lanzarlas a surcar el espacio. Además, proporcionan un buen fuselaje de protección contra radiaciones. En mi obra infantil-juvenil de ficción interactiva ¡Supercoche!, en una de las ramificaciones, un personaje menciona el proyecto de convertir un asteroide en una nave espacial.
Ahora, publico El jardín eterno, un relato de ciencia ficción que explora un paso más en este concepto.
Con este relato he entrado en algunas cuestiones propias de la ciencia ficción, como los viajes espaciales interestelares o la importancia de la ecología. Para la portada, he elegido una representación artística de Oumuamua, el primer asteroide interestelar que se ha descubierto y sobre el que se especuló, incluso desde la ciencia seria, sobre la posibilidad de que se tratara de una nave espacial extraterrestre (créditos: European Southern Observatory. ESO/M. Kornmesser).
Alberto García obró su magia para generar un diseño chulísimo y conjugó la imagen de Oumuamua para crear la portada. Y es que en este caso el diseño cobra especial importancia, porque El jardín eterno inaugura toda una nueva colección de relatos: Mil Oniros Ciencia Ficción. Estoy muy ilusionado con esta colección y con el increíble grupo de personas que están colaborando en ella. Prometo contaros novedades según se vayan produciendo.
De momento, puedes encontrar El jardín eterno en este enlace.
Esta antología de ciencia-ficción, con temática ciberpunk, es muy especial para mí. Y no solo porque participo con un cuento. También, porque lo hacen otros compañeros y amigos escritores con quienes comparto camino. Venimos a formar una familia literaria con epicentro en la figura de nuestro genial editor, escritor y amigo Francisco-Tapia Fuentes.
El video de la presentación en la ARE deja ver esa buena relación que mantenemos. Es importante escribir, pero más aún lo es disfrutar del oficio de escritor. Publicar en Con Pluma y Píxel garantiza una buenísima experiencia.
¡Gracias a todos por este rato tan bueno! Y no me enrollo más, que querréis ir directos al vídeo:
El guión largo o raya de diálogo (—) se utiliza en escritura para indicar tanto los diálogos de los personajes como para realizar incisos. Este signo de puntuación, aunque es esencial en la creación literaria, no suele ser sencillo de obtener en los procesadores de texto más habituales.
Suelo utilizar el sistema operativo Linux para escribir —como ya conté en este artículo—, y por eso en su momento tuve que buscar la forma más cómoda de insertar la raya de diálogo en mis textos. Y, ¡tachán! Encontré una manera estupenda para solventar este problema definitivamente.
Hace poco grabé, a modo de tutorial, un pequeño vídeo en el que explico cómo realizar la configuración. Os lo dejo aquí, para que podáis, si queréis, aplicar el mismo truco. La solución es universal, vale para cualquier procesador de textos que utilicéis: en el vídeo lo pruebo en LibreOffice Writer y en GoogleDocs.
Aplica en Linux y soy consciente de que la mayoría de escritores utilizáis Windows o Mac. Pero bueno, también la mayoría de escritores parecen tener gato y yo no. Si sois de los poquitos que usan Linux, seguro que os resulta útil.
Además, como bonus extra, os dejo enlace a un artículo que explica las reglas del correcto guionado de diálogos. En mi experiencia como lector de borradores y de jurado en concursos literarios, me he encontrado muchas veces con textos que puntúan mal todos y cada uno de los diálogos que contienen. Gracias al videotuturial de arriba y al artículo que os enlazo a continuación, ya no tendréis excusa: Taller literario Axxón – Guionado de textos.
Durante los meses de marzo y abril de 2020 fui jurado de la serie de concursos semanales de microrrelatos organizados por Covadonga González-Pola, directora de la Escuela Tinta Púrpura, a través de Instagram. En mayo de ese mismo año grabé un vídeo que, sumando al bagaje que tenía en literatura breve con la experiencia como jurado, me atreví a titular «Cómo ganar un concurso de microrrelatos». El vídeo se emitió en el grupo de Facebook de la Escuela Tinta Púrpura como una de las muchas actividades que Covadonga puso en marcha en pleno confinamiento por el Covid-19. Hoy, casi un año después de aquello, quiero recuperarlo para todos los lectores que os acercáis a mi web. Creo que los puntos tratados son importantes para conseguir buenos microrrelatos, espero que os resulten útiles.
La experiencia en este concurso fue especial. Trabajé muy cómodo y con mucha libertad con Covadonga. Cuando me propuso ser jurado me pareció de lo más interesante por dos razones principales. La primera, porque el microrrelato es un género que me encanta, como lector y como escritor. La segunda, porque para mí Covadonga es una referencia en literatura y es un privilegio colaborar con ella.
El pasado sábado 27 de marzo de 2021, el canal de Librojuegos publicó en YouTube la conversación que tuve con su administrador, Juan Pablo Fernández del Río.
Juan Pablo es uno de los mayores expertos en librojuegos del país. Tuve la suerte de conocerle hace unos años, junto con otros compañeros aficionados a la ficción interactiva. Gracias a su labor de difusión, aquellos que disfrutamos con las primeras obras del género en los años ochenta estamos reviviendo, ya de adultos, la magia de los librojuegos.
En la conversación con Juan Pablo repasamos algunos de los títulos y de las colecciones que más nos gustaron de pequeños. Me encantó hablar de Odisea en el Hiperespacio, El desafío de Robin Hood o Superordenador de la mítica colección de Elige tu propia aventura, y también de otras colecciones de nuestra infancia como El reto de las galaxias o La máquina del tiempo.
También, y a modo de entrevista, Juan Pablo quiso comentar algunas de mis obras. En particular, hablamos de ¡Supercoche! y, sobre todo, deBacter-robot. Para mí son dos obras muy especiales porque son a la vez ficción interactiva y ciencia ficción. Espero que todos los aficionados al género, lectores y escritores, disfrutéis de esta entrevista tanto como yo disfruté charlando con Juan Pablo. No puedo dejar de recomendaros el canal de Librojuegos en YouTube y, por supuesto, la propia web de Librojuegos.org donde podréis conocer tanto novedades como clásicos y disfrutar de estos libros tan especiales.
El pasado 23 de marzo recibí numerosas felicitaciones por mi cumpleaños. Sobre todo a través de llamadas, mensajes de Whatsapp y de Facebook. En esta ocasión, quise corresponder a todas esas muestras de cariño regalando un cuento a todas las personas cercanas y a los lectores que se acordaron de la fecha. Quiero, también, dejar aquí ese cuento de obsequio para todos los que se acerquen a esta web.
El cuento que he elegido es «La neuromúsica del momento», creado gracias al tándem literario que vengo compartiendo con los escritores Juan Miguel Lorite y Eduardo Fraile, y en el que exploro lo que podría ser un siguiente paso de la realidad virtual.
Gracias por estar ahí, espero que disfrutéis de la lectura de «La neuromúsica del momento». Me encantará conocer vuestros comentarios. Aquí os dejo el relato para descarga.
Es una alegría ver publicado el segundo volumen de El mercader de Venus. Por varias razones. Una de ellas, por supuesto, es que estoy encantado de participar de nuevo con un relato. Pero quizá la más importante es que este segundo volumen da continuidad a la antología original, con lo que esto supone: tenemos una colección dedicada a los relatos de ciencia ficción en nuestro país. Una colección que apuesta por autores españoles, por un género fabuloso como es la ciencia ficción y por el formato de relato corto, que tantas opciones ofrece. Por eso, hay que reconocer la labor del editor, escritor y amigo Francisco Tapia-Fuentes, quien ha coordinado la antología.
La ciencia ficción cumple muy bien con su labor de entretenimiento. En esta antología queda más que demostrado. Pero, además, es una herramienta perfecta para reflexionar, para tomar perspectiva y mirarnos con otros ojos, con cierta distancia, y evaluar qué nos deparará el futuro y qué tal estamos haciendo las cosas en el presente. Tras un año 2020 tan convulso, e inmersos aún en una situación complicada en los inicios de este 2021, la reflexión es sin duda una buena manera de encontrar una posición desde la que vivir y actuar.
Ya sea por pasar momentos agradables y de diversión, o bien por atraer ese estado de reflexión, agarrar un libro como El mercader de Venus vol. 2 es una excelente idea.
A continuación, os dejo la relación de historias y sus autores que encontraréis en este libro:
Perihelio de Plutón, por José del Caño
Silencio, por Marco Granado
Las noches de Calisto, por Juan Pablo Fernández del Río
Innombrable, por Unari E.S.
Hellow Fellow, por Daniel Vargas
El objeto Gilaed, por Joseto Romero
Doppelgänger, por Jacobo Feijóo
Normas y ordenanzas, por Francisco Tapia-Fuentes
Inversión de probabilidad, por Fernando Lafuente Clavero
En 2017 puse a la venta en Amazon la antología de relatos Naksatra y comencé así mi experiencia en la autopublicación en plataformas digitales. También en 2017 los escritores Alberto Meneses, Miguel Ángel Alonso Pulido y Jaime Blanch lanzaron el podcast Charlas de autopublicación. Desde el primer momento se convirtió en uno de mis programas de referencia. Por aquel entonces había pocos podcasts que hablaran en profundidad del mundo de la escritura independiente. Por eso ha sido muy especial para mí inaugurar como invitado la quinta temporada de Charlas de autopublicación junto a Alberto, Miguel Ángel y Jaime.
Estos tres escritores me han abierto las puertas de su casa digital y de su audiencia y, además, me invitaron a hablar de dos de mis temas favoritos en literatura: la escritura de cuentos infantiles y la creación de librojuegos.
La charla fue de lo más agradable. Hablar con otros escritores es muy gratificante, más aún cuando uno puede aprender tanto de ellos, y espero haber aportado ideas y consejos de provecho para otros escritores de mi experiencia en la creación de obras como La bruja Maruja y su castillo, Zodiana, la estrella viajera, ¡Supercoche! o Bacter-robot.
Os dejo a continuación la referencia a este primer episodio de la quinta temporada de Charlas de autopublicación dedicado a la literatura infantil y a los librojuegos. Espero de verdad que lo disfrutéis.